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miércoles, 4 de diciembre de 2019

Los distintos perfiles del votante de Vox


BARCELONA.- Vox echa raíces rápido. El partido que este pasado martes se constituyó con 52 diputados como tercer grupo parlamentario del Congreso fue el que más rédito sacó a la repetición electoral: en sólo seis meses consiguió sumar tres millones y medio de votos, casi un millón más que en los comicios del 28-A. Sin embargo, a la luz del análisis de los datos, no todos los diputados de Vox llegarán por la misma razón a ocupar su escaño, recuerda La Vanguardia

El discurso ultranacionalista y de extrema derecha arraiga mejor en Murcia, Almería y Castilla-La Mancha, donde registra porcentajes superiores al 20%. En cambio, tiene dificultades para penetrar en aquellos territorios que tienen una identidad política propia como Catalunya, País Vasco, Navarra o Galicia, donde los ultras de Vox no alcanzan el 10% de los votos en promedio.
Las particularidades de cada territorio configuran un escenario donde el tradicional sufragio a la derecha, la tasa de inmigración y la renta actúan como estimulantes del voto ultra. Por ejemplo: los veinte municipios donde Vox ha cosechado un mayor porcentaje de votos cumplen un mismo perfil estadístico: pueblos de la España vaciada de hasta 150 habitantes, con una población envejecida y poca inmigración.
Son localidades que históricamente habían votado al PP y que el 28-A viraron hacia la extrema derecha. El 10-N, Vox volvió a crecer allí. En general, el voto ultra registra mejores resultados en aquellos municipios donde el voto de derechas ha sido históricamente más robusto. 
Paradójicamente esta correlación entre voto a la derecha y avance de la ultraderecha se da especialmente en territorios donde el votante conservador está más localizado, como en Catalunya o el País Vasco, y donde, por otro lado, el promedio de voto a Vox es bajo. Este perfil poco tiene que ver con el que se registra en el sureste de la península, donde Vox penetra en localidades de mayor tamaño que se caracterizan por tener mucha inmigración.  
En este sentido, la localidad almeriense de La Mojonera es el arquetipo de este fenómeno: con un 38% de extranjeros, este pueblo de 9.000 habitantes es el lugar con un mayor porcentaje de inmigrantes de toda España y registra un voto a Vox superior al 38% 
Ocurre del mismo modo en Níjar, El Ejido y Balanegra; en Almería Vox cosecha más votos en aquellas localidades con más extranjeros. Esta correlación entre el factor migratorio y el voto a la extrema derecha se extiende de forma generalizada por la costa hacia Murcia y Alicante. Son ejemplos de ello la ciudad murciana de Torre-Pacheco o la alicantina de Torrevieja. Este mismo fenómeno se repite de forma puntual en localidades de otras provincias como es el caso de la población extremeña de Talayuela o de Recas, en Toledo.
La renta, en cambio, actúa como un arma de doble filo. Mientras que en determinados contextos se observa que a mayor renta, más sube el voto a Vox, en otras ocasiones el comportamiento es a la inversa. Las ciudades de Sevilla y Gerona ilustran esta doble realidad. En Sevilla capital, Vox obtiene mejores resultados en las secciones censales más ricas, mientras que en las más pobres el voto a la extrema derecha se mantiene por debajo del 15%. 
En cambio, en Gerona, a pesar de tener muy poco voto a Vox, allá donde despunta es en las secciones censales con menor capacidad adquisitiva, mientras que en las ricas el voto al partido de Abascal es prácticamente inexistente. No obstante hay interesantes salvedades, como la de Barcelona, donde el voto a Vox supera el promedio de la ciudad en los barrios más pobres y también en los más ricos.
Ni la capacidad adquisitiva, ni la inmigración, ni el voto histórico de la derecha y ni siquiera la identidad nacional son factores únicos que expliquen el voto a Vox. Pero son aspectos que de forma conjunta crean un contexto proclive para que el partido ultra sume votos con más facilidad. Y más votos no sólo significan más escaños sino también la capacidad de determinar la agenda y el debate político.

Metodología




sábado, 25 de agosto de 2018

Un estudio de la UMU constata diferencias de estatura entre los vecinos de barrios ricos y pobres

MURCIA.- La desigualdad socioeconómica y los factores ambientales tienen un efecto directo en la talla de las personas: a más pobreza, menos se desarrollan los niños durante su etapa de crecimiento. 

Esa es la principal conclusión de una serie de estudios liderados por la Universidad de Murcia (UMU), en los que participan 13 investigadores de diez universidades españolas. Han sido publicados en un número especial de la revista 'Nutrición Hospitalaria'.
Según explicaron fuentes de la institución docente, los trabajos están financiados por la Fundación Séneca y el Ministerio de Economía. Las 19 investigaciones realizadas sobre este tema abordan distintas facetas de la desigualdad de la salud nutricional y de sus condicionantes, desde finales del siglo XVIII hasta 2015. 
Dejan entrever datos históricos, como que antes del inicio de la Guerra Civil los ricos eran tres centímetros más altos que los pobres, unas diferencias que aumentaron durante la contienda y especialmente en la posguerra.
El profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia e investigador principal de este proyecto, José Miguel Martínez Carrión, explica que en las últimas décadas «la convergencia entre regiones ha sido la tendencia, pero si se baja a estudiar poblaciones pequeñas, las desigualdades entre barrios pobres o ricos siguen estando presentes».
Los estudios señalan, además, diferencias entre las zonas rurales y las urbanas. Por ejemplo, en zonas rurales del País Vasco la altura era mayor que en las ciudades por el acceso a la leche; una relación que se daba al contrario en zonas mediterráneas. 
El nivel de alfabetización o el peso al nacer son otras variables estudiadas y que figuran en estos trabajos que abren caminos de investigación para ahondar en los efectos que la desigualdad social ha tenido y tiene en la estatura. 
Además, los estudios demuestran que la talla perpetúa el estancamiento del desarrollo de las sociedades, ya que una baja estatura está asociada en muchos puestos de trabajo a una baja productividad.

lunes, 11 de septiembre de 2017

La revolución sexual comparada de los jóvenes murcianos va lenta

MURCIA.- Los jóvenes murcianos son de los que más tardan de España en perder la virginidad. Lo hacen a los 18 años de media, mientras que la media nacional está en 17,5. Respecto al último barómetro de la marca de preservativos 'Control', eso sí, los murcianos han adelantado su encuentro sexual de los 19 años de media a los 18 dentro de una revolución sexual comparada más bien lenta.

Aunque en frecuencia de relaciones sexuales se sitúan en una posición intermedia respecto a otras comunidades autónomas -76 encuentros al año, por debajo de la media-, los murcianos son los cuartos que más importancia dan al sexo en España. El 63% considera que las relaciones sexuales son un factor "muy importante" en una pareja, un porcentaje solo superado por La Rioja, Castilla-La Mancha y Andalucía.
Este estudio de 'Control' también habla de cuáles son las fantasías que le gustaría hacer a los jóvenes murcianos. El 56% de los encuestados confiesa que nunca se las cuenta a sus amigos, pero las tienen como el resto de los jóvenes españoles.
El trío es la práctica sexual que más se repite. Al 52% de los jóvenes murcianos le gustaría experimentarlo, si bien solo un 4% han podido realizarlo.
El segundo deseo de los murcianos es el 'role playing', es decir, adoptar un papel en la relación sexual. A un 28% le gustaría practicarlo, mientras que en tercer lugar está el sexo anal, práctica que anhelan un 25,3% de los encuestados.
La investigación sociológica de 'Control' habla de las ganas que tienen los murcianos de innovar en el sexo. Un 87% asegura que le gustaría probar cosas nuevas para salir de la rutina, mientras que solo un 13 % se niega a hacerlo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Los jóvenes españoles pesimistas ante su futuro

MADRID.- Casi la mitad de los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años, el 46,3%, ve su futuro con pesimismo, al margen de que se supere o no la crisis económica, mayoritariamente pasan de la política y en el 71,4% de los casos tienen una imagen deplorable de los políticos. 

Estas son algunas de las conclusiones de un estudio sociológico sobre la juventud española realizado por encargo de la Fundación SM y presentado en Madrid, del que se desprende, según sus autores, que estamos ante una generación, quizá la primera, que piensa que va a vivir peor que sus padres.
Tecnológicos, menos preocupados por el medio ambiente que sus progenitores, ideológicamente más de centro-izquierda (52,8%) que de derecha o centro-derecha (23,1%), bastante escépticos con respecto a la integración social, apenas confían en las instituciones -las ONG son las más valoradas- y más de la mitad confiesa que lo de ayudar en casa no va con ellos.
En una lista de dieciséis instituciones, encabezada precisamente por las ONG, la Corona ocupa el decimotercer puesto -el 39,7% tiene mucha o bastante confianza en ella-, por detrás de la policía, la justicia, la prensa o, incluso, las Fuerzas Armadas, pero por delante de sindicatos, empresas e Iglesia.
El 64% opina que la Iglesia católica se mete demasiado en política y sobre la postura de la jerarquía eclesiástica en lo que respecta a la vida sexual de las personas, no tienen dudas: el 75% asegura que es anticuada.
Valoran, por este orden, la familia, la salud, a los amigos, ganar dinero, el tiempo libre y el trabajo, y en el último puesto de la lista, por detrás de la política, la religión, un asunto privado que debe vivirse privadamente, piensa el 50% de chicos y chicas.
Esta generación "planificada, deseada y creíamos que satisfecha", en palabras de los sociólogos que la han estudiado, se lleva "considerablemente mejor" con sus padres que otras anteriores. Y es así porque el modelo democrático de familia está más extendido, el autoritario se ha estancado y el permisivo ha retrocedido "levemente".
Pero cuando discuten, lo hacen, sobre todo, por no arrimar el hombro en los trabajos de la casa, por dinero, por querer levantarse "cuando apetece", por los estudios y por la hora de llegada cuando salen de noche.
El paro es para el 45% la principal amenaza de futuro, seguido por la droga (33%), la vivienda (28,7%), la inseguridad ciudadana (23,6%) y el terrorismo (20%).
Desde el informe anterior, de 2005, ha disminuido su conciencia ecológica, si bien ahora son más -el 52% frente al 38%- los que consideran que la ciencia y la tecnología evitarán que la tierra se convierta en un planeta inhabitable.
El 81,9% tiene claro que "en ningún caso" está justificada la violencia de género, el 60,4% rechaza tajantemente la pena de muerte y el 29,3% se muestra absolutamente en contra del aborto.
Quieren emanciparse, pero no tienen prisa a la hora de abandonar el "nido", y creen que "en torno" a los 27 años es el momento adecuado. Eso sí, si previamente han encontrado un trabajo.
Aunque uno de cada cinco no tiene decidido el tipo de unión con su pareja por el que optará, un 55,4% elige el matrimonio, civil o religioso. El estudio pone de manifiesto, además, que la decisión de tener hijos es cada vez más planificada. Al 38,9% le gustaría tener dos, pero el 32,7% o no sabe o no contesta.
Los jóvenes valoran la fidelidad en la pareja, son cada vez más tolerantes con los homosexuales y creen mayoritariamente que "todas las formas familiares son válidas si con ello se consigue la felicidad".
Católicos confesos en el 53,5% de los casos, el estudio concluye que la religión no tiene "una gran influencia" en sus vidas. El 62% no entra nunca o prácticamente nunca en una iglesia y sólo el 7% cumple con el precepto dominical de ir a misa.
En cuestiones de ocio y tiempo libre, escuchan música, ven televisión y salen con los amigos, no menos que antes de que estallara la crisis económica, y son un 66,6% los que practican deporte.
El 35,8% no lee nunca, el 34,6% lo hace entre una o dos horas a la semana y sólo un 25% tres o más. El porcentaje de los que salen todos o casi todos los fines de semana es ahora menor que en 2005, un 41,4% frente a un 50,1%. El 98% usa teléfono móvil y entre los menores de 20 años está más extendido el uso de redes sociales que entre los más mayores.