MURCIA.- Serafín de Alba Luis, un ex agente tributario
ya jubilado imputado en el doble asesinado de la pareja holandesa,
Ingrid Visser y Lodewjik Severein, advirtió en un mensaje de 'whatsapp'
que "conocía a los holandeses, los enterraron en mi huerto, así que hoy
me verás en las noticias".
Así se desprende de la declaración de un testigo ante los agentes
que investigan el caso, recogida en el sumario, donde también se incluye una diligencia de nuevas
evidencias halladas sobre la participación en el doble asesinato de los
ciudadanos holandeses del imputado Serafín de Alba, al existir "indicios
racionales de criminalidad" y que motivó su detención.
Según manifestó Serafín a este testigo, Cuenca le había
perjudicado y lo definía como una persona "sin escrúpulos". Una
contradicción que se refleja en la declaración prestada ante la Policía
por Serafín, ya que éste dijo la misma noche en que se hallaron los
cuerpos de los holandeses en su huerta que su relación actual con Juan
Cuenca era "de amistad".
Asimismo, Serafín dijo que los dos cubos de basura que vio en el
asiento trasero del coche de Cuenca pensó que podían ser cosas de la
mudanza del piso de Cuenca. Sin embargo, Cuenca declaró ante la Policía
que "la cara de Serafín al ver lo que había en el interior del vehículo
fue de preocupación, diciéndole a Serafín, además, que no había más
alternativa que realizar el enterramiento en su parcela".
Pero a pesar de mostrar preocupación, Serafín, "que estaba al
corriente de las presiones que sufría Cuenca tanto por parte de Evedasto
como del propio Severein, proporcionó una azada, una carretilla y una
pala para cavar".
De manera que Serafín "tenía conocimiento no sólo de que lo que
estaban enterrando en su huerto eran los cuerpos de la pareja holandesa,
sino también de que Cuenca había alquilado una casa rural para citarse
con los ciudadanos holandeses".
Otra de las "numerosas" contradicciones de Serafín durante el
transcurso de la investigación, según se recoge en el sumario, es que
estaba al tanto de todo lo referente a la constitución de la empresa con
sede en Gibraltar, para lo que Juan Cuenca buscaba inversores que
pudieran adquirir una cantera, propiedad de Evedasto Lifante, y así
poder constituir dicha empresa.
Sin embargo, Serafín manifestó en su declaración con respecto a
los negocios que mantenía Cuenca con el ciudadano holandés que
"únicamente conocía que tenían una sociedad constituida en Gibraltar, no
recordando el nombre completo de la misma, ni para qué la querían".
Además, la Policía constató que Serafín "tenía relaciones con
Evedasto más allá del esporádico vínculo que manifestó tener con él
cuando declaró que se conocían porque los hijos de ambos iban al mismo
colegio". Precisamente, este testigo aseguró que conoció a Lifante a
través de Serafín, ya que "tenía interés en adquirir las acciones de una
sociedad propiedad de Serafín".
La Policía sostiene que "debido al vínculo de amistad que tiene
con Cuenca y a las numerosas ocasiones en las que ha hecho de
intermediario en sus negocios, es muy posible que Serafín tuviese
conocimiento de que Cuenca tratara de vender la cantera de Evedasto y
que dicha operación la estuviese llevando a cabo con Severein".
Más concretamente, en el organigrama que la familia entregó a la
policía holandesa realizado a mano por el propio Severein, se reflejaba
"la pretendida venta de la cantera de Evedasto como las empresas creadas
y por crear para dar salida al dinero obtenido por dicha operación en
la que, supuestamente, tanto Cuenca como Severein obtendrían un 50 por
ciento de rendimiento, y aparece rodeado por un círculo una palabra
holandesa que, traducida al español, significa inspector de hacienda,
seguido de 500.000 gratificación".
La Policía interpretó que el inspector de Hacienda era Serafín de
Alba y que recibía 500.000 euros en concepto de gratificación, prima o
bonificación por el trabajo realizado.
Y es que, con esta operación de venta de la cantera, según la
Policía, "además de obtener el 50 por ciento del rendimiento, Severein
conseguiría cobrar la deuda que el Club Voleibol le debía a Ingrid
Visser y Juan Cuenca lograría obtener el dinero que, según manifestaba,
le debía Evedasto desde hacía mucho tiempo". El dinero obtenido por la
venta de la cantera sería desviado a los paraísos fiscales de Gibraltar e
Islas Vírgenes.
De forma que la Policía entendió que Serafín "no sólo estaba al
corriente de los negocios de Juan Cuenca, sino que también formaba parte
de ellos, hasta el punto de aparecer en el organigrama que realizó
Severein sobre el entramado de la venta de la cantera".
Por ello, los investigadores creen "altamente probable" el hecho
de que Serafín "tuviera conocimiento de la reunión que iba a mantener
Cuenca con los ciudadanos holandeses en la casa rural" donde
presuntamente fueron asesinados y descuartizados.
Otro de los indicios racionales que la Policía encuentra sobre la
participación de Serafín en el doble asesinato es que el mismo, en su
primera declaración, "olvidase aportar a la Instrucción del caso que
Cuenca le dejó en su casa un hacha y dos motosierras el día que
enterraron los cuerpos en su huerto, a lo que se añade que el 15 de
mayo, cuando se procedió al levantamiento de los cadáveres en el huerto,
Serafín, de manera libre y espontánea, manifestó que Cuenca le había
dejado dos cubos de basura en su casa para, acto seguido y sin ser
preguntado por ello, expresase: pero los he limpiado". En el hacha
intervenida por la Policía Científica se hallaron restos de sangre que
pertenecen a Severein.