miércoles, 12 de julio de 2017

La confianza empresarial sube en toda España excepto Murcia y Canarias

MADRID.-La confianza de los empresarios para el tercer trimestre del año crece en quince comunidades, sobre todo en Murcia, donde se incrementa el 7,4 %, y sólo baja en Murcia (-2,2 %) y Canarias (-0,2 %).

Según el Indicador de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA) elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la confianza de los empresarios españoles ha mejorado un 2 % de cara al tercer trimestre de 2017 por las mejores expectativas a corto plazo respecto a la marcha de sus negocios.
Donde más crece ese índice es en Extremadura (7,4 %), Cantabria (6 %) y Baleares (5,8 %), mientras que sólo se reduce en las ya citadas de Murcia y Canarias.
Porcentualmente, los empresarios que se declaran más optimistas con la vista puesta en el verano son los baleares, ya que el 33,8 por ciento cree que le irá mejor y sólo el 11,3 % teme que le vaya peor.
Frente a ellos, los más pesimistas son los riojanos: el 16,7 por ciento espera que le vaya bien y el 17,7 % estima que le va a ir peor que el trimestre anterior.
El balance medio de expectativas (saldo entre respuestas favorables y desfavorables) ha sido positivo al situarse en 7,7 puntos -aunque baja 1,6 puntos con respecto al segundo trimestre-, cifra que en Baleares se eleva hasta 22,5 y que en Cataluña alcanza los 20,2.
Sólo es negativo el saldo en La Rioja (-1 punto), donde hay un mayor porcentaje de empresarios pesimistas que optimistas.
También ha preguntado el INE sobre el trimestre que ha finalizado, con un saldo a favor de los optimistas de 7,5 puntos, más elevado en autonomías como Cataluña (29,2), Baleares (17,2) y País Vasco (10,2).
En el lado opuesto, el saldo más reducido se da en Asturias (1,7), Galicia (1,9) y La Rioja (2,1).

Agricultores españoles critican el vuelco de fruta ante el consulado español en Perpiñán

MADRID.- Los agricultores españoles han mostrado su rechazo por las protestas de agricultores franceses ayer ante la sede del consulado de España en Perpiñán, realizadas ayer para denunciar los bajos precios del producto español.

Varias decenas de agricultores y viticultores franceses protestaron de nuevo este martes frente a la puerta del consulado español con el vuelco de varias toneladas de melocotones franceses, sobre los que colocaron simbólicamente una bandera del país.
Desde la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (Fepex), Miguel Ángel Gómez, miembro del Comité de Fruta de Hueso y gerente de dicha asociación en Extremadura, ha sugerido a los productores franceses que comparen los precios en los mercados de España, Francia o Alemania, y "verán que no se hace dumping".
"No es un problema de que queramos vender más caro o barato, es que la ley de la oferta y la demanda desapareció y el sector está en manos de las grandes cadenas de distribución", ha afirmado Gómez.
Para el presidente del Grupo de Trabajo de Fruta de Hueso de Cooperativas Agro-alimentarias, Javier Bassols, este tipo de protestas "no es la solución", "en un mercado abierto, todos tienen derecho a vender donde sea".
En este sentido, Bassols ha recordado la continuada entrada desde Francia de leche y patata vieja -que se vende en España a precios inferiores- y no se ha traducido el "tipo de acciones" que suele desarrollar sindicatos agrícolas como el francés Fnsea: "Esta campaña está siendo muy floja de precios y estas protestas en Francia sólo ahondan el problema que atraviesa el sector".
Desde la organización agraria COAG, su secretario general, Miguel Blanco, ha exigido a la Unión Europea "sanciones ejemplares al Gobierno francés y a los protagonistas de los actos de violencia", ya que "debe garantizar de forma efectiva y contundente la libre circulación de mercancías en suelo francés".
"Este tipo de actuaciones es intolerable", según Blanco, quien ha insistido en que "la crisis de precios la sufren los productores franceses y españoles" y "en el trasfondo hay una estrategia meramente comercial" de las "grandes cadenas de distribución, principalmente francesas, que abusan de su posición de dominio para apartar a la producción española del mercado comunitario".
El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Lorenzo Ramos, ha asegurado que "no se puede hablar de competencia desleal de la fruta de hueso española" y más en una campaña "ruinosa de precios".
"Los productores franceses tienen derecho a manifestarse, pero deberían respetar más a los productores españoles y trabajar todos en la misma dirección", ha sentenciado Ramos.
España remitió ayer por la tarde una nota verbal de queja al Ministerio francés de Exteriores y dos cartas a los de Agricultura e Interior en las que se trasladaba "el malestar" de la Embajada española y se pedía que se actúe "para evitar estos actos en el futuro".

La compraventa de viviendas bajó este mayo en la Región

MADRID.- La compraventa de viviendas subió en el mes de mayo en catorce comunidades autónomas, especialmente en Castilla-La Mancha, el 39,4 por ciento, Baleares (36,7 por ciento) y Asturias (36,2) y sólo descendió en La Rioja, Murcia y Galicia.

Según la Estadística de Transmisiones de Derecho de la Propiedad (ETDP) publicada hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el mes de mayo se inscribieron en los registros de la propiedad 166.093 fincas, un 10,1 por ciento más que en el mismo mes del año anterior, mientras que la compraventa de viviendas ascendió a 44.782, un 23 por ciento más en variación anual.
Además de las subidas más significativas de Castilla-La Mancha, Baleares y Asturias, la compraventa de vivienda también creció de forma importante en Aragón (34,9 por ciento), Comunidad Valenciana (32 por ciento) y Cataluña (30,5 por ciento).
Por contra los menores aumentos se dieron en Castilla y León, 1,2 por ciento y País Vasco, 8 por ciento.
Tres comunidades registraron descensos: La Rioja, donde la compraventa de vivienda cayó el 30,1 por ciento; Murcia, con retrocesos del 12,9 por ciento y Galicia, donde bajó el 2,6 por ciento.
En cuanto a las fincas transmitidas inscritas en los registros de la propiedad por cada 100.000 habitantes, Aragón alcanzó los valores más altos (699), seguido por La Rioja (686) y Castilla y León (627).
En el capítulo de fincas transmitidas, urbanas y rústicas, la tasa de variación anual más elevada corresponde a la Comunidad de Madrid (25,8 por ciento) por delante de Asturias (19 por ciento) y Extremadura (16,7 por ciento).

El PSOE apoya a los examinadores de tráfico tras su anuncio de huelga indefinida

MADRID.- La portavoz del grupo parlamentario socialista, Margarita Robles, ha manifestado hoy su apoyo al colectivo de examinadores de tráfico que ha decidido convocar huelga indefinida desde el 4 de septiembre ante lo que consideran son incumplimientos del Gobierno.

Los examinadores, que desde hace semanas realizan paros todos los lunes, martes y miércoles que han obligado a suspender decenas de miles de pruebas, anunciaron ayer una concentración el próximo 25 de julio y una huelga indefinida para septiembre.
Al colectivo no le bastan las 500 plazas que ha aprobado el Consejo de Ministros, pues reclama un complemento específico acorde con las características del puesto: elevada complejidad técnica, peligrosidad, penosidad y gran responsabilidad dentro de la seguridad vial.
El grupo socialista, en un comunicado, se ha solidarizado con los examinadores y su portavoz en la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible, Pablo Bellido, ha recordado que se han aprobado ya cuatro proposiciones no de ley en apoyo a los examinadores y de las autoescuelas, dos de las cuales impulsadas por el grupo socialista.
Bellido ha insistido en que faltan examinadores y que los que hay "están desincentivados", y ha indicado que "solo se necesitan unos 2,5 millones de euros para cumplir con el compromiso que el Gobierno adquirió en 2015".

Hoy será un día más que caluroso en la Región de Murcia

MURCIA.- La Región alcanzó este miércoles los 41ºC en la zona del Altiplano, 38ºC en el Noroeste y 39ºC en Murcia capital, según datos de la Agencia Estatal de Metereología (Aemet). En el litoral, las temperaturas fueron más moderadas y apenas sobrepasaron los 33ºC.

Hoy se esperaba un día más que caluroso en la Región de Murcia, según la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ya que se iban a superar los 40º en puntos de la comarca del Noroeste donde estaban en alerta naranja.
El aviso se extendía desde las 12.00 a las 20.00 horas; la misma franja horaria que los avisos amarillos en el Altiplano, Vega del Segura, Valle del Guadalentín, Lorca y Águilas.
Se esperaban alcanzar los 39º en el Altiplano y los 38º en la Vega del Segura, Valle del Guadalentín, Lorca y Águilas.

Mañana jueves 13 de julio la comarca del Altiplano continuará con aviso amarillo por temperaturas que pueden llegar a los 38 grados. Y es que en zonas de Altiplano y del Noroeste se podrán alcanzar los 39ºC de máxima en las horas centrales del día, entre las 12.00 y las 19.00 horas. 
Según la Aemet, en Murcia y Cartagena se alcanzarán los 37ºC, y en Cartagena las máximas descenderán hasta los 31ºC.
La Aemet prevé para este jueves cielos poco nubosos, con brumas e intervalos de nubes bajas matinales en el litoral. En el interior, habrá chubascos aislados y dispersos en las sierras del interior, con posibilidad de algún chubascos asilados y dispersos en las sierras del interior. 
Las temperaturas mínimas subirán en el Noroeste, y las máximas descenderán en el interior. Los vientos serán de componente este flojos.

'Navantia' prepara un plan de bajas pactadas para rejuvenecer la plantilla

MADRID.- Navantia inicia nueva etapa para intentar paliar las pérdidas que acumula. La empresa pública ha nombrado otro equipo directivo con Esteban García Vilasánchez en la presidencia. Y el primer paso es elaborar un plan estratégico con tres ejes: un inventario de la carga de trabajo de los próximos años; la incorporación de nuevas tecnologías; y un programa de bajas voluntarias incentivadas para los más mayores, que se sustituirán con nuevas contrataciones para rejuvenecer la plantilla. El 68% de los 5.283 empleados tiene más de 50 años, según recuerda hoy El País.

Los nuevos cuadros de mando de Navantia, empresa propiedad de la Sepi —el conglomerado de inversiones industriales del Estado—, trabajan ya para elaborar un plan estratégico que intente contener las recurrentes pérdidas en los astilleros. Un calendario de negociaciones va a ser trasladado en los próximos días a los sindicatos, y este servirá de base para comenzar un diálogo que debería empezar después del verano y concluir a finales de año. Todavía no se tienen los números cerrados, que se determinarán en los pactos que se suscriban con las centrales sindicales. Sin embargo, algunas fuentes cercanas lo cifran en varios centenares de bajas voluntarias incentivadas, cuyo número podría ir en aumento si se logran firmar los contratos pendientes de Arabia Saudí y Australia.
El reto de contener las pérdidas de los astilleros será importante. Desde que se constituyó Navantia allá por el año 2005, la empresa no ha presentado ganancias ni un solo ejercicio salvo en 2007, cuando presentó un beneficio de 195.000 euros. Solo en el año pasado registró números rojos por valor de 229 millones de euros. Es más, entre 2011 y 2016 se observa una peculiaridad: cuanto más aumenta el importe neto de cifra de negocio, las pérdidas resultan todavía mayores. Es decir, parece que hasta ahora la empresa ha estado consiguiendo trabajo a pérdida. Sin embargo, el empleo que sostiene en las provincias donde está emplazado se considera vital. De ahí los renovados esfuerzos para reforzar la sostenibilidad de Navantia.
Fuentes sindicales esperan que las conversaciones con la empresa representen el comienzo de una nueva etapa tras un periodo en el que, bajo la presidencia de José Manuel Revuelta, las relaciones se enturbiaron. Hasta el punto de que CC OO acusó a la presidencia de engañarlos y tumbó en los tribunales el último convenio colectivo.
Fuentes próximas a la empresa corroboran que el nuevo equipo trabaja bajo la consigna de restablecer una interlocución fluida y cordial con las federaciones sindicales. Dentro de este marco, está previsto entablar un diálogo con los ministerios implicados para buscar la mejor forma de rejuvenecer la plantilla sin recurrir obligatoriamente a prejubilaciones. La legislación abre la vía a varias fórmulas, entre ellas las bajas incentivadas. 
A la vista de la pirámide de edad de la fuerza laboral, en principio se ofrecerá este esquema, aún en estudio, a varios centenares mayores de 61 o 62 años que quieran acogerse. La plantilla cuenta con un 68% de trabajadores que supera los 50 años. De los 5.283 efectivos propios, Navantia solo emplea a 139 trabajadores menores de 35 años. Y precisamente hace falta personal joven para adaptarse a las tecnologías de los astilleros 4.0, una iniciativa que consiste en digitalizar y automatizar más los procesos. Por este motivo, la mayoría de las bajas serán reemplazadas con personal joven.
Frente a los planes del anterior presidente de llevar a cabo un ajuste fuerte de plantilla — frenados en reiteradas ocasiones por el Ministerio de Hacienda y la Sepi—, la idea ahora es mantener abiertos todos los centros y la plantilla. No tiene sentido que se apruebe algo que no esté pactado con los sindicatos, explican.
Entre las opciones contempladas por empresa y sindicatos, se baraja que una parte de los jóvenes que se incorpore pueda presentar un perfil ya formado, y que otro grupo más nutrido acceda mediante contratos de relevo. Los números podrían oscilar bastante, según la marcha de las negociaciones y, sobre todo, en función de la carga de trabajo.
De acuerdo con estas fuentes, si finalmente se obtiene el contrato con Arabia Saudí para construir cinco corbetas, entonces la carga de trabajo se duplicaría y la cifra manejada de bajas incentivadas que serían sustituidas por jóvenes podría incluso superar el medio millar. La última visita a Ryad del presidente de Navantia ha inspirado confianza.
Al mismo tiempo, la compañía está discutiendo con el Ministerio de Defensa y otros departamentos los encargos concretos que tendrá en los próximos años. En definitiva, se trata de intentar garantizar la viabilidad ahora que la economía mejora.

La negociación del contrato con Arabia Saudí, en su recta final

El ramadán y el cambio de heredero —el hijo del rey, Mohamed Bin Salman, ha sustituido a su primo, Mohamed Bin Nayef— han mantenido casi paralizada la Administración saudí durante más de un mes, pero no han interrumpido las negociaciones sobre la venta de cinco corbetas de Navantia. El viceministro de Defensa saudí, Mohamed Al-Ayesh, visitó la semana pasada Madrid, donde se reunió con la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y el secretario de Estado, Agustín Conde. Esta es, para el Gobierno español, la principal prueba de que el contrato sigue adelante y ha superado las dudas surgidas tras el viaje a Riad del presidente estadounidense, Donald Trump, quien negoció en mayo pasado ventas de armas por casi 100.000 millones de euros, incluidas fragatas.
El contrato está siendo analizado por una comisión saudí de alto nivel. Entre los flecos pendientes están las obras que habrá que acometer en el puerto de Yedá, donde tendrán su base las corbetas, después de que la Marina saudí decidiera trasladarlas al mar Rojo renunciando a su idea inicial de emplazarlas en Jubail, en el golfo Pérsico.
Una vez que la comisión emita su informe, previsiblemente favorable, solo faltará firmar el contrato, aunque nadie se atreve a vaticinar cuánto puede demorarse en un régimen cuya ley suprema es la voluntad del Monarca. Por eso, fue el propio Felipe VI quien viajó en enero a Riad para darle un impulso definitivo.
Fuentes de Navantia reconocen que el futuro de la empresa depende en gran medida del contrato con Arabia Saudí. No solo se trata de la mayor exportación de armamento español de la historia, por unos 3.000 millones de euros, sino que supondrá cinco años de trabajo (siete millones de horas y unos 2.000 empleos directos) para los astilleros de la Bahía de Cádiz y Ferrol (La Coruña). Navantia se encargará de mantener los buques durante su ciclo vida y la Armada española de instruir a 400 marinos saudíes, una relación a largo plazo.
La segunda gran operación internacional en la que está embarcada Navantia es la construcción de nueve fragatas para Australia por 20.000 millones, por la que compite con la italiana Fincatieri y la británica BAE Systems. Los buques serían construidos por la filial de Navantia en Australia, pero para la matriz española representaría una importantísima carga de trabajo, sobre todo en ingeniería.
Si logra ambos contratos, Navantia podrá encarar con optimismo el futuro y sobreponerse a fiascos como el del submarino S-80, un programa en el que se han invertido ya 1.800 millones y del que, tras corregirse sus problemas de sobrepeso, aún se desconoce cuál será su coste final.

Del ‘pelotazo’ a la gestión profesional del ladrillo

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MADRID.- Esta es la historia de un cóctel con muchos ingredientes que precisan de ser enumerados: a un lado, una dosis de crecimiento económico tras una crisis aberrante que ha golpeado al consumo, una pizca de tipos bajos de interés y un manojo de ahorradores con dinero fresco en busca de rentabilidad; al otro, unas gotitas de turismo descontrolado, pinceladas de precios de la vivienda en aumento en zonas muy concretas de España (Barcelona, Madrid, Ibiza) y un buen chorro de apartamentos turísticos en esos barrios con demanda potente, según un amplio informe de https://www.elindependiente.com.

¿Da la suma una burbuja inmobiliaria como la de hace diez años, todavía en el corazón de la crisis económica nacional? Todos los expertos consultados niegan la mayor. “No hay nada que no haya ocurrido antes en otros ciclos inmobiliarios”, razona José Antonio Pérez Ramírez, director de Cátedra Inmobiliaria del Instituto de Práctica Empresarial (IPE), con sede en Málaga. “Aunque teniendo en cuenta la virulencia de la caída y después de tantos años sin operaciones razonables, es normal que la recuperación traiga sorpresas”.
Escasea la vivienda donde hay demanda y donde no, las viviendas terminadas están ahí, “pendientes de que la cosa se recupere para que alguien lo disfrute”, añade Pérez Ramírez. De hecho, los bancos tratan de vender su stock a la desesperada, anunciando descuentos imposibles. “En mi opinión no hay ahora mismo en España una burbuja inmobiliaria que sea ni remotamente comparable a lo visto en el período 1997-2007”, opina Juan Carlos Barba, uno de los economistas del apocalipsis. “No hay expansión crediticia, el crédito ha subido solo muy levemente desde los mínimos que observamos en los años 2013 y 2014. Sin esto, la burbuja no es posible”.
“Sin embargo”, concede Barba, “sí que existen unas cohortes de personas relativamente jóvenes que se están metiendo en la vivienda con la finalidad de ponerla luego en alquiler: ahí sí que hay repuntes fuertes de precios, sobre todo en las grandes ciudades, donde se juntan el impacto turístico con la juventud, más reacia a comprar vivienda después del castigo que sufrieron muchos de los que compraron en la etapa final de la burbuja inmobiliaria”.
“Madrid vive un fenómeno generalizado de subidas de precios de alquiler”, explica el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible (Urbanismo), José Manuel Calvo, de Ahora Madrid. La recién acabada fiesta del World Pride dio buena cuenta de ello. “El crédito no fluye por las reticencias de la banca. La demanda crece, pero no tanto. Lo que sube indiscriminadamente son las expectativas de demanda”, advierte Calvo. “Esto no es lo mismo que la demanda real: los fondos están adquiriendo inmuebles enteros en toda la ciudad y en el centro se disparan los alquileres por la burbuja turística que vivimos”.
La recuperación económica -que se adivina pero no se ve- y el contexto de tipos de interés bajos tienen un “doble efecto”, apunta Julio Gil, socio director de Horizone y tenido por uno de los mayores expertos en cuestiones inmobiliarias. “Endeudarse comprando vivienda sale más barato y crecen las inversiones alternativas a las finanzas de riesgo bajo”. ¿Quién demanda vivienda? “Sectores de clase media-alta en zonas prime de ciudades con un dinamismo económico más grande, donde la oferta es mayor y la rentabilidad también”.
Por lo tanto el boom o como se quiera llamar a este fenómeno es algo básicamente muy localizado en España: Madrid, Barcelona, zonas muy concretas del litoral mediterráneo (con la Costa del Sol en cabeza) y otras localidades turísticamente masificadas como Ibiza. Gil reniega del término burbuja. “Las expectativas de los promotores de suelo superan de lejos al mercado real. En la costa actúan inversores extranjeros. Y la recuperación inmobiliaria es mucho menor en las proximidades de los grandes núcleos urbanos, por ejemplo a 25 o 30 kilómetros de Madrid, donde la burbuja que estalló en 2007 tuvo mucha repercusión”.
“Hay burbuja en operaciones financieras de capital internacional entrante en España. Compraventas de activos, socimis, empresas, paquetes, matrices…. y bienvenida sea esa burbuja”, admite José Antonio Pérez Ramírez, del IPE. Para este académico del ladrillo, la Costa del Sol y Málaga “es uno de los entornos más cosmopolitas, donde convive la vivienda de 50.000 euros con la de cinco millones”.
Los números del Ayuntamiento de Madrid igualmente rechazan la burbuja: “Cada año se construyen 4.000 viviendas nuevas, aunque reconocemos una demanda general de 5.000 casas anuales”, dice el responsable de Urbanismo, José Manuel Calvo. Hay remanente para cubrir esa demanda para, calculamos, entre los próximos seis y 10 años. El freno -que no cancelación- a los grandes desarrollos urbanísticos que ha propiciado Ahora Madrid ha llevado al equipo de Manuela Carmena a enfrentarse a los promotores urbanísticos. “En Madrid no hay un problema ni de falta de oferta ni de suelo finalista”, sentencia el concejal, quien aboga por la rehabilitación de los inmuebles existentes como alternativa real.
En el centro de Madrid, barrio de Malasaña más concretamente, abrió hace pocos meses su inmobiliaria Beatriz Hernández, propietaria de M34. “Claramente la actividad aumenta cada día”, señala esta pequeña empresaria. “Los pisos se venden relativamente pronto. Y los clientes me lo dicen: al no aportar la banca apenas rentabilidad, ésta hay que buscarla en los pisos, sobre todo al reconvertirlos en turísticos. También viene cada vez más gente de clase media preguntando por alquileres tradicionales”, reconoce Hernández.
“Si se está formando o no una burbuja de precios, ahí los indicadores son menos fiables”, indica Juan Carlos Barba. “Los indicadores públicos de precios marcan subidas moderadas, especialmente en las grandes ciudades. Los indicadores privados como el índice de Fotocasa revelan subidas todavía menores”. Barba lo tiene claro: “La evolución de los precios de la vivienda en los próximos años estará determinada por la fortaleza de la economía española. Y dependemos tanto de factores externos…”.

Un nuevo estilo de gestión

Este nuevo auge del ladrillo no ha pasado, ni mucho menos, desapercibido en los mercados financieros. Esta misma semana, las compañías cotizadas en España del sector inmobiliario han superado los 20.000 millones de euros de valoración conjunta por primera vez desde el estallido de la crisis.
Unas cifras que se sitúan aún por debajo de los 30.000 millones que valían las firmas del sector en los albores de la crisis, en julio de 2007, pero que reflejan una notable progresión desde los apenas 6.800 millones que valían a inicios de 2015.
Este hito viene a ser reflejo en gran medida del boom que han vivido las sociedades patrimonialistas, enfocadas en el alquiler de inmuebles, a través de la figura de las Socimis, que vieron su estreno en el parqué español en 2013 y que rondan ya las 40, si se tienen en cuenta las que cotizan en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB).
En los últimos tres años, recién llegados al parqué como Hispania y Merlin han registrado ganancias superiores al 50% y al 30%, respectivamente. También Colonial, un clásico reconvertido en Socimi, ha experimentado un alza del 34% desde el verano de 2014.
Y en los últimos tiempos también han registrado un notable repunte algunos de los nombres que protagonizaron el anterior auge inmobiliario: desde 2015, Renta Corporación y Realia firman repuntes en el entorno del 70%.
Poco a poco, el negocio promotor, más dañado por la crisis, empieza a abrirse un hueco sobre el parqué, lo que queda reflejado por el reciente estreno en bolsa de Neinor o los planes de Aedas y Vía Célere para comenzar a cotizar en los próximos trimestres.
Ignacio Romero, analista de Banco Sabadell especializado en el sector inmobiliario, considera que, en líneas generales, y a pesar del buen tono reciente, “las compañías del sector siguen teniendo recorrido en bolsa. Es un sector que se mueve al son de la actividad económica y, por este lado, es previsible que sigan llegando buenas noticias”.
El experto considera que, ante el fuerte crecimiento económico que está experimentando España, es lógico esperar que las rentas de los alquileres sigan al alza, especialmente en las zonas más premium, mientras que “por el lado de la promoción se dan las condiciones para que se dé un aumento de la demanda, en medio de una progresiva mejora de las condiciones de financiación”.
Teniendo en cuenta todo esto, reconoce que “las inmobiliarias ya no son el chollo de hace dos años, pero no diría que estén caras”.
Los expertos defienden que el abanico de inmobiliarias que impera hoy en día sobre el parqué español difiere mucho de lo habitual en los años previos a la crisis. Fernando Bautista, director en el negocio de banca de inversión para el sector de Real Estate en España de Citi resalta dos grandes cambios en el panorama inmobiliario: mayor especialización y unos gobiernos corporativos del más alto nivel.
Esta transformación ha sido en buena medida impulsada por los propios inversores. “Sin duda, los inversores institucionales son ahora más exigentes, valoran más la calidad del negocio”, resalta Ignacio Romero. “Parece que hemos aprendido algo de lo ocurrido antes de la crisis y las empresas saben que sin un plan de negocios bien atado y una gestión profesionalizada tienen muy difícil captar financiación en los mercados”, añade.
Como ejemplo, los expertos citan que las inmobiliarias que abordan a día de hoy su salto al parqué lo hacen con unas ratios de apalancamiento muy definidas, al contrario de lo que sucedía antes.
En lo referente a la especialización, Bautista recalca como no sólo se ha producido una creciente división entre los negocios de la promoción y el alquiler, sino que dentro de este último, las principales Socimis se han ido especializando en distintos nichos de negocio, como los centros comerciales, las oficinas o los hoteles. “Los inversores ya no buscan grandes grupos que participen de todo el ciclo inmobiliario, sino quieren poder elegir en qué nicho de negocio entran”.
Al mismo tiempo, “el gobierno corporativo ha cobrado mucha relevancia. Por muy buenos activos que tengas, lo tienes complicado para convencer al inversor si tu gestión no está perfectamente alineada con los intereses del accionista”, explica el responsable de Citi.
De este modo, “han ido surgiendo vehículos de inversión mucho más institucionalizados que lo que había antes. El sector inmobiliario español se va asentando poco a poco. Se ha ido dejando la cultura del pelotazo, para dar lugar a compañías más profesionalizadas, convergiendo hacia modelos de mercados más maduros, como el francés o el británico”, sentencia Bautista.

Génova quiere fuera a Pedro Antonio Sánchez: “nos hace daño”

MADRID.- El futuro político del ex presidente del ejecutivo murciano Pedro Antonio Sánchez vuelve a ser motivo de controversia entre la dirección nacional del PP y la de los populares de la región. A punto de que se le abra juicio oral por el “caso Auditorio”, desde Murcia defienden que, al no tratarse de un caso de corrupción, éste no tiene ni por qué dejar el escaño ni, tampoco, la presidencia del partido, recoge hoy https://www.elindependiente.com

En cambio , desde Génova aducen que su resistencia “nos hace daño”, al tiempo que esperan que se imponga en el PP de Murcia alguna voz que haga reconsiderar la posición, de nuevo, numantina de los que niegan que éste tenga que abandonar todas sus cargos.
El argumento de los defensores del ex presidente es que el propio juez ha retirado el presunto delito de malversación de fondos públicos, limitando la acusación a prevaricación y fraude en subvención pública, perfectamente compatibles con un error de gestión. Es lo que desde el PP llaman la “doctrina Villegas”, en alusión al secretario general de Cuidadanos, José Manuel Villegas, de que “no es lo mismo meter la pata que meter la mano”.
Pero si bien Génova acepta este principio, lo cierto  es que entienden que la situación de Sánchez ha llegado a un punto de no retorno y eso que fue encumbrado a la presidencia regional del PP ya estando investigado por la construcción del auditorio de Puerto Lumbreras siendo él alcalde de la localidad. 
Desde la  dirección nacional popular apuntan a que, en todo caso, hay voces internas en el partido de la región que están abriendo el debate sobre la conveniencia de la continuidad de Sánchez, que dimitió de presidente autonómico el 4 de abril tras una férrea resistencia que solo forzó la amenaza de la presentación de una moción de censura por parte de Ciudadanos,  que sostiene al PP en el gobierno autonómico.
Publicamente, en cambio, Génova defiende que este es un tema interno del PP de Murcia. Así lo dijo ayer el coordinador general popular, Fernando Martinez-Maillo, en un desayuno informativo. Tras recordar que su compañero de filas “ya dimitió” de la presidencia autonómica, señaló que “lo que suceda dependerá mucho de lo que decida el partido en la región”.
Pero lo cierto es que, una vez más, la defensa que de su líder hacen en la Comunidad no se comparece con la posición de un sector del partido en la región ni con la de la dirección nacional , cuyo coordinador tuvo que negociar hasta el último momento con el mismo Villegas una salida que impidiera perder el gobierno autonómico.
No es plato de gusto tener sentado en el banquillo al barón territorial sobre todo cuando se acercan, inexorables, las eleciones locales y autonómicas del cuarto domingo de mayo de 2019 que Mariano Rajoy ha  pedido que comiencen a preparar ya. 
De poco sirven los mensajes que lanzan los  populares murcianos asegurando que no es un caso de corrupción. También dijeron que Sánchez no se sentaría jamás en el banquillo, que el caso sería archivado. Con el mismo énfasis defendieron que tampoco se le imputaría por la trama Púnica.
Desde el entorno de Fernandez-Maillo aspiran a no tener que intervenir o, al menos, a no  tener que intervenir directamente de modo que sea el propio partido allí el que ponga punto y final a la carrera de Sánchez, cada vez más acorralado por los tribunales.
El artículo 18 apartado 8 de los estatutos del PP determina que en los casos en los que un afiliado incurra “en cualquier forma de corrupción en el ejercicio de un cargo público, o realice conductas que estén tipificadas como delito doloso que por su naturaleza o por las circunstancias en las que se hayan cometido se considere incompatible con las obligaciones y deberes éticos” que marca el propio texto, se procederá a la apertura de un expediente informativo “en el momento en que se produzca el señalamiento del juicio oral”.
Pero es que el propio Maillo, en una entrevista concedida a El Independiente pocos días después de la dimisión  de Sánchez de la presidencia de la Comunidad, afirmó que, en caso de apertura de juicio oral y en aplicación de los estatutos del partido, el presidente del PP de Murcia debería dejar esta responsabilidad y el escaño.

¿Qué pasa en Catalunya?: lo que no se dice en los medios, ni en Catalunya ni en España / Vicenç Navarro *

Como mostré recientemente en un artículo presentado en este rotativo (“El mayor problema que tiene Catalunya del cual no se habla: la crisis social”, Público, 30.06.17), la crisis social en Catalunya ha adquirido unas proporciones dramáticas, desconocidas antes durante el periodo democrático. Nunca antes, desde que la democracia se restableció en 1978, las clases populares catalanas habían visto su calidad de vida y bienestar deteriorarse de una manera tan acentuada como ha ocurrido durante los años de crisis económica y financiera conocidos como la Gran Recesión. 

El desempleo, la baja tasa de ocupación, la precariedad en el trabajo, el descenso de los salarios y el empeoramiento de las condiciones de trabajo caracterizan el mercado de trabajo catalán, afectando muy negativamente el nivel de vida de las clases populares, que representan la mayoría de la población en Catalunya. Tales condiciones están teniendo un impacto devastador entre la juventud, que está perdiendo la esperanza de tener un mundo mejor que el de sus padres. Sus ingresos en términos proporcionales son menores (en su capacidad adquisitiva) que los que sus padres tenían a su edad, determinando con ello un descenso generacional en su estándar de vida.

Esta enorme crisis, resultado del gran deterioro del mercado de trabajo, que ha tenido un efecto devastador en la calidad de vida de las clases populares, ha ido acompañada de unos recortes de los fondos públicos disponibles para financiar las trasferencias y los servicios públicos del Estado del Bienestar en Catalunya (tales como sanidad, educación, servicios sociales, vivienda social, escuelas de infancia –mal llamadas guarderías-, servicios domiciliarios, servicios y transferencias para la prevención de la pobreza y de la exclusión social, entre otros). 

En realidad, los recortes del gasto público social, que incluye el gasto en tales transferencias y servicios públicos, realizados por el gobierno de la Generalitat de Catalunya han sido de los más acentuados en España y en la Unión Europea de los Quince (UE-15), el grupo de países de la UE de semejante nivel de desarrollo económico al existente en Catalunya y en el resto de España.

Es muy importante señalar que estos recortes se han hecho por el gobierno catalán en unas transferencias y servicios públicos del Estado del Bienestar que estaban ya muy poco financiados, con lo cual, tales recortes han tenido un impacto muy negativo en dichas transferencias y servicios, permaneciendo, como consecuencia de ello, entre los Estados del Bienestar menos financiados en España y en la UE-15, muy por debajo de lo que la economía catalana permitiría (ya antes de la crisis Catalunya tenía un gasto social de casi 20.000 millones de euros menos de lo que le correspondía por su nivel de riqueza).

¿Por qué este subdesarrollo social y esta crisis social?

Una de las respuestas más frecuentes a estas preguntas en el establishment político-mediático catalán es que tal subdesarrollo social (siendo el gasto público social en Catalunya uno de los más bajos de la UE-15) y tal crisis social (unos de los recortes de gasto público social más acentuados y uno de los niveles de desempleo y precariedad más altos de la UE-15), con uno de los niveles salariales más bajos de tal comunidad europea, es resultado de la articulación de Catalunya dentro del Estado español. 

La culpa de todo ello es del Estado central. Esta externalización de responsabilidades es muy común en la cultura existente en el territorio ibérico. El gobierno español justifica la aplicación (e imposición) de políticas altamente impopulares indicando que no tiene otras alternativas, pues así se lo instruyen Bruselas, o Frankfurt o lo que sea. Y en Barcelona, el gobierno de la Generalitat de Catalunya añade, además de Bruselas y Frankfurt, Madrid.

Esta explicación pasa de puntillas y deliberadamente oculta una de las mayores causas del subdesarrollo social de Catalunya y de la enorme crisis social en la que esta se encuentra, y que es ni más ni menos que el enorme dominio que las derechas (partidos conservadores y liberales) han tenido en las instituciones económicas, financieras, mediáticas y representativas de Catalunya durante todo el periodo democrático. 

La coalición de un partido de derechas perteneciente a la familia liberal europea, Convergència Democràtica de Catalunya, CDC, y de un partido de derechas perteneciente a la familia conservadora democratacristiana, Unió Democrática de Catalunya, UDC, ha gobernado Catalunya durante la mayor parte de tal periodo. En realidad, Catalunya ha estado gobernada 30 de 37 años por las derechas, es decir, 9 de 11 legislaturas, mostrando la gran hegemonía de las derechas (solo superada en España por Galicia y Castilla y León, gobernadas por el PP, y el País Vasco, gobernado por el PNV).

Dentro de esta coalición gobernante en Catalunya ahora, CDC (ahora llamada PDeCAT) ha sido la fuerza hegemónica. Y esta fuerza política continúa ahora siendo hegemónica en la mayoría de los aparatos de la Generalitat de Catalunya, presididos por el Sr. Carles Puigdemont, dirigente del PDeCAT, partido que es a su vez presidido por el ex presidente Artur Mas.

 Es cierto que la coalición Junts Pel Sí incluye, además de CDC, primordialmente a ERC (un partido hoy independentista), así como personas independientes no afiliadas a ningún partido. Pero la herencia de 30 años de ideología nacionalista conservadora es todavía clara en la cultura política promovida por la Generalitat de Catalunya. Ni que decir tiene que ERC es un partido amplio de sensibilidades políticas diferentes, incluyendo la izquierda, unidas todas ellas por un compromiso por la independencia, ideología que respeto y que es totalmente legítima, aunque yo no la comparta, aclarando que no me opondría a ella, naturalmente, si ello fuera el deseo de la mayoría de la población en Catalunya, lo cual es obvio que no se da en la situación actual. 

 Dicha aclaración no diluye mi percepción de que el movimiento independentista esta hoy institucionalmente dirigido por el gobierno de Junts Pel Sí, coalición dentro de la cual el PDeCAT es la primera fuerza. De ahí que es importante que se informe sobre qué es CDC y su sucesor, el PDeCAT, lo cual no puede reducirse a una mera definición de ser un partido nacionalista conservador, ahora pro independencia.

Los herederos del pujolismo, ideología y modus operandi que continúa

Para entender Catalunya, hay que conocer a dicho partido, CDC, fundado por Jordi Pujol y que ha sido el eje del pujolismo, una ideología nacionalista conservadora que siempre ha considerado la Generalitat de Catalunya como su propiedad individual, familiar y colectiva, extendiendo su influencia a través de unas políticas de tipo clientelar, con prácticas intensamente corruptas. Era, y continúa siendo, la versión catalana del caciquismo en su expresión más primaria. En realidad, tiene grandes semejanzas con el Partido Popular en el resto de España. 

Ambos eran y son partidos nacionalistas  (españolista el PP, y catalanista CDC) y patrimonialistas (que consideran el Estado que gestionan como suyo). Es lo que Pablo Iglesias ha definido acertadamente como nacionalpatrimonialismo. Su largo dominio en el gobierno se debe a su claro encaje en la estructura de poder económico, financiero y mediático del país. Su dominio sobre los medios públicos de información de la Generalitat es casi absoluto. E influencia también en gran manera a los privados a base de subvenciones amplias (a modo de ejemplo, en 2015 la Generalitat de Catalunya otorgó 810.719 euros a La Vanguardia; 463.987 a El Periódico de Catalunya; El Punt Avui recibió 457.496; y el diario Ara, 313.495 euros).  

En consonancia con esta práctica, ya ha amenazado a los medios de comunicación con no proveer de tal subsidio en caso de que no promuevan su ideario a raíz del mal llamado referéndum. En TV3, sus programas económicos son de orientación ultraliberal, los cuales son conducidos por uno de los gurús económicos de CDC y sectores de ERC, el economista Sala i Martín, economista catalán, de nacionalidad estadounidense, que apoya en EEUU al Partido Libertario, un partido de ultraderecha que tiene gran influencia hoy en el Partido Republicano de aquel país. Es más que probable que el Ministro de Economía y Finanzas de la Catalunya independiente gobernada por una coalición liderada por el PDeCAT fuese tal personaje, o alguien próximo a él en su orientación política.

Las complicidades del establishment político-mediático catalán con el establishment político-mediático español

El nacionalpatrimonialismo pujolista continúa ejerciendo gran influencia en las instituciones de la Generalitat, y a través de estas, la vida intelectual política y mediática de Catalunya. Su partido ha sido uno de los mayores instrumentos políticos responsables de la aplicación de las políticas públicas neoliberales causantes del subdesarrollo social en Catalunya (incluyendo el resto de España), y de la crisis social creada por la Gran Recesión. CDC apoyó las reformas laborales del PSOE y del PP que causaron el deterioro del mercado de trabajo, así como la austeridad del gasto público que guió los recortes al Estado del Bienestar, y todo ello de una manera coherente con su ideología liberal (bien explicada por el Sr. Sala i Martín en su programa de TV3).

Las consecuencias del neoliberalismo

Como resultado de la aplicación de tales políticas, las rentas del trabajo en Catalunya han descendido, pasando de ser un 50% a un 46% de todas las rentas, durante el periodo de la crisis, 2008-2016, mientras que las rentas del capital han aumentado, pasando de un 42% a un 45% durante el mismo periodo. 

Que ello pasaría era entonces fácilmente predecible, como denuncié en su día. Como también era predecible, se ha producido un gran crecimiento de las desigualdades, que se han disparado, habiéndose incrementado la distancia entre el 20% de la población más rica y el 20% más pobre de 5 a 6 veces durante el mismo periodo. Estas políticas neoliberales se han hecho en colaboración con el PP, estableciéndose una complicidad no solo en las áreas económicas y sociales, sino también en las políticas, complicidades que han permitido el control por parte del PP de las Cortes Españolas, cuya presidenta, Ana Pastor, fue elegida con el apoyo de CDC, y cuya abstención en la moción de censura contra el gobierno del PP contribuyó a mantener al “supuestamente odiado” Rajoy en el poder.  

Los intereses de clase siempre toman prioridad sobre los intereses de nación en las derechas nacionalistas catalanas, para las cuales el mayor enemigo son las nuevas izquierdas. Y lo que pasa en los pasillos de las Cortes Española es un claro ejemplo de ello.

El silencio mediático sobre las causas de la enorme crisis social catalana

Como era de esperar, de todo esto no se habla o se escribe hoy en Catalunya. Este es el gran éxito del establishment político-mediático hegemonizado por los herederos del pujolismo, y ello con la ayuda de grandes sectores de la intelectualidad catalana, incluyendo algunas figuras que se consideran de izquierdas. CDC (PDeCAT) continúa hegemonizando la Generalitat de Catalunya, intentando influenciar sobre la movilización político-social que promueve el referéndum, centrándose en la confrontación entre el gobierno Rajoy, por un lado, y el gobierno de Junts Pel Sí, por el otro. Esta dualidad, presentada como el enfrentamiento entre España y Catalunya, es clave para su intento de movilización.

La aceptación de esta estrategia es resultado de la enorme insensibilidad del Estado borbónico hacia el carácter plurinacional de España, Estado que ha sido el mayor promotor del independentismo en Catalunya. Ni que decir tiene que este enfrentamiento asume la invariabilidad del Estado español, tesis fuertemente sostenida cuya intensidad alcanza niveles de clara hostilidad hacia los que no están de acuerdo con dicha estrategia, siendo acusados de antidemocráticos o, peor aún, de tener un escaso compromiso con Catalunya, tal como hizo Pilar Rahola, el personaje mediático más parecido a Eduardo Inda en Catalunya (grosera, maleducada, que no deja hablar al adversario y que manipula en extremo), con Xavier Domènech. 

Y algunas voces de izquierdas han llegado incluso a presentar tal llamada a votar en el referéndum como una continuación del 15-M en su lucha por la democracia. Tales voces parecen ignorar que el 15-M rodeó el Parlament de Catalunya, forzando al president Mas a acceder al Parlament en helicóptero, en protesta por las políticas neoliberales. Viví aquella situación, pues el 15-M me invitó a dar una charla delante del Parlament (cuando este estaba rodeado de manifestantes del 15-M) en protesta por las políticas que el gobierno había propuesto y que el Parlament iba a votar. No se pudo hacer la charla porque la policía nos expulsó. Es paradójico que ahora se pida al 15-M que rodee el Parlament, dirigido por los sucesores de Mas, para protegerlo.

 Además de incoherente, es absurdo que el 15-M se presente como un precedente a la movilización que se presenta mediáticamente como dirigida por un gobierno liderado por los continuadores del president Mas. Naturalmente que soy consciente que el Parlament estaría ocupado por muchas otras fuerzas políticas además del PDeCAT, pero dicho Parlament seguiría liderado por un gobierno en el que los herederos del pujolismo de siempre serían la fuerza hegemónica.

El llamado referéndum no es un referéndum

Mis comentarios críticos no son a favor o en contra de la independencia, sino sobre la manera como esta se está proponiendo, y que en parte (y solo en parte) se debe a la oposición del Estado central. La realización del referéndum requiere toda una serie de condiciones que garanticen que se realice en un contexto democrático. Democracia es mucho más que votar en unas urnas: requiere libertad democrática con pleno acceso a los medios de información por parte de las distintas opciones consideradas en el proceso de decisión que debe realizarse en el momento de votación. 

Existe hoy, sin embargo, una muy acentuada falta de diversidad en los medios públicos de la  Generalitat Catalunya, realidad que, por lo visto, no han percibido algunos compañeros de viaje de izquierda, que han visto recompensadas su apoyo al referéndum y su crítica a aquellas fuerzas, como Catalunya en Comú (que lo critican), gozando de un amplio espacio mediático poco accesible a las opciones que cuestionan el referéndum. En realidad, el gobierno de la Generalitat está hoy utilizando su comportamiento clientelar (dando amplios recursos financieros a los medios privados) a fin de promocionar su estrategia política. Es un caso abusivo de utilización de los medios públicos para fines partidistas.

Otra condición para que el referéndum sea considerado democrático es el principio de la mayoría, un eje rector de cualquier proceso democrático (hecho subvertido por la propuesta de Referéndum de Independencia del Govern, que convierte el principio de la mayoría por el principio de la minoría, tal como señalaré más adelante). Otras condiciones violadas por el proyecto del referéndum es el de haberse saltado el propio Estatut de Catalunya, así como el Parlament de Catalunya, que hasta ahora no ha sido consultado, basándose en una mayoría parlamentaria que no representa a la mayoría de la población catalana.

La vía antidemocrática hacia la independencia

La mayoría que el tripartito independentista (PDeCAT, ERC y la CUP) tiene en el Parlament está basada en una ley electoral que es la misma, repito, la misma, que fue transferida de España a Catalunya, sin que Convergència deseara cambiarla (como tampoco quiso cambiarla el PP). Tal ley es escasamente proporcional, y debido al sesgo conservador, dio la mayoría a unos partidos que en realidad representaban a una minoría. Tal tripartito recibió un número de votos menor que los no independentistas. 

 Atribuirse la representación de la mayoría de la población es faltar a la verdad. Sumando los votos de los tres partidos independentistas en las elecciones del 27 de septiembre de 2015, se obtiene una cifra menor (1.966.508 votos) que sumando los votos de los no independentistas (2.147.736 votos). La mayoría proindependentista en el Parlament no se corresponde con la mayoría popular, que no es independentista.

Pero esta situación escasamente democrática alcanza su forma extrema en la Ley del Referéndum, en la cual se indica que el resultado del referéndum es vinculante (artículo 4.3), sin especificar el porcentaje mínimo de votantes. En realidad, tal ley aclara que ganará el que sume más votos (sin indicar un mínimo de participación), proclamándose la independencia cuarenta y ocho horas después de conocerse el resultado del referéndum en caso de que sea afirmativo. 

Lo que ello implica es que si se consiguiera el mismo porcentaje de votos a favor de la independencia sobre el número de catalanes que podrían votar que se logró el 9-N (1.861.753 votos del SÍ-SÍ sobre 5,4 millones de personas), resultaría que el número de votos a favor del SÍ representaría solo un 34% de toda la población que pudiera votar, lo cual querría decir que prácticamente dos terceras partes de los catalanes no habrían dicho SÍ a la independencia. En base a este bajísimo porcentaje se declararía la independencia en 48 horas. Ello sería un acto profundamente antidemocrático carente de credibilidad internacional.

No es un referéndum

La manera como se está utilizando el mal llamado referéndum por parte de los partidos gobernantes en la Generalitat de Catalunya conseguiría que del 80% al 90% del voto fuera a favor de la independencia, en un proceso de muy baja participación. Ocurriría lo mismo que ocurrió en el 9-N, que fue el proceso electoral en Catalunya con menor participación durante el período democrático postfranquista. Solo un 36,6% de catalanes votaron, mucho más bajo que en las elecciones autonómicas del 2012 (67,7%), que en las elecciones generales del 2011 (un 66,8%), que en el referéndum del Estatut del 2006 (48,8%) y que en las elecciones europeas del 2014 (47,6%). Que solo un tercio de los catalanes decidiera el establecimiento de la independencia no puede ser la base para que ocurra un hecho tan significativo como este. Y crearía un estallido social en Catalunya. 

Creerse que la mayoría de la población catalana aceptaría una decisión de tal envergadura votada solo por un tercio de la población que podría votar, es no conocer Catalunya. La pregunta que debería hacerse es por qué habría una participación tan baja en dicho referéndum, y una de las causas de ello es la identificación institucional del independentismo con el gobierno de la Generalitat de Catalunya que ha sido responsable de la crisis social que ha afectado tanto a las clases populares en Catalunya.

Naturalmente que el movimiento independentista también recoge una protesta frente a la crisis social descrita en este artículo, pero el hecho de que sea el PDeCAT hoy la fuerza dirigente en el gobierno de la Generalitat que dirige tal movilización tendría influencia en esta elevada abstención. Las clases populares son conscientes de que detrás de un supuesto conflicto España-Catalunya ha habido una alianza de las derechas españolas y catalanas que ha provocado el deterioro de su calidad de vida y bienestar.  

Y de ahí el enorme silencio sobre este tema en Catalunya y en España, silencio que tiene como función dar mayor visibilidad al tema nacional asumiendo que la independencia resolvería en sí la enorme crisis social, considerando, erróneamente, que el nuevo Estado tendría una vocación resolutiva de dicha crisis, lo cual es altamente cuestionable, pues dependería de los partidos que gobernaran esta Catalunya independiente. Una transición que fuera una continuación del dominio de las derechas en el Estado catalán sería la continuación de la crisis. La evidencia de que ello sería así es abrumadora.

Todas estas consideraciones quedan olvidadas en un proceso de transición claramente idealizado en el que los enormes problemas que podrían crearse, y que podrían afectar a las clases populares, quedan marginados. Es así como la derecha catalana intenta utilizar el mal llamado referéndum como una táctica electoral que se beneficia de las elevadas tensiones entre Catalunya y España, a fin de movilizar su apoyo electoral.

Esta afirmación no implica, en absoluto, que la movilización que está teniendo lugar en Catalunya a favor de la independencia sea un mero instrumento creado por los partidos gobernantes, lectura generalizada en el establishment político-mediático español. Dicho movimiento incluye muchísimas sensibilidades políticas, y como movimiento contestatario lo valoro positivamente. 

Ahora bien, no hay duda, desde mi punto de vista, que la manera como la Generalitat de Catalunya está intentando dirigirlo incluye un deseo de instrumentalizarlo que disminuye dramáticamente su potencial de cambio. En realidad, el independentismo, al monopolizar el soberanismo o derecho a decidir, está haciendo un flaco favor a la posibilidad de una amplia movilización de las clases populares, que no siendo independentistas, desean un cambio profundo en Catalunya y en España. El independentismo no será vehículo para realizar tales cambios.

¿Cuál debería ser la alternativa?

Creo que debería mostrarse que es imposible crear una nueva sociedad democrática a través de un instrumento claramente antidemocrático como está resultando ser el mal llamado referéndum. Considero que es esencial que las fuerzas que creen en el referéndum democrático presenten y defiendan una alternativa, ilusionante y creíble que presente una propuesta de futura Catalunya, poniendo la resolución del tema social como central en la discusión del tema nacional, indicando que aquellos que son responsables del enorme retraso social de Catalunya no pueden liderar el proceso de cambio en Catalunya, pues la nueva Catalunya que promueven sería una continuación de la ya existente. 

Creo que para las izquierdas es fundamental que se defina el concepto de nación, identificando nación primordialmente con la población, de la que las clases populares son la mayoría, afirmando que aquellos que aman más a Catalunya son aquellos que hacen más por las clases populares, denunciando a aquellos que se autodefinen como superpatriotas y a la vez están dañando el bienestar de la mayoría de la ciudadanía. En contra de lo que se cree, sí que hay un barómetro para definir el grado de compromiso con un país.

De ahí que es importante que las fuerzas progresistas que prioricen la justicia social, la democracia y la plurinacionalidad de España y favorables al desarrollo de un referéndum auténticamente democrático desarrollen una campaña alternativa que movilice al conjunto de la sociedad catalana y de las diferentes sociedades en el territorio español para cambiar tanto el Estado Catalán como el Estado Español de tal forma que resuelva al fin la cuestión social y nacional. 

Esta campaña debiera de contar con actos a los que se invite a hermanos y hermanas de las nuevas izquierdas de otras partes de España, para señalar que el derecho a decidir tenemos que ganarlo a través de la movilización de la mayoría (y no solo de una minoría) de la población catalana para crear una nueva Catalunya, y abriendo la posibilidad de realizar un cambio profundo, que tenga el apoyo de las clases populares. Para que ello ocurra, es necesario poner la resolución del tema social como prioritario, y no de una manera genérica e indirecta a través de conseguir una no realizable independencia, sino muy concreta, oponiéndose a las políticas que han sido promocionadas por el Estado español por un lado, y por la Generalitat de Catalunya por el otro. Sin un apoyo generalizado entre la clase trabajadora y otros elementos de las clases populares, no se podrá tener un auténtico referéndum democrático con una petición de cambio masivo. 

Este cambio será facilitado por las campañas que ya existen a lo largo del territorio español para crear una España social, justa, democrática y plurinacional. De ahí que es fundamental que, para que el proceso de cambio en Catalunya ocurra (yendo o no hacia la independencia según desee la mayoría de la población en Catalunya), haya una nueva dirección y otro liderazgo del movimiento por el derecho a decidir, basada en una amplia coalición de fuerzas de izquierdas y progresistas que defienda un programa de transformación de Catalunya (y de España). Esto no es lo que está ocurriendo ahora en Catalunya.


(*)  Ha sido catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona, actualmente es catedrático de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Pompeu Fabra, profesor en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore.

¿Fueron las declaraciones de Baiget un intento de un sector del partido de frenar a Puigdemont? / Joan Tapia *

Esta mañana, el 'president' Puigdemont tiene que explicar en el Parlament el cese la semana pasada del 'conseller' de Empresa Jordi Baiget, y su sustitución por Santi Vila, el de Cultura. No es una papeleta fácil, aunque la mayoría independentista de 71 diputados (sobre 135) no le planteará problemas. A no ser, claro, que la CUP (10 diputados) aproveche para acusar a algunos 'consellers' del PDeCAT (la antigua CDC) de poco compromiso con el referéndum.

Y la mayoría independentista desprecia lo que puedan opinar los cuatro grupos de la oposición (PP, C´s, PSC y la coalición ICV-EUA-Podemos). Así, ni se inmutó cuando el Consejo de Garantías Estatutarias (un mixto entre un TC catalán y el Consejo de Estado, pues es un órgano consultivo) dictaminó por unanimidad que la reforma del reglamento del Parlament —que permitirá aprobar en lectura única y en un solo día la ley de referéndum— violaba los derechos de esos grupos al impedir —entre otras cosas— el recurso al citado Consell de Garanties.

Pero Puigdemont deberá ir con cautela, pues el cese de Jordi Baiget es solo la parte emergente de un iceberg: los reparos de una parte sustancial del PDeCAT a la actitud de Puigdemont, al que muchos en el partido le reprochan cierto maximalismo. El 'conseller' Baiget, en una entrevista al independentista 'El Punt Avui', hizo tres afirmaciones que atacaban la línea de flotación de Puigdemont. 

Primero, que el referéndum no se podría celebrar tal como estaba diseñado porque el Tribunal Constitucional lo suspendería y que lo que se podría lograr sería una repetición de la consulta no vinculante de Artur Mas del 9-N de 2014. Segundo, que la diferencia con el 9-N solo podía venir de una mayor afluencia a las urnas (doblar el número de votantes), pero que no creía en movilizaciones más rupturistas y prolongadas en el tiempo: “El país [Cataluña] no aguantaría una huelga general, pensar lo contrario es no conocerlo”. Tercero, que varios 'consellers' no conocían lo que Puigdemont planeaba y que así arriesgaban su patrimonio (por las posibles sanciones de los tribunales) mientras las decisiones eran tomadas por un comité fantasma que no corría riesgos. El título de la entrevista era precisamente: “Aceptaría ir a la cárcel, pero no que vayan contra mi patrimonio”.

Es una crítica dura a la radicalizada (más que nada, por inflexible) posición de Puigdemont, apoyado —al menos formalmente— por Junqueras. Pero la relevancia de la crisis del PDeCAT viene tanto del fondo de las críticas de Baiget como de su personalidad. Baiget, que fue secretario del Gobierno de Artur Mas, ha sido siempre un 'conseller' disciplinado y reservado. Es por tanto probable que no expresara su opinión personal sino la de un grupo no reducido de preocupados 'consellers' y cuadros del PDeCAT. Que la coordinadora del partido, Marta Pascal, dijera el mismo lunes de las declaraciones: “Llegaremos al 1-0 y con Baiget en el Gobierno”, lo atestigua. Además, el jefe de gabinete de Baiget era precisamente el esposo de Marta Pascal. Y su mujer es una directora general del departamento de gobernación que se dice que tuvo que ver con la decisión final de retirar el concurso de adjudicación de urnas.

¿Fue un intento de un sector del partido, con el conocimiento de Marta Pascal, de frenar a Puigdemont? Quizá, pero el 'president' reaccionó con un gesto de autoridad y al destituir a Baiget hizo saltar por los aires la autoridad de Pascal. Hasta el punto de que el 'conseller' Santi Vila, cuya actitud es muy próxima a la de Baiget, aceptó sustituirlo. Así, la crisis no acabó en una marginación total de los 'moderados', pero sí en la demostración de su impotencia. Manda Puigdemont. Y el PDeCAT, apesadumbrado porque las encuestas indican que ERC lo superaría en mucho y que Junqueras podría ser el próximo 'president', está sin estrategia de partido. Puigdemont tiene como única prioridad el 1-O, mientras que Marta Pascal pretendería que el partido no quemara las naves para llegar en las mejores condiciones posibles a las municipales de 2019, cuando muchos alcaldes convergentes —que son mayoría en la ejecutiva del partido— se juegan su futuro.

Pero son casi todos los partidos —con la notable excepción de los republicanos, donde Junqueras manda como un rey de los de antes— los que acusan la crisis del 'procés'. Catalunya en Comú, el nuevo partido de Ada Colau y Xavier Domènech, que no se corresponde exactamente con el actual grupo parlamentario de ICV-Podemos que dirigen Lluís Rabell y Joan Coscubiela, adoptó el sábado una posición salomónica respecto al referéndum. No se lo tomaban en serio como referéndum —por ausencia de garantías y dudas sobre su celebración— y por lo tanto no incitarían al voto, pero lo apoyarían como expresión de protesta. Luego la reacción crítica de los independentistas hizo que Ada Colau —que no se quiere separar de un movimiento de protesta— dijera que darían todas las facilidades. Y más tarde volvió a rectificar diciendo que lo que le preocupaba del referéndum no era tanto la oposición de Madrid, o incluso del PSOE (gobierna en coalición con el PSC), sino que dividía a la sociedad catalana.

Con el referéndum todavía no convocado —ni la ley aprobada— es difícil saber cuál será la posición final de los 'comunes'. La impresión es que Colau no pondrá en juego su posición en el Ayuntamiento de Barcelona y que por tanto no incurrirá en ninguna ilegalidad, pero sí que puede jalear la protesta, con mayor o menor intensidad según las circunstancias. Cree que separarse demasiado de una protesta relevante puede perjudicarla electoralmente, aunque tampoco quiere sumarse en exceso. En este sentido, es relevante que Pablo Iglesias —al que la coalición con Colau e ICV ha dado muchos diputados en Madrid— haya inflexionado su posición. De criticar un referéndum sin garantías, ha pasado a afirmar que, pese a todo, las instituciones catalanas deben apoyar la movilización.

Pero el gran hándicap de Colau y Domènech es que el partido que están montando solo está de acuerdo en exigir un referéndum legal. Luego, la discrepancia entre los que estarían a favor del sí (no mayoritarios), los del no (pocos), y los que defienden o se refugian en proponer alguna forma de tercera vía (incluida la confederación) es muy fuerte. ¿Puede ganar en Cataluña un partido que no quiere definirse —por la división interna que podría hacerlo explotar— sobre la independencia?

Los 'comunes' tenían expectativas de ser la primera fuerza catalana, enarbolando la bandera de la protesta social, contra la España del PP y contra las 'traiciones' de Zapatero y del PSC. Y lo fueron en las legislativas de 2015 y —con una ligera pérdida de gas— en las de junio de 2016, cuando la prioridad del electorado catalán de izquierdas era echar al PP. Pero no en las catalanas de septiembre de 2015 —que ganó Junts pel Sí seguida de C's—, ni lo son en las encuestas sobre las próximas elecciones catalanas, en las que ERC parece capitalizar casi todo el voto de protesta y en las que el PSC queda por delante del nuevo partido, como ya pasó en 2015.

Por su parte, el PSC celebra en Barcelona este fin de semana una reunión conjunta de su ejecutiva con la del PSOE con la presencia de Pedro Sánchez. El objetivo es dar fuerza a la candidatura de Miquel Iceta a las próximas elecciones catalanas y aunar las posiciones del PSC y del PSOE, algo más fácil tras la consagración de Iceta en las primarias del PSC y la más reciente de Pedro Sánchez en las del PSOE.

Iceta ha defendido siempre que Cataluña ni debía ni podía salir de España y, como consecuencia, de la UE, pero ha exigido también alguna forma de tercera vía, marcando distancias con el inmovilismo del PP, al que responsabiliza en parte de la situación actual por su recurso contra el Estatut de 2006. Esta posición fue muy atacada tanto por el independentismo (los más soberanistas salieron del partido con el aplauso del 'agit-prop' convergente), como por el PP e incluso sectores del PSOE. 

Pero ahora el PSC ya tiene su crisis detrás y cuando Madrid constata que la desafección de Cataluña (denunciada por José Montilla) no es un invento sino una realidad que permanece y el independentismo parece que no puede superar su techo de 2015 y arrastra la hipoteca de la CUP, se ha convertido en el punto de referencia más sólido de la tercera vía. Y su pragmatismo le ha llevado a tener una vía de comunicación abierta tanto con la vicepresidenta del Gobierno como con sectores del independentismo.

Además, el retorno de Pedro Sánchez, que en Cataluña ganó las primarias con un margen amplísimo, es visto como lluvia de mayo. Para ganar en España, Sánchez necesita que el PSC recupere voto en Cataluña, donde Felipe González nunca perdió una elección. Sanchez e Iceta se oponen al referéndum, por unilateral, ilegal y falto de garantías, pero exigen acabar con el inmovilismo y el recurso exclusivo a la vía judicial. Creen que se debe abrir una vía de diálogo sentando en una mesa parlamentaria a todas las posiciones y abogan —además de por acuerdos relevantes sobre una mejor financiación y mayores inversiones del Estado— por crear en el Congreso una subcomisión para la reforma de la Constitución.

Creen que la subcomisión podría ser el inicio del diálogo y no comparten la opinión de Rajoy de que no hay el consenso necesario para reformar la Constitución. Reconocen que no será fácil, pero que desde luego es imposible mientras no se dialogue en sede parlamentaria. Y el propio Francesc Homs, portavoz del PDeCAT en Madrid hasta su inhabilitación por el Supremo, pidió una comisión sobre Cataluña.

En este asunto, curiosamente las posiciones de Pedro Sánchez y de Felipe González están bastante próximas. Ambos coinciden en que la subcomisión parlamentaria podría ser el inicio del deshielo. Y Sánchez ha leído con atención la reciente encuesta del Instituto DYM para El Confidencial que dice que el 48,5% de los españoles (contra el 35,6%) está de acuerdo en que España es un estado plurinacional. Y esta opinión es mayoritaria en todas las franjas de edad, excepto entre los mayores de 66 años.

El problema es que aunque el PP no pueda impedir esa subcomisión, su no participación la condenaría por razones obvias a la irrelevancia. Y cuando los dos trenes han abandonado la última estación antes del choque (o de algo parecido), no es el momento más oportuno para que Rajoy haga un gesto que la derecha de su partido —y parte de la prensa madrileña— no dudaría en criticar.

¿Será más factible esta comisión tras el choque de trenes? En principio, parecería todo lo contrario, pero la realidad es que hay declaraciones recientes de Soraya Saénz de Santamaría y Oriol Junqueras (que en los últimos meses se han visto con cierta asiduidad) que dicen que lo relevante es pensar en el 2 de octubre. ¿Es condición para el diálogo que los dos trenes hayan hecho antes su demostración de fuerza?



(*) Periodista