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sábado, 25 de noviembre de 2023

Jane Goodall, etóloga británica: "Hay tres razones fundamentales por las que habría que cerrar las macrogranjas"


MADRID.- Charlamos con la etóloga británica sobre cómo puede afectar la naturaleza a nuestra salud, los riesgos de las estabulaciones intensivas y otras cuestiones de preservación ambiental, dice El Confidencial.

En 1960, Jane Goodall (Londres, 1934) pisó por primera vez el parque nacional Gombe Stream. En Tanzania, la etóloga inglesa y mensajera de la paz de la ONU empezó su pionera investigación sobre el comportamiento de los chimpancés, que duraría más de 60 años y cuyos descubrimientos sobre la similitud de los primates con los humanos supusieron un hito científico.

Esta veterana activista, icono de la protección de los animales y la lucha feminista, fundó su propia organización para la conservación de la vida silvestre, el Instituto Jane Goodall. Desde este último creó el programa global Roots and Shoots (Raíces y Brotes), que quiere motivar a las nuevas generaciones a implicarse en proyectos que ayuden a sus comunidades y contribuyan a frenar la pérdida de biodiversidad que amenaza el planeta.

La Dra. Goodall ha participado este jueves en Madrid en la presentación del primer informe One Health, que está realizando la Cátedra Sanitas Salud y Medioambiente de la Universidad de Navarra. Durante su conferencia, la etóloga se ha mostrado clara en la relación entre nuestro entorno y el bienestar: "Nuestra salud depende de la salud de nuestro planeta". Tras su participación en el evento, charlamos con la doctora sobre el desconocimiento de cuánto puede afectar la naturaleza a la salud de la población, los riesgos de las macrogranjas y más cuestiones de preservación ambiental. 

PREGUNTA. Decía en su conferencia que el ser humano está muy desconectado del medioambiente, ¿pero también lo está sobre cómo puede afectar a su salud? Especialmente teniendo en cuenta que acabamos de vivir una pandemia que todo indica que tiene origen en la propia naturaleza, en un animal.

RESPUESTA. Creo que hay muchísima desconexión y muchísima falta de información en general; y en particular sobre que los seres humanos podemos coger enfermedades de los animales.

Está claro que el ser humano debería ser mucho más consciente de que los animales nos pueden pasar muchas enfermedades, especialmente después de la última pandemia del covid-19, ya que salió de un animal en un mercado chino que saltó al ser humano y ahí se hizo un vínculo con las células y se creó la enfermedad. 

P. ¿Y por qué, a pesar del covid, no somos conscientes de la importancia que tiene la naturaleza para nuestra salud?

R. La razón principal es que los seres humanos no queremos creer que nos puede afectar, ni que la relación con los animales puede generarnos enfermedades. Pasa algo similar a la época en que había muchos negacionistas del cambio climático, cuando mucha gente no quería creer la incidencia que podía tener.

Posiblemente pienses que en España sí que se sabe de dónde vino la pandemia, qué es lo que la causó. Pero en la humanidad en general hay muchísima ignorancia y la gente no sabe qué es lo que provocó la pandemia del covid-19.

P. En España llevamos mucho tiempo debatiendo sobre las macrogranjas por cuestiones de salud, medioambientales y bienestar animal, ¿usted cree que se deberían cerrar?

R. Hay tres razones fundamentales por las que habría que cerrar las macrogranjas.

Una es el riesgo de contaminación y de contagio de enfermedades que pasen de los animales a los seres humanos. Y hay muchos ejemplos.

La segunda razón es la crueldad. Hay un maltrato al animal y una crueldad tremendos. Cualquiera que visite una de esas granjas se quedará impresionado de ver cómo se puede tratar así a un animal. Sobre todo, ahora que ya sabemos perfectamente que los animales sí que tienen sentimientos, que pueden sentir miedo, agobio, estrés… Antes sabíamos que los perros tienen sentimientos, pero se ha demostrado que los cerdos también… 

P. Y la tercera razón…

R. La tercera razón está relacionada con el agua y los combustibles fósiles. Por un lado, se necesita mucha agua para convertir la proteína vegetal en proteína animal. Por el otro, los combustibles que se emplean para que los granos lleguen a las granjas para alimentar a los animales, posteriormente para producir la carne y finalmente para que esta llegue a la mesa.

A todo esto hay que sumarle que todas estas granjas, con la cantidad enorme de animales que tienen, producen muchísimo metano, que genera un efecto invernadero horrible.

P. En cuanto a los sentimientos que pueden tener los cerdos, en su conferencia nos ponía un ejemplo perfecto con Pigcasso…

R. Así es. Una mujer, que tiene un santuario de animales, salvó a un cerdo que estaba destinado a convertirse en beicon. Ella es pintora de cuadros y se dio cuenta de que el cerdo, al que había salvado y tenía a su cargo, la miraba mientras pintaba. Entonces le puso un pincel en la boca delante de un lienzo y el cerdo empezó a pintar.

El cerdo, que se llama Pigcasso, ya ha hecho dos exposiciones y sus cuadros se están vendiendo por 5.000 euros. Yo tengo un cuadro original suyo. 

P. ¿Cuál es el mayor riesgo al que se enfrenta el mundo actual?

R. Es difícil la pregunta, pero yo diría que el mayor peligro es que no tomemos ninguna medida ante la situación actual.

Hay varias cuestiones interrelacionadas: hay problemas con el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la pobreza, un estilo de vida insostenible por parte de los más ricos, cada vez hay más gente y más ganado en el planeta…

Además, debemos tener en cuenta que los recursos naturales son finitos, y a pesar de ello los estamos utilizando como si estuvieran para siempre.

P. ¿Qué mensaje le mandaría a la sociedad para tener un mejor mundo?

R. Les diría que cada día que pasa ejercemos un impacto en el planeta y somos nosotros los que tenemos que decidir cómo debe ser ese impacto.

Posiblemente, pienses: “¿Para qué voy a apagar la luz si en el fondo tampoco tiene tantísimo impacto?”. Pero no solamente eres tú el que apagas la luz al salir de una habitación, sino que hay millones y millones de personas que la están apagando también, y eso sí que crea el impacto.

P. ¿Y a la hora de hacer una compra?

R. Es muy importante que la gente sea consciente en el momento de comprar un producto de varias cuestiones. Primero si lo que están comprando daña el entorno. Segundo, tienen que ver si para su producción han sido crueles con los animales. Y en tercer lugar, también ver si han utilizado mano de obra barata.

Entonces cada persona debe decidir si verdaderamente lo compra pagando X o si va a comprar otra cosa con mejores condiciones pagando X más uno.

A todos ellos, debemos recordar que uno de los problemas más grandes que tenemos son los residuos, el desperdicio, la basura... 

P. Más allá del impacto individual que comenta, en realidad las grandes compañías son las que generan la mayor parte de la contaminación…

R. Indudablemente son las grandes compañías las que tienen un impacto mayor. Pero las empresas a su vez están formadas por muchas personas individuales. Hay que formar a estas personas para que vayan actuando de una forma concienciada. Eso es lo que va a hacer a la larga que sean las empresas y sus individuos los que reduzcan el impacto.

P. ¿Cómo le gustaría que la recordasen?

R. En primer lugar, me gustaría que me recordasen por haber ayudado desde la ciencia a trasmitir el mensaje a todo el mundo de que los animales, igual que nosotros, tienen sentimientos… Que pasan pena, alegría, miedo… y que debemos dejar de tratarlos mal.

La segunda cosa de la que estoy muy orgullosa es de haber comenzado el programa Roots and Shoots y que este siga adelante.

Y, sobre todo, me gustaría que me recordasen por trasmitir esperanza a la gente. 

 

https://www.alimente.elconfidencial.com/bienestar/2023-11-23/entrevista-jane-goodall_3780360/

viernes, 29 de septiembre de 2023

El mercado de cerdo español sufre las consecuencias de la Agenda 2030


MADRID.- El sector porcino va a pagar caras las consecuencias de la Agenda 2030 y las regulaciones de la Unión Europea en materia de Bienestar Animal. Un informe del Departamento de Agricultura del Gobierno de Estados Unidos destaca que el mercado de porcino español experimentará una tendencia a la baja durante el próximo año, tanto en la producción de cerdos, como en la producción de carne. El informe también deja muy claras las causas.

Estas reducciones están causadas principalmente por un menor nivel de exportación a mercados no europeos (principalmente China), elevados costes de producción de forma continua y la imposición de nuevas regulaciones de la Unión Europea en materia de Bienestar Animal, según destaca el informe 

"La producción porcina española afectada por menores exportaciones y regulaciones sobre bienestar animal", procedente del GAIN (Global Agricultural Information Network) del FAS-USDA (Foreign Agricultural Service – United States Department of Agriculture), del que se ha hecho eco Unión de Uniones.

En 2022, España se mantuvo como el mayor productor y exportador de la UE, incluso a pesar de que la producción en Cataluña y Aragón se ha visto afectada por el virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS), algo que se ha compensado con mayores importaciones de lechones procedentes principalmente de Portugal y Países Bajos. 

Sin embargo, tras niveles récord en 2022, para 2023 y 2024 se espera una reducción en el censo de cerdos hasta algo menos de cinco millones de toneladas y también una reducción de la producción de carne por debajo de 55 millones de cabezas sacrificadas.

El informe destaca que los costes de producción, que alcanzaron precios récord en 2022, provocaron un aumento del precio de la carne de cerdo porque los sacrificios se redujeron un 2%. Según las propias cifras del Ministerio de Agricultura, el precio de la carne de cerdo ha subido un 14% en 2022 debido a la inflación y a los costes de producción. 

Esto ha provocado a su vez una caída del 11% del consumo de cerdo fresco en nuestro país, mientras que en el resto del mundo ha caído un 9%.

Seguir leyendo: https://www.libremercado.com/2023-09-28/el-mercado-de-cerdo-espanol-sufre-las-consecuencias-de-la-agenda-2030-7053437/En este sentido, el sector culpa al Real Decreto 159/2023 de Bienestar Animal, que impone requisitos más estrictos que la normativa europea, obliga a aumentar el espacio mínimo disponible en las instalaciones y más requisitos en alimentación, agua, comederos, condiciones ambientales y material manipulable, con un periodo de dos años para adaptar las granjas. - Seguir leyendo: https://www.libremercado.com/2023-09-28/el-mercado-de-cerdo-espanol-sufre-las-consecuencias-de-la-agenda-2030-7053437/

Lo mismo ha sucedido con las medidas para reducir el uso de antibióticos, que "podrían estar provocando un incremento de la mortalidad de cerdos en 2022, con una tendencia que continuaría en los próximos años", señala el informe. Las tasas de fertilidad también podrían reducirse debido a la sequía, a la ausencia forraje y al aumento del precio de los piensos.

A pesar del aumento de los costes de producción y el descenso del consumo de carne de cerdo, España siguió siendo el principal exportador de cerdo del mundo durante 2022, con 2,7 millones de toneladas exportadas por un valor de más de 6.600 millones de euros, según el Monitor de Datos de Comercio.

Sin embargo, las exportaciones bajaron un 4,4% comparado con 2021, por la reducción de la demanda china. El gigante asiático ha conseguido controlar la peste porcina que diezmó sus granjas y ha dejado de comprar cerdos a España. 

A pesar de perder parte de la demanda china, las cifras de exportaciones no han caído más gracias al crecimiento que experimentó el sector porcino español en otros mercados asiáticos como Japón, Corea del Sur o Filipinas y Taiwán.

Con respecto al mercado interno el informe destaca que "la falta de carne en la UE" hizo crecer las exportaciones comunitarias hasta alcanzar la mitad de las exportaciones totales. Sin embargo, esas cifras seguirán cayendo "por la reducción de la demanda china y el aumento de los precios de la carne". 

El informe también destaca el crecimiento de Chile, que se ha situado como el mayor proveedor extracomunitario, aprovechando precisamente los elevados precios del cerdo en España y la Unión Europea.

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jueves, 20 de enero de 2022

Qué es una macrogranja y cómo impacta en el medioambiente


MADRID.- Una macrogranja es una instalación de ganadería industrial en la que la densidad de animales es muy grande, donde pueden tener cabida desde decenas de miles de cabezas de ganado porcino o bovino hasta cifras que alcanzan en millón en el caso de las macrogranjas dedicadas a la cría de pollos. La mejora de las tecnologías durante las últimas décadas, unido al rápido aumento de la población a nivel mundial ha hecho que la producción de carne se haya disparado, según introduce al tema www.nationalgeographic.com.es.

Sin ir más lejos, en la década de los 70, la producción mundial de carne se situaba en un tercio de la producción actual. En 50 años, países como China han pasado de producir algo menos de 10 millones de toneladas anuales a sobrepasar la barrera de los 80 millones de toneladas anuales en 2019. 

En el caso de España, en 1970 se producía poco más de un millón de toneladas anuales, mientras que en la actualidad se han sobrepasado los 7 millones de toneladas anuales, según el informe Meat Atlas 2021.

Como se puede observar, la tendencia alcista de la producción de carne a escala global responde a un mayor consumo por parte del ser humano que coincide con el aumento de la población mundial, además de con la mejora en las tecnologías que han permitido mecanizar los procesos y mejorar los controles sanitarios. 

Sin embargo, la producción de carne a tal escala también tiene un impacto negativo en el medioambiente.

Con el desarrollo tecnológico, las nuevas técnicas para automatizar procesos han permitido que se estabulen en granjas miles de cabezas de ganado para reducir sus costes asociados al mantenimiento y abaratar los precios de la carne que posteriormente se comercializará. Pero eso no siempre ha sido así.

"Una alta densidad (de animales) es problemática de gestionar por la elevada concentración de excretas (purines, estiércol) en poco espacio, especialmente si no existen suficientes tierras de cultivo a una distancia cercana donde poder hacer un abonado racional. Una granja de 10.000 ovejas en extensivo, al ocupar mucho espacio, no sería un problema", afirman Pablo Manzano y Agustín Del Prado, investigadores del bc3 - Basque Centre for Climate Change, en un artículo en The Conversation.

En la actualidad, España no solo es uno de los mayores productores de carne de la Unión Europea, sino que también es uno de los mayores exportadores. Para conseguir estas cifras, en el territorio español conviven numerosos modelos que, lejos de ser estrictos, se diferencian en varios detalles: "sabemos que hay gradientes entre producción extensiva, producción intensiva ligada al territorio, y producción industrial, además de variedades en la densidad de animales. 

La diferencia entre extensiva e intensiva es si los animales salen a pastar o si pasan su vida en un establo", afirma Pablo Manzano en una entrevista con National Geographic vía correo electrónico.

A la hora de clasificar los distintos tipos de ganadería, David González, Co-fundador de Sustraiak Habitat Design y experto en agricultura regenerativa y regeneración de suelos, los explica así:

  • Ganaderías intensivas, donde se desarrolla la actividad sobre los procesos industriales de una ganadería estabulada y donde prima la rentabilidad máxima por kilogramo de carne producido.
  • Ganaderías extensivas, que consiste en el pastoreo de una cabaña ganadera que se alimenta básicamente de los recursos propios del territorio que habitan, aunque existen también sistemas mixtos en los que además del pastoreo, se aporta pienso a los animales para su engorde en determinadas épocas del año en las que por diferentes motivos (climatológicos, partos, etc), la cabaña necesita estar estabulada.
  • Trashumancia: 100% de alimentación a base de recursos locales en pastoreo.
  • Ganadería regenerativa: 100% de la alimentación a pasto, centrada en la regeneración de los suelos mediante el pastoreo dirigido de los animales.

En lo que se refiere a su impacto en el entorno, la principal diferencia entre una granja beneficiosa y otra perjudicial para su ecosistema es la densidad de su ganado. En vez de ser un modelo arraigado al territorio y en el que todos los factores se retroalimentan, la producción industrial suele depender más del exterior, pues requieren de combustibles fósiles para fertilizar, recolectar y transportar sus insumos.

Otro factor preocupante en lo que se refiere a las granjas de gran densidad es la gestión de sus residuos: "la alta densidad de animales es ambientalmente problemática porque las deyecciones de los animales, si bien son muy beneficiosas y necesarias para los agroecosistemas en cantidades moderadas, no pueden ser procesadas ni asimiladas por la biota en altas cantidades, así que sustancias como los nitratos se filtran a acuíferos y aguas superficiales, contaminándolas. Una alta densidad de animales también causa problemas de olores que degradan el medio ambiente de las zonas rurales", añade Pablo Manzano.

Sin embargo, no solo es el plano local el que se ve alterado, sino que a nivel internacional su impacto también se deja notar. "Más allá del impacto local existe un impacto sobre otros ecosistemas del planeta en los que se externaliza la producción de piensos con los que se alimenta al ganado. Para ello, diversos ecosistemas locales son deforestados, por ejemplo, para convertirlos en áreas de producción de soja para los piensos", apunta David González.

Uno de los argumentos más repetidos en cuanto a los beneficios y perjuicios de las macrogranjas pasa por la calidad de su carne, generalmente menor que la carne proveniente de la ganadería extensiva, pero también más barata.

A nivel nutricional, Pablo Manzano explica la diferencia: "los animales criados a alta densidad en régimen industrial van a tener productos de calidad inferior a aquellos que se ejercitan cada día, fundamentalmente, por su perfil graso. Tienen peor perfil nutricional en términos de ácidos grasos poliinsaturados, ácidos linoleicos conjugados (ACLs) y una mejor relación Omega 6/Omega . Las consecuencias de un mayor nivel de estrés crónico en las características del músculo".

En plena crisis energética en la que el pico de producción de combustibles baratos ya se ha superado, el mundo se adentra en una etapa de menor disponibilidad energética en la que la tendencia de los precios en el futuro se mantendrá al alza.

Es por ello que, al depender en tal medida de los combustibles, la ganadería llevada a cabo en macrogranjas afronta un futuro incierto: "debemos tener en cuenta que la producción de piensos está directamente relacionada con la disponibilidad de combustibles fósiles, por lo que su encarecimiento tiene un impacto directo en el precio de los piensos y, lo que es lo mismo, en la viabilidad de este tipo de granjas", apunta González.

martes, 18 de enero de 2022

La Región, a la cabeza en concentración de macrogranjas


MURCIA.- La Región acumula hasta 160 macrogranjas, repartidas entre 20 municipios diferentes de los 45 que forman la Comunidad. Dicho de otra forma, el 44,44% de las localidades murcianas cuenta con al menos una de estas grandes instalaciones intensivas, lo que representa el tercer resultado más alto entre todas las provincias de España, según publica el portal Datadista

Aunque aún no existe una definición del todo clara sobre qué se considera macrogranja, sí existe la posibilidad de establecer un umbral en los criterios de tamaño que sigue el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR) para decidir qué empresas deben comunicar sus emisiones anuales, así como contar con una Autorización Ambiental Integrada (AAI) positiva para poder funcionar. 

Por tanto, se considera macrogranja aquellas que alberguen 40.000 plazas para gallinas ponedoras, 2.000 plazas para cerdos de cebo de más de 30 kilos o 750 plazas para cerdas reproductoras.

En la Región, es el sector porcino el que cuenta con una presencia notoria, pues a él corresponden 154 de estas instalaciones de ganadería intensiva de las 160 que existen en total. De entre ellas, 50 están destinadas a la cría de lechones mientras que las 104 restantes se dedican a la explotación del ganado porcino. 

En cualquier caso, y sin valorar el tamaño de las mismas, lo cierto es que la Comunidad murciana no destaca por albergar una gran cantidad de macrogranjas en su haber, ya que su número representa solo el 3,8% de las 4.249 que existen en total en España, según los datos de la PRTR

Donde sí resalta es en su concentración, pues tres de sus municipios se encuentran en la lista de los 40 con mayor número de estas instalaciones realizada por Datadista. De hecho, Lorca alcanza la segunda posición en este ranking con 50 macrogranjas en total, tan solo superado por Tauste (Zaragoza) con 52. 

También en los primeros puestos se encuentra Fuente Álamo, pues con 30 de estas explotaciones llega a posicionarse como la cuarta localidad con mayor concentración de toda España. Asimismo, el municipio de Alhama de Murcia alcanza el puesto 33 con hasta 14 granjas de estas características en su territorio. 

Un negocio que suscita polémica

El foco mediático lleva dos semanas ubicado en la ganadería intensiva a causa de la polémica que han suscitado las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, al medio británico The Guardian. Estas, además de causar un revuelo político que ya ha salpicado las relaciones entre PSOE y Podemos en la Región, han provocado un debate sobre la pertinencia o no de las macrogranjas.

Desde la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse), una de las organizaciones ecologistas con más renombre en la Comunidad murciana, alegan que se trata de un modelo de producción completamente lícito siempre que se respeten los límites legales: " Si se mantienen los criterios sobre residuos y bienestar animal marcados por el Estado no hay ningún problema con estas granjas", señala a Murcia Plaza el director de Anse, Pedro García, aunque puntualiza que "igual en algunas zonas sí haría falta más regulación".

Por otro lado, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de la Región de Murcia (UPA), sí muestra un mayor descontento con con las grandes instalaciones de explotación porcina: "Somos una asociación que hace una apuesta decidida por la economía familiar", sostiene su portavoz, Marcos Alarcón, a Murcia Plaza.

No obstante, apostilla que "no toda la ganadería intensiva es sinónimo de macrogranja", y que debe haber explotaciones de todo tipo, puesto que "son complementarias". En este sentido, también recuerda que no existe una definición específica para concretar a qué podemos llamar macrogranja, por lo que esta polémica también resulta relativa. 

De todas formas, aclara que Europa no se caracteriza por unas explotaciones ganaderas de inmenso tamaño, pues hay una regulación que lo impide, de manera que resulta una problemática más propia de otros países como Argentina o Brasil. 

También desde la organización agraria Asaja Murcia defienden las ventajas de la ganadería intensiva, que consideran "imprescindible" en la Región: "La Comunidad murciana tiene difícil mantener una ganadería extensiva dada la ausencia de lluvias y de pastos", mantiene su presidente, Alfonso Gálvez, en conversaciones con Murcia Plaza. Además, añade que la carne resultante "siempre cumple con las garantías de calidad ya que, al fin y al cabo, se trata de un sector que está "sometido a estrictos controles".

Sin embargo, lo cierto es que las asociaciones vecinales no siempre han visto con buenos ojos este tipo de instalaciones. De hecho, plataformas de Cieza, Jumilla y Yecla se sumaban a la declaración realizada el pasado 6 de enero por la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial sobre "los daños que provoca este modelo de explotación, pues agrava la despoblación, no genera más empleo y causa un gran impacto ambiental". 

Asimismo, entre 5.000 y 6.000 vecinos de Yecla ya protestaron en Yecla el pasado julio contra la macrogranja del Monte Arabí con pancartas en las que se podía leer "No a las macrogranjas" o "Salvemos el pueblo".

En cualquier caso, lo cierto es que la producción de cerdo murciano se trata de una actividad arraigada dentro de la Región que ha llegado incluso a conquistar el mercado asiático, pues ha protagonizado un crecimiento notorio en las exportaciones a China.

La industria española cárnica mantiene 100.000 empleos y aporta el 2% del PIB


MADRID.- El cárnico es el cuarto sector industrial de España solo superado por el automovilístico, el del petróleo y combustibles o el suministro de energía. También supone el 2,32% del PIB total español, el 16,2% del PIB de la rama industrial y el 4,2% de la facturación total de toda la industria española, según datos de Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice) recogidos por El Español.

Esta industria se encuentra en unos niveles similares a la industria química o metalúgirca, aunque más allá de las empresas industriales hay que sumar las explotaciones ganaderas que juegan un papel decisivo en la conocida como España vaciada. 

Mayoritariamente estas empresas son pymes, aunque también hay grandes grupos empresariales, y dan empleo al 25,2% de las personas ocupadas dentro de la industria alimentaria. Es decir, casi 100.000 puestos de trabajo directos.

Castilla y León es con diferencia la comunidad en la que se encuentran más empresas de procesado de la carne con 758. Aunque con diferencia, le siguen Cataluña (556) y Andalucía (539), según datos de 2021 del Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, hay que sumar las explotaciones ganaderas en las que se crían estos animales, ya sean en régimen extensivo, intensivo o mixto. 

Sin embargo, se da la paradoja de que no es tan sencillo diferenciar a una explotación en régimen intensivo del extensivo. Las organizaciones agrarias creen que, en ocasiones, se puede recurrir a prácticas intensivas aunque la explotación sea una ganadería extensiva. 

En cualquier caso, sí que se puede diferenciar fácilmente una ganadería familiar, de pequeño tamaño, de las macrogranjas que criticó el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en una polémica entrevista en The Guardian.

La ganadería está considerada como una actividad económica de peso para evitar el despoblamiento de la España vaciada y, en concreto, para el mantenimiento en el territorio de las nuevas generaciones. Por este motivo, es común que los diferentes gobiernos regionales ofrezcan ayudas para el relevo generacional. Según datos de UPA, la edad media de los ganaderos supera los 50 años.

Las provincias más afectadas por este fenómeno sitúan su densidad de población en torno a 8 habitantes por kilómetro cuadrado. Según el Gobierno, este es un problema con una intensidad superior en España a la de países de nuestro entorno. 

Sin embargo, no parece que sus políticas vayan encaminadas a solucionar el problema. En los últimos años la ganadería -así como la agricultura y caza- no han dejado de denunciar los ataques a los que son sometidos hasta el punto de convocar una gran manifestación para el 20 de marzo en Madrid. El objetivo es defender y apoyar “un mundo rural vivo”. 

El cerdo, el favorito

España produjo en 2020 más de 7,6 toneladas de carne, según cifras de Anice. La de porcino fue con diferencia la mayoritaria superando las cinco toneladas, seguida por la de aves (1,7 toneladas), vacuno (677.292 kilos), ovino (114.306), conejos (51.228), caprino (10.161) y equino (9.529). De toda esta carne, el 37,5% de la producción se exporta a otros países. 

Con estas cifras, España es el cuarto productor mundial de cerdo, solo por detrás de China, Estados Unidos y muy cerca de Alemania, según el informe 'El sector de la carne de cerdo en cifras', elaborado y publicado por el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 

En la Unión Europea, la carne de este animal descendió un 5% entre 2015 y 2020 un, mientras que en España aumentó un 15% en este mismo periodo. A pesar de este aumento, son las granjas de menor tamaño las que tienden a desaparecer, mientras que la actividad ganadera cada vez se concentra más en explotaciones intensivas como las macrogranjas, que en ese período han aumentado más de un 3%. 

El poder empresarial

Detrás de la gran mayoría de estas explotaciones familiares están los grandes nombres del sector. De hecho, el peso de la industria cárnica en España no se entiende sin las grandes empresas que hay detrás de este sector. Muchas de ellas tan importantes y conocidas que llenan los lineales de los supermercados, como Campofrío o El Pozo. 

En España hay diez grupos que en conjunto suman una facturación cercana a 9.000 millones de euros, es decir, un tercio del total de toda la industria. El principal es Campofrío Food, una multinacional de alimentación, filial de la mexicana Sigma Foods, que en 2020 facturó 2.169,4 millones de euros. 

La compañía, con una importante presencia en Burgos, da trabajo de forma directa a 2.800 personas. Además, en los últimos años su estrategia empresarial ha ido dirigida a buscar la complicidad de los usuarios con sus famosos anuncios navideños

A esta le sigue Grupo Fuertes con 1.900 millones de euros de cifra de negocio. Empresa con sede en Murcia es la matriz de marcas como El Pozo. Después, le sigue Grupo Jorge con 1.382 millones de euros de cifra de negocios. Esta empresa, además de exportar jamón a China- desde finales de 1990 cuenta con una división de energía. 

La cuarta en discordia es Industrias Cárnicas Loriente Piqueras (Incarlopsa), más conocida por ser principal proveedora de carne de Mercadona. Ubicada en Tarancón (Cuenca) su facturación en 2020 alcanzó los 882,6 millones de euros. 

Después está seguida de Vall Companys (531,7 millones), Noel Alimentaria (371,1 millones), Patel (364,3 millones), Argal Alimentación (337,5 millones), Procavi (277,7 millones) y Grupo Empresarial Palacios Alimentación (212,6 millones de euros).

Además, no hay que olvidar que este sector también se subdivide en interprofesionales con mucho peso, como la cárnica del porcino blanco (Interporc), ibérico (Asici), ovino/caprino (Interovic), vacuno de carne (Provacuno), cunícola (Intercun) y la avícola (Avianza).

A por fondos europeos

De hecho, la cadena de valor cárnico-ganadera es tan potente en España que también quiere liderar la recuperación. Para ello, un total de 1.689 empresas y ganaderos lideradas por empresas como Campofrío o El Pozo se han unido para presentar un proyecto para acceder a los fondos Next Generation proponiendo inversiones en los ámbitos de la sostenibilidad, la digitalización y la economía circular. 

El proyecto recoge inversiones privadas que ascienden a 5.074 millones de euros. De las cuales, una parte de ellas aspiran a ser financiadas con estos fondos. Estas inversiones se proponen ejecutarlas en varias anualidades, quedando el 34% para 2022 y el 50% para 2023. Aunque no se descarta que se alarguen a 2024 también.

Se trata de un plan vertebrador y que prácticamente incluye a toda la cadena de valor. El 73,6% de las empresas que participan son pymes y las restantes 446 son grandes empresas. El conjunto está liderado por 21 empresas tractoras que han movilizado a 180 empresas cárnicas, 165 que tienen actividades cárnicas y ganaderas, y 1.344 que son exclusivamente empresas ganaderas o ganaderos individuales. 

Estas 21 empresas son líderes en sus respectivos sectores. Estamos hablando de Campofrío, Vall Companys, Grupo Fuertes (El Pozo), Grupo Jorge, Uvesa, Coren, Covap, Grupo Empresarial Costa, Costa Brava Mediterranean Food, Incarlopsa, Olot Meats Group, Missa/Faccsa, Celevant, Fribin, Famadesa, Osborne/Sánchez Romero, Montesano Extremadura, Grupo Medina, Encinar de Humienta, Moralejo y Grupo Hermi. 

También están presentes en todas las Comunidades Autónomas, siendo Andalucía y Cataluña las que cuentan con una mayor representación. Concretamente, en Cataluña se concentran 95 empresas participantes y 87 son andaluzas.

Dicho proyecto también está integrado por cuatro socios tecnológicos en los ámbitos de la digitalización, la economía circular y las energías renovables. Estas son Telefónica, Acciona, Fertinagro e Hispasat.

Aunque se esperaba que el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de agricultura se presentara antes de final de 2021, finalmente será en 2022 sin fecha fija todavía.

jueves, 13 de enero de 2022

Sánchez Serna solicita información al Gobierno Regional sobre las macrogranjas y sus efectos en el territorio y el Mar Menor


MADRID.- El coordinador autonómico de Podemos y diputado de Unidas Podemos en el Congreso, Javier Sánchez Serna, ha presentado una batería de solicitudes de información dirigidas a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia acerca de las macrogranjas que se han autorizado desde el año 2017 y sus impactos en el territorio. 

Entre la información que Unidas Podemos pretende recabar figuran los efectos que la contaminación procedente de este tipo de instalaciones de ganadería intensiva han tenido sobre el Mar Menor. 

El diputado ha recordado que recientemente se hacía público que el Gobierno Regional ignoró en sucesivas ocasiones las advertencias que llegaban desde la Comisión Europea acerca de la relación existente entre la presencia de macrogranjas cerca de la laguna salada y el mal estado de la laguna. 

Sánchez Serna ha señalado que desde Podemos Región de Murcia han denunciado en sucesivas ocasiones "cómo se vulneran abiertamente las normas ambientales para la depuración de los residuos procedentes de la ganadería intensiva", comprobando además in situ "la existencia de balsas de purines al aire libre y sin impermeabilizar, y montones de estiércol arrojados directamente en zanjas, cuyos residuos se filtran al subsuelo y a los acuíferos, destrozando la calidad de la tierra y llegando finalmente hasta el Mar Menor".

Además del informe pormenorizado de las macrogranjas que tienen un impacto directo en el Mar Menor, Sánchez Serna también ha solicitado los informes de impacto ambiental de cada una de estas instalaciones en activo en la región de Murcia, recabando especialmente la estimación de producción de gases de efecto invernadero, la pérdida de diversidad biológica que han producido desde el inicio de su actividad, el impacto de estas en la contaminación del agua derivado de la sobrefertilización, y las emisiones de amoníaco, nitratos y fósforo.

A la espera de contar con los datos exactos, Sánchez Serna ha cuestionado el modelo de ganadería intensiva que están poniendo sobre la mesa los lobbies del sector, que esta semana han logrado el apoyo de PP, Vox y PSOE. 

El diputado ha señalado que todos los estudios demuestran cómo la instalación de macrogranjas destruye el territorio, contamina los acuíferos y genera pobreza y despoblación, algo en lo que "hasta la aparición del bulo contra Alberto Garzón, existía unanimidad entre las formaciones políticas". 

El diputado ha considerado que detrás de la puesta en marcha de la desinformación sobre las declaraciones del Ministro de Consumo al diario The Guardian "no sólo hay un evidente intento de desgastar a Unidas Podemos", sino que además hay "una justificación para el giro de guion en el que partidos que hasta ayer estaban votando mociones y moratorias en los municipios contra este modelo de explotación ganadera insostenible, hoy se hayan convertido en sus principales defensores". 

Por último, Sánchez Serna ha destacado que el hecho de que la ganadería intensiva y su modelo de macrogranja es malo para el medio ambiente, genera producto de peor calidad, no respeta ningún tipo de medida de bienestar animal y además crea pobreza y acaba con la ganadería tradicional es algo que ya sabía todo el mundo en el entorno rural". 

"Sólo Unidas Podemos está defendiendo un modelo en el que se genera más empleo, se asienta a la población en el territorio, se respeta el medio ambiente y se reparte mejor la riqueza producida; otros deben explicar a qué intereses responde cambiar de postura para defender un modelo perjudicial para todos y todas, excepto para las multinacionales que se enriquecen con él", ha señalado.

miércoles, 12 de enero de 2022

IU-Verdes denuncia en Yecla el silencio cómplice de PP, PSOE y Ciudadanos en la polémica de las macrogranjas


YECLA.- Izquierda Unida-Verdes critica a los grupos municipales de PP, PSOE y Ciudadanos por su silencio en la prensa y en las redes sociales respecto a la polémica que ha saltado en los últimos días por las declaraciones que hizo el ministro Alberto Garzón en el periódico británico The Guardian en contra de las macrogranjas y a favor de la ganadería extensiva.

Desde la formación de izquierdas señalan que "el pueblo de Yecla está luchando contra este tipo de granjas desde el año 2017 y todos deberíamos celebrar que un miembro del gobierno de España se ha posicionado junto a la lucha de nuestra ciudad". 

Además, indican que "hasta el momento ha habido unanimidad de todas las fuerzas políticas con representación local en calificar a estas instalaciones industriales como una amenaza a nuestro medio ambiente". 

En ese sentido, recuerdan que el ayuntamiento de Yecla tiene aprobada una suspensión de otorgamiento de licencias a macrogranjas y que hay consenso en proteger los lugares más sensibles del término municipal. Por ello, dicen que no entienden "el silencio atronador y cómplice de esas formaciones a nivel local".

Izquierda Unida señala que "los yeclanos tienen claro que ese tipo de instalaciones amenaza la viabilidad de los acuíferos, provoca emisiones muy altas de gases contaminantes y no asegura un bienestar mínimo a los animales". 

Por ello, indican que "ya son varias las ocasiones en las que el pueblo ha salido a la calle para pedir que esas instalaciones dañinas no se ubiquen en Yecla". En ese sentido, la formación de izquierdas defiende que "España tiene cambiar progresivamente su modelo de producción de carne hacia uno en el que no tengan cabida las macrogranjas y sea compatible con el medio ambiente".

Alberto Martínez, portavoz de IU-Verdes, hace un llamamiento público al PP del municipio para que "desobedezca a su dirección nacional y no presente en Yecla ninguna moción a favor de las macrogranjas". 

No obstante, señala que "si el PP local decide rendirse a los intereses de las empresas cárnicas se encontrará con una oposición firme y contundente de Izquierda Unida, y seguramente de la mayoría de la sociedad yeclana." 

Asimismo, el portavoz de izquierdas comenta que "PSOE, PP y Ciudadanos deberían alzar la voz contra sus direcciones nacionales por dejar tirada a Yecla en nuestras reivindicaciones". 

Y finaliza afirmando que "Unidas Podemos somos la única fuerza política que no engañamos a nadie y que defendemos las mismas políticas en todos los lugares donde tenemos representación, ya sea en Yecla, en Cartagena, en Madrid o en Bruselas".

lunes, 10 de enero de 2022

El PSOE flirtea con el negacionismo de la derecha sobre las macrogranjas


MADRID.- Es la segunda vez que la ganadería industrial hace estallar una crisis de Gobierno. La división entre las ramas socialista y de Unidas Podemos se ha agudizado en los últimos días, después de que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, volviera a hacer hincapié en los efectos negativos de las macrogranjas para el medio ambiente y la salud pública del país. 

Como ya ocurrió en el mes de julio, la derecha ha intensificado los ataques contra dirigente de Izquierda Unida, acusándole de ir en contra de los intereses de los productores agropecuarios de España, aunque éste sólo hacía referencia a las granjas intensivas, es decir, a las grandes compañías del sector, recuerda Público.

Ese mismo discurso, en buena parte, ha sido comprado por algunos sectores del PSOE y por el propio Pedro Sánchez, que por miedo al rechazo del sector ganadero han dejado de lado a Garzón, a pesar de que los datos científicos le respaldan.  

Si en el mes de julio –cuando Consumo lanzó una campaña en las redes sociales para promover una dieta menos cárnica y más saludable– el presidente del Gobierno zanjaba la polémica defendiendo su gusto por "un chuletón al punto", esta vez ha rebajado el tono y ha ensalzado en una entrevista en la Cadena SER "la extraordinaria calidad del sector cárnico de nuestro país". 

Margarita Robles, ministra de Defensa, y Luis Planas, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, también han salido al paso y han dejado de lado a Garzón. Fuera del Gobierno, los presidentes autonómicos socialistas de Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura (Emiliano García-Page, Javier Lambán y Guillermo Fernández Vara) han atacado al ministro de Unidas Podemos y llegando a pedir su salida del Ejecutivo, alineándose así con las reclamaciones de las derechas y de la patronal agropecuaria.

Esta postura –entre el silencio y la crítica– ha dejado desprotegido a Garzón –que asegura que acabará la legislatura–, pero también ha servido para dar pábulo al negacionismo científico que rechaza las implicaciones climáticas y sanitarias de la ganadería. 

El propio Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC) alertaba de ello en su informe de 2019, donde la comunidad científica plasmaba los efectos climáticos de la producción agropecuaria y alertaba sobre la necesidad de cambiar los hábitos de consumo para reducir el peso de la carne en la dieta. 

La forma en la que se produce es importante. Eso es lo que ha dicho Garzón al señalar a las macrogranjas y es lo que dicen los estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Multidisciplinary Digital Publishing Institute (DMPI). Con los datos comparativos de estos dos organismos científicos, cogiendo la producción porcina como referencia, se revela que la producción intensiva de cerdo genera unos 10 kg de CO2 por cada kilo de carne frente a los 6,5 kg CO2 de por cada kilo del modelo extensivo tradicional.

 Esta diferencia, extrapolable a prácticamente todos los animales de granja, se debe a que el modelo industrial requiere de un mayor consumo energético para la cría además de requerir una gran cantidad de soja para piensos, cuyo cultivo es responsable del incremento de la deforestación global. En estas diferencias se contemplan, no sólo las emisiones de toda la cadena de producción y suministro, sino también el potencial de captura de carbono de cada uno de los modelos, algo que, dependiendo del tipo de animal, puede beneficiar y rebajar el impacto del sistema extensivo.

La organización ecologista Amigos de la Tierra elaboró un informe con la colaboración de investigadores del Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3) y de la Universidad de Helsinki en el que analizaba los diferentes impactos ambientales entre el modelo industrial y el modelo de ganadería extensiva. Los datos revelan que la producción tradicional y de corte sostenible puede generar emisiones similares a las que se producen en las macrogranjas si se interpreta por unidad de producto. 

Sin embargo, el estudio advierte de que existe un fondo natural de emisiones de herbívoros que no se está teniendo en cuenta, las cuales, dependiendo del ecosistema, pueden llegar a igualar o superar las del ganado doméstico. En ese sentido, según señalan los investigadores, las emisiones netas serían más bajas. A ello se añade el mencionado potencial de captura de carbono en pastizales, que puede contribuir a rebajar el impacto de la producción.

La producción intensiva de alimentos cárnicos no sólo tiene impactos negativos desde el punto de vista ambiental. La industrialización de las granjas responde, en buena medida, a la creciente demanda de carne en la sociedad. Tanto es así que en España se consume hasta cuatro veces más carne de lo recomendado por las autoridades sanitarias, según los datos de la organización Justicia Alimentaria. Este tipo de dietas basadas en el sobreconsumo de filetes es responsable de la muerte prematura de 9,8 millones de personas en el mundo desde 2017, según The Lancet.

Las macrogranjas, además, son un creciente problema de salud pública, pues la cría intensiva de animales –sobre todo el porcino– se presenta como una amenaza para la calidad de los acuíferos debido a la contaminación de los acuíferos derivada de la filtración de los purines y heces. En España, estos vertidos se han descontrolado y son un problema que afecta al territorio rural, con zonas donde el acceso al agua potable del grifo es casi un privilegio

Castilla y León es un buen ejemplo de ello, pues la burbuja de las macrogranjas ha contaminado las masas de agua de las que beben 387 municipios, según datos de la Junta. El problema ha llegado a la Unión Europea, que anunció en el mes de diciembre que llevaría a España ante el Tribunal de Justicia de la UE por el exceso de nitratos de origen agrario en las masas de agua de Castilla y León, Extremadura, Galicia, Balears, Islas Canarias, Madrid y País Valencià.

En los último días, al posicionarse del lado del lobby macroganadero, el PSOE no sólo ha dado la espalda a las evidencias científicas, sino que se ha negado a sí mismo y ha mostrado cierta incoherencia en su discurso.

 La reacción a las palabras de Garzón contrastan con el escaso ruido que produjo la vicepresidenta para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, cuando en 2020 cargaba contra las macrogranjas "sin control previo" y sus efectos nocivos para el entorno natural. "Esto no es ni economía sostenible ni recuperación duradera. Es una chapuza cuyos efectos pagaremos todos", advertía en una publicación de Twitter.

La falta de apoyo a Garzón no sólo sorprende porque Ribera ya postuló en una línea similar a la suya hace meses, sino también por las propias iniciativas que el Gobierno ha aprobado en el último año. El presidente Pedro Sánchez presentó en el mes de mayo de 2021 la Estrategia España 2050, un extenso documento en el que se aborda los cambios estructurales que el país debe afrontar en las próximas décadas para adaptarse a la crisis climática. 

En esa publicación, elaborada por más de cien expertos de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, se hablaba ya de la necesidad de reducir el consumo de carne para disminuir la huella de carbono del sector alimentario.

"Esta reducción de ciertos consumos no provocará un empeoramiento de las condiciones de vida ni del bienestar de la ciudadanía. De hecho, probablemente ayudará a mejorarlas. Numerosos estudios señalan que el consumo de carne de la población española es entre dos y cinco veces superior al recomendable, que el 55% cambia de móvil cuando el anterior que tenía aún seguía funcionando, y que el consumo de energía es muy superior al necesario", dice el texto.

En la web del Ministerio para la Transición Ecológica se pueden encontrar otras referencias similares. En 2019, el equipo de Ribera recogía una publicación de The Lancet que pedía un descenso del 50% del consumo de carnes rojas para mediados de siglo: "Una dieta rica en alimentos de origen vegetal y con menos alimentos de origen animal confiere una buena salud y beneficios ambientales".

Los últimos sondeos, que vaticinan un posible ascenso de PP y Vox en unas hipotéticas elecciones, así como los comicios de Castilla y León, donde la ganadería tiene un peso importante, pueden explicar la falta de contundencia de los socialistas para reconocer la problemática social de las macrogranjas. El miedo a un levantamiento en el campo, algo que Luis Planas ya sufrió en enero de 2020 en Don Benito (Badajoz) y el uso interesado de la derecha del conflicto han dejado al PSOE en una situación complicada.

El ruido generado podría beneficiar a la derecha, que ha retorcido las declaraciones de Garzón y le ha acusado en repetidas ocasiones de actuar contra el sector ganadero en su conjunto, incluidas las pequeñas familias agrarias que, en muchas ocasiones ven sus tierras perjudicadas por el despliegue de las granjas intensivas. De hecho, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que en 2018 reclamaba mayores restricciones para las macrogranjas, ha pedido la dimisión del responsable de Consumo.

Así son las macrogranjas que el PP dice que no existen


MADRID.- El Partido Popular no solo ha decidido utilizar como ariete electoral la tergiversación de las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre la producción de carne sino que, ahora, asegura por varias vías que "las macrogranjas no existen". Tanto su portavoz parlamentaria Milagros Marcos como el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, han exhibido este argumentario hablando de ellas como una invención, "una cortina de humo", revela www.eldiario.es

Macrogranja no es una categoría oficial. El término se refiere a explotaciones grandes de ganadería intensiva. "La palabra la tomamos prestada de los movimientos vecinales que veían desaparecer las granjas tradicionales, sustituidas por explotaciones cada vez más grandes capaces de producir muchos animales en espacios limitados", cuenta Luis Ferreirim, de Greenpeace

El Ministerio de Agricultura divide las explotaciones ganaderas en grupos según su capacidad: grupo I, grupo II y grupo III. Esa capacidad se mide en Unidades Ganaderas Mayores. No todos los animales cuentan lo mismo. 

La traducción de equivalencias que realiza el Observatorio Dehesa del Centro de investigaciones científicas y tecnológicas de la Junta de Extremadura para el caso de los cerdos dice que las granjas del grupo I admiten 350 animales para cebar, las del Grupo II hasta 2.000 más 200 hembras reproductoras y las del grupo III 5.500 ejemplares engordando y 750 hembras.

 La normativa admite que se incremente en un 20% estas dimensiones con una autorización autonómica.

¿A partir de cuánto llamarlas macrogranjas?

La diputada del PP Milagros Marcos ha elegido personalmente la cantidad de 10.000 cabezas para hablar de macrogranjas. En realidad, el único criterio oficial que puede aplicarse es el que obliga a las explotaciones a reportar cuánto contaminan a partir de cierto tamaño. Están obligadas a registrar sus emisiones de metano o amoniaco todas las granjas intensivas con 2.000 cerdos de más de 30 kg o 750 hembras reproductoras.

 En virtud de su dimensión, la normativa les requiere informar sobre cuáles son sus niveles de contaminación al Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR) del Ministerio de Transición Ecológica. En 2020 había 3.233 instalaciones activas de este tipo. 

"Lo más importante no es el tamaño de las explotaciones individuales, sino del modelo industrial: hay municipios, comarcas con decenas de explotaciones industriales que quizás no se considerarían macro pero que, juntas, concentradas en superficie, tienen el mismo impacto que una sola grande", explica la portavoz de Ecologistas en Acción, Elisa Oteros.

 "No son granjas, sino fábricas. Fabrican comida, que no alimento, para comercializarla: cada vez hay más animales y menos granjas, lo cual, inequívocamente, implica que la producción está cada vez más concentrada".   

El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha admitido que las "desafortunadas" palabras de Garzón han sido "manipuladas". Y luego ha abundado en que "hay una confusión entre ganadería intensiva y extensiva. Aquí no hay conflicto, hay diversidad. España es potencia ganadera. (...) Y luego hay una confusión entre la identificación de la ganadería intensiva con las macrogranjas". 

En contra de lo que han dicho los dirigentes del Partido Popular, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) –que llegaron a pedir la dimisión de Alberto Garzón al comienzo de esta polémica– sí ha admitido el concepto de macrogranjas. Y las ha criticado con dureza al achacar a este modelo "daño ambiental", "productos de peor calidad" y empleo pobre, como dejaron por escrito en 2018 al solicitar en Bruselas "la prohibición de las macrogranjas". 

La UPA insistió en noviembre de ese año que los eurodiputados tenían que "liberar a Europa de esta amenaza" porque "las mega explotaciones ganaderas no están integradas en el entorno natural, como sí lo están las pequeñas y medianas explotaciones familiares, por no hablar del peor nivel que tienen en cuanto a bienestar animal".

Foco de contaminación: metano, amoniaco y el agua

Aunque no sea la primera idea que viene a la cabeza, la actividad agroganadera emite gases de efecto invernadero a la atmósfera (causa del cambio climático). En España, este sector lanzó 38.263 kilotoneladas (kt) de estos gases en 2020: el 14% del total, según el Inventario Nacional del Ministerio de Transición Ecológica.

El principal gas causado por la agricultura y la ganadería es el metano (CH4). Este compuesto dura activo en la atmósfera una media de diez años, mucho menos que el dióxido de carbono, pero durante su vida absorbe mucha más energía, es decir, mucho más calor. Es más potente, a pesar de que actúa menos tiempo, mientras el CO2 puede seguir incrementando la temperatura global miles de años. 

España emitió 23.600 kt de metano en 2020. Unas 16.000 de ellas vienen de la fermentación entérica del ganado (un subproducto de su digestión) y otras 7.175 kt del manejo de estiércol. Dos de cada tres toneladas de gases invernadero del sector agrícola español son metano. Casi todo ese gas (el 98%) proviene directa o indirectamente del ganado.

Otro tóxico que produce la ganadería, sobre todo intensiva y a gran escala, mediante la degradación de desechos es el amoniaco. Un "gas incoloro de olor penetrante, fácilmente soluble en agua y evaporable", según lo define el Registro de Emisiones Contaminantes (PRTR).

España incumple desde 2010 los techos de emisión de amoniaco comprometidos con la Unión Europea. El año pasado lanzó 483 kilotoneladas, por encima de las 467 que marca el umbral máximo en vigor desde 2020. Las macrogranjas de porcino supusieron el 8% de todo ese amoniaco. Estas grandes instalaciones vieron cómo el curso pasado creció un 8% sus emisiones de metano y un 3,4% las de amoniaco, según los datos introducidos en el PRTR.

Por último, los nitratos de los desechos ganaderos y agrícolas han afectado al 40% de los acuíferos españoles. Esta contaminación difusa que daña las aguas se ha convertido en un "problema estructural" en España, según analizó la Comisión Europea en 2019 al comprobar cómo estaban los Estados aplicando la directiva de Agua. 

Tras los avisos que impone el proceso sancionador europeo, Bruselas ha llevado a España ante el Tribual de Justicia por no haber solucionado este asunto. El Gobierno ha admitido en sus informes que más de la mitad de los puntos afectados no podrán estar recuperados en el tiempo indicado por la ley.

"El problema es más bien el modelo del que las macrogranjas son el máximo exponente: instalaciones muy mecanizadas con gran capacidad de producción en espacio reducido. Una ganadería sin tierra que depende totalmente de los insumos externos (agua y alimento) y que genera muchas emisiones y residuos", concluye Ferreirim.

Problema reconocido: decreto porcino, avícola y futuro para vacas

El problema ambiental de contaminación del aire y el agua que supone la producción industrial de carne es algo conocido. El Gobierno ha regulado hasta el momento en sendos decretos las normas básicas para las explotaciones de cerdo (en febrero de 2020) y de aves (en julio de 2021). 

Además, los gobiernos autonómicos de Castilla-La Mancha, Aragón, Catalunya y Navarra han regulado –o anunciado que lo harán– el sector para limitar o prohibir la implantación de explotaciones ganaderas intensivas de gran tamaño, es decir, macrogranjas. 

En ambas normas estatales hay apartados específicos para el manejo del estiércol y la reducción de las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera que, admiten los textos, "se ha convertido en uno de los principales problemas a escala mundial". Nitratos y amoniaco encabezan las preocupaciones del sector ganadero.

Para las granjas de porcino, los requisitos encaminados a rebajar esas emisiones entrarán en vigor en enero de 2023. Para las explotaciones avícolas, serán obligatorias en 2024 si obligan a modificar estructuralmente la instalación. Si no, se exigirán en enero de 2023.

Queda la tercera pata: las granjas bovinas. El decreto está ahora en elaboración. En el actual Registro de Emisiones Contaminantes solo tienen obligación de reportar sus niveles de metano o amoniaco las granjas avícolas y porcinas. Las de vacas, por el momento, están exentas.

domingo, 9 de enero de 2022

Yayo Herrero: Murcia, la más fuerte 'zona de sacrificio' de España


MADRID.- "Creo que, claramente, el mundo se está polarizando más entre espacios de privilegio cada vez más pequeñitos y zonas de sacrificio donde la tierra, los animales, las plantas, el aire y las personas son cada vez más sacrificadas, donde la gente es convertida básicamente en población sobrante. 

Digamos que el extractivismo acompaña el proceso colonizador, tiene más de 500 años de historia. En los últimos años, había que plantear todas estas cosas con lenguajes políticamente correctos. La promesa siempre ha sido el desarrollo, la generación de puestos de trabajo. 

Y vemos muchas zonas en muchos países convertidas en verdaderos territorios devastados, donde la vida humana es precaria, es dura, es miserable o simplemente no es posible. Ya ha generado importantes expulsiones y esto nos empieza a llegar también a otros territorios.

Territorios cada vez más cercanos...

Sí, por ejemplo, Murcia, toda la Región de Murcia, me parece la zona de sacrificio más fuerte que tenemos dentro de la península. Por un lado ves el Mar Menor completamente envenenado y podrido, pero es un lugar donde también hay importantes restos de contaminación de dinámicas extractivista anteriores. 

Es un lugar en donde la agricultura industrial está esquilmando el agua subterránea y genera importantísimas cuotas de contaminación. Y a la vez es uno de los lugares donde la renta per cápita es más baja, donde hay unas altísimas tasas de incidencia de enfermedad y de cáncer, donde la pérdida de fertilidad, de calidad del semen tiene las tasas más altas —por lo que las posibilidades de reproducción humana voluntaria son más precarias—, donde suelen estar en los niveles más altos de tasas de violencia y maltrato. Es decir, es un lugar en donde la vida humana se precariza a pasos agigantados, junto al territorio que la sostiene."

(entrevista completa en:
https://www.elsaltodiario.com/ecofeminismo/yayo-herrero-gran-reto-generar-diferentes-formas-comunitarias-en-culturas-absolutamente-individuales)

lunes, 25 de octubre de 2021

Los 651.000 lechones de Cefusa, el macrogranjero de El Pozo


MADRID.- En el año 2005, Cefusa, el macrogranjero de El Pozo, consiguió una Autorización Ambiental Integrada (AAI) por parte de la Junta de Andalucía para la puesta en marcha de una instalación de porcino en la Finca Dehesa del Rey en el municipio de Castilléjar, provincia de Granada, revela la web https://es.greenpeace.org/es

El proyecto inicial contaba con nueve explotaciones de porcino para un total de 6.180 UGM (Unidad de Ganado Mayor). A día de hoy, y como figura en la última Autorización Ambiental Integrada concedida, la finca cuenta con diez núcleos de explotación para 8.122,8 UGM.

De los diez núcleos, siete están dedicados a la “explotación de madres” y tres a la “recría de lechones” hasta los 20 kg de peso. En total, las instalaciones pueden albergar a 21.000 cerdas con lechones de hasta los 6 kg, 140 verracos, 3.325 cerdas de reposición, 1.540 lechones de reposición y 117.600 lechones de entre 6 y 20 kg.

Según las cuentas de Cefusa: “cuando esté todo a pleno rendimiento habrá un total de 7 explotaciones de producción de lechones con 3.000 cerdas en producción cada una. Los rendimientos, mientras se mantenga la sanidad, estarían entre los 30-31 lechones destetados por cerda y año durante los próximos 5 años. Aunque se espera que con el paso de los años y con la mejora genética y de sanidad se pueda aumentar. 

Por tanto a pleno rendimiento serían 7 granjas x 3000 madres x 31 lechones destetados = 651.000 lechones destetados/año. Para llevarlos a 20 kg. hacen falta unas 5 semanas y suele haber un 0,5 % de bajas. Por tanto de las instalaciones saldrían unos 645.000-648.000 lechones/año para engordar en granjas integradas por la empresa”.

Estas gigantescas instalaciones, que necesitan atención y cuidados 24/7 los 365 días al año, son gestionadas, según datos oficiales, por solo 150 personas. Una simple división demuestra que, a priori, cada uno de los diez núcleos compuestos por varias naves contaría únicamente con unos 15 empleados, lo que explicaría la falta de higiene y suciedad, y la poca atención a los animales derivada de un modelo productivo de macrogranjas que busca los menores costes posibles a los propietarios.

La finca de Cefusa en Castilléjar es una auténtica fábrica a destajo de animales. Un modelo muy agresivo para conseguir carne rápida y en gran cantidad al menor coste posible para la empresa. Sin embargo, Cefusa asegura que todas sus ‘granjas’ están certificadas en bienestar animal, algo que, tras la investigación realizada por Greenpeace, pone en duda su cumplimiento o la validez de estas etiquetas para asegurar condiciones dignas a los animales.

Las lamentables condiciones en las que viven los animales 

Dentro de la ganadería, el sector porcino es probablemente el más industrializado y ya genera el 66% de la carne producida en España. De hecho, las explotaciones de cerdos reciben nombres tales como instalaciones de producción de lechones o explotaciones de madres. La industrialización de la producción de carne de cerdo rápida, en gran cantidad y barata conlleva que los requerimientos legales de protección de los animales sean muy cuestionables en lo que al bienestar se refiere, y que, aun así, se incumplan en muchas ocasiones.

Las inspecciones a estas instalaciones son muy reducidas, el número de incumplimientos es muy elevado, aunque las instalaciones incumplidoras que acaban sancionadas son muy pocas. En Andalucía, según los datos que publica la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, en 2018 se llevaron a cabo 973 controles sobre bienestar animal en explotaciones y transporte de todo tipo de ganadería, en 220 de ellos se detectaron incumplimientos (22,6%), pero solo en nueve casos se inició un expediente sancionador. 

Si nos centramos en los controles en porcino en Andalucía, los incumplimientos son más comunes. Ese mismo año se inspeccionaron 180 instalaciones de las 5.295 existentes, 73 de estos controles fueron no favorables (un 40,6%) y se acumularon un total de 173 incumplimientos. El control se realizó en menos del 3,4% de las instalaciones existentes. 

En todo caso, una legislación hecha a medida de la industria de las macrogranjas, permite que los animales vivan en unas condiciones penosas, un argumento más que demuestra lo insostenible y perverso de este modelo amparado por la ley.

Así, por ejemplo, es legal que los animales vivan toda su vida encerrados en naves industriales sin ver la luz del sol; que las cerdas estén cinco semanas seguidas (desde la semana anterior al parto y hasta el destete) aprisionadas entre barrotes con el espacio mínimo necesario para estar tumbadas, sobre rejilla, y poder darse la vuelta; que las cerdas solo tengan unos días de reposo entre el destete y la siguiente inseminación; que los lechones tengan solo el espacio mínimo que les permita estar todos tumbados al mismo tiempo; que se practique el raboteo parcial (cortar el rabo) a los animales para evitar la caudofagia (que los cerdos se muerdan la cola entre ellos por el estrés) o que se reduzca la punta de los colmillos a los lechones.

La realidad que ha encontrado Greenpeace supera esto, la organización ha constatado cómo en una instalación, de las mayores de España, con una importante empresa detrás, las condiciones son lamentables. 

En las instalaciones de Cefusa en Castilléjar los ratones campan a sus anchas por las naves y entre los lechones, las cerdas están tumbadas y pariendo sobre sus propias heces, se ven decenas de lechones muertos en las parideras y pasillos y los lechones están hacinados. 

Es la imagen del modelo que ha convertido a España en una potencia de la carne de porcino a nivel mundial y en la que, además de la contaminación, la dignidad de los animales se ha quedado en el camino.

El bajo coste de la obtención de carne para la empresa supone sin embargo un coste para el medio ambiente en forma de contaminación, y un elevado sufrimiento para los animales, dadas las condiciones en que se encuentran. Además, implica un coste para la población que ve cómo se deteriora su entorno sin que exista ninguna contrapartida, como la generación de empleos de calidad, para la zona.

Las explotaciones industriales de cerdos son la principal fuente de metano derivado de la gestión de estiércol. En mayo de 2021, el Programa Medioambiental de Naciones Unidas (UNEP) publicó una Evaluación Global de Metano según la cual en Europa casi la mitad (48%) de las emisiones de este gas provienen de la ganadería, en concreto de la fermentación entérica (gases generados en el sistema digestivo de los animales) y la gestión del estiércol. 

Las macrogranjas son auténticas fábricas de metano, por lo que es fundamental frenar la expansión de la ganadería industrial y desarrollar un plan de reducción de la cabaña ganadera en intensivo.

Según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero publicado por el MITERD, en España, el sector porcino es el responsable del 76% de emisiones de metano derivadas de la gestión del estiércol.

Los datos que ofrece el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes no dejan lugar a dudas: la explotación porcina Finca Dehesa del Rey de Cefusa, en Castilléjar, es la instalación ganadera que más contamina de España. La propia empresa calcula que sus emisiones de metano en 2019 alcanzaron los 590.000 Kg. 

Este dato podría ser muy superior dado que, como también señala Naciones Unidas, el conocimiento y monitoreo de las emisiones son incompletos y esto propicia que se subestimen los datos reales de emisión.

Además, la macrogranja de Cefusa, es la cuarta instalación ganadera (la primera si solo tenemos en cuenta las de ganado porcino) más contaminante por amoniaco, con una emisión de 240.000 Kg en 2019.

Según datos oficiales, de media, en toda España, la contaminación por nitratos ha aumentado un 51,5% en solo cuatro años, desde 2016 hasta 2019. El aumento de la contaminación del agua subterránea por nitratos durante 2016-2019 ha sido mayor en las comunidades que mayor censo ganadero (número de cabezas de ganado) tenían en 2016, lo que indica que la ganadería industrial es una de las principales causas de la contaminación de las aguas subterráneas por nitratos.  

La Comisión Europea subrayó en su último informe de seguimiento de la Directiva de Nitratos, publicado el 11 de octubre de 2021, que la ganadería “es responsable del 81% de la aportación del nitrógeno agrícola a los sistemas acuáticos”.

Debido en gran medida al crecimiento exponencial de la agricultura y ganadería industriales en España, la calidad de las aguas subterráneas y superficiales es muy preocupante. Según los datos del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el 30% de las estaciones de control de las aguas subterráneas y el 50% de las superficiales indican una mala calidad debido a la contaminación por nitratos.  

En los últimos diez años (2011-2021), según datos oficiales del MITERD, las Zonas Vulnerables por Nitratos (ZVN) se han tenido que ampliar casi cuatro millones de hectáreas, y ya suponen el 24% de la superficie total de España. Andalucía, concretamente, ha ampliado sus ZVN de 23.967.247 hectáreas en 2011 a 31.495.001 en 2020, al calor de un aumento desmesurado de la ganadería y la agricultura industrial.

Castilléjar, a pesar de sufrir una sequía severa desde hace varios años y de presentar un alto riesgo de desertificación, no alberga ningún punto de la Red de Control del Estado Químico de las aguas, ni ningún otro punto de estudio nacional similar ni para las aguas subterráneas ni superficiales. 

En abril de 2021 Greenpeace puso en marcha el proyecto “Sin agua no hay pueblos. El agua limpia es un derecho” impulsando la creación de una red ciudadana de vigilancia de la contaminación del agua por nitratos de ámbito estatal. Una de las plataformas que participa en este proyecto  es la Plataforma Salvemos Castilléjar

De las 30 muestras de agua recogidas, se ha calculado un valor medio de la contaminación por nitratos de 31,4 mg/l, y cuatro muestras dieron valores superiores a 50 mg/l, tres de ellas de agua superficial (una de una fuente) con el peligro que supone para la población que la consuma, y una en un pozo.

Castilléjar tiene una superficie municipal de 131,1 km2 y 1.321 habitantes, en 2020, lo que da una densidad poblacional de 10 habitantes/km2. 

La población viene disminuyendo desde 1998, especialmente de la población femenina, dado que en 1996 la tasa de mujeres era del 50% y en el año 2020 del 48%, sin que pueda pensarse que una instalación con un ingente impacto medioambiental y animal, que “produce” cientos de miles de cerdos haya servido para revitalizar económicamente la zona.