Mostrando entradas con la etiqueta Directivos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Directivos. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de julio de 2011

Luis de Guindos, consejero de 'Mare Nostrum': 'La austeridad es obligada y concluir las reformas'


MADRID.- No le gusta hablar de ello, pero no puede evitar escucharlo. Casi siempre, leerlo. Está en múltiples quinielas, y más de uno le sitúa ya como ministrable en la cartera de Economía con un próximo Gobierno Rajoy o, incluso, de gobernador del Banco de España, en pugna directa con otro de los candidatos españoles, José Manuel González Páramo. Experiencia no le va a faltar. Extraordinariamente respetado en el mundo económico actual, Luis de Guindos reitera una, dos y tres veces si hace falta que la solución de la crisis en España pasa por un plan integral de política económica que deberá de poner en marcha ya el Gobierno, y si el actual «no tiene capacidad, ganas ni sabe, que convoque elecciones generales de inmediato y que lo haga el siguiente». Consejero, además, del Banco Mare Nostrum (Cajamurcia), lo entrevista 'Abc'.

—Vivimos un momento lleno de contradicciones...
—Sí, y de las contradicciones muchas veces surgen soluciones curiosas, imaginativas, uno se busca la vida, por eso soy optimista a pesar de todo...

—Desde ese optimismo, ¿cómo percibe la situación presente de la economía española?
—Por desgracia, España está enmarcada dentro de la zona de riesgo de los países periféricos. Pero, independientemente de lo que digan las noticias día a día, nos debemos marcar como objetivo fundamental salir de ahí, porque España nunca ha estado al borde de ningún rescate como Grecia, Irlanda o Portugal. Ese debería ser el objetivo número uno de la política económica de España. 

—¿Haciendo qué exactamente?
—Fundamentalmente generando confianza en la economía española y credibilidad con respecto a la capacidad del país para crecer en el medio plazo. ¿Cómo? Con una política económica dirigida estrictamente a una austeridad presupuestaria con la que cumplir los objetivos de déficit que nos hemos marcado, y, sobre todo, recuperando el crecimiento económico. Porque si no recuperamos el crecimiento económico, el plan de austeridad por sí mismo no tendrá efecto. Por tanto, para tener confianza y credibilidad es necesario convencer a los mercados y a nuestros socios de la Unión de que vamos a cumplir los objetivos que nos hemos marcado. Por ejemplo, el de alcanzar un déficit público en dos años del 3% del PIB pero que simultáneamente se va a hacer a través de un crecimiento económico, mejorando la competitividad de España y mejorando la capacidad de generación de empleo.

—¿Cómo generar más empleo si la actividad económica sigue parada?
—Para crear crecimiento económico hace falta un plan integral desde el punto de vista de la política económica española. Que parta de un diagnóstico de nuestros desequilibrios. Tenemos un nivel de endeudamiento elevado, una reestructuración pendiente en el sistema financiero, un mercado laboral que ha penalizado la generación de empleo, una burbuja inmobiliaria que todavía no se ha ajustado en sus precios, un problema de pérdida de competitividad acumulada, que se ha corregido solo parcialmente... En España se han hecho ajustes, sí, sobre todo lo ha hecho el sector privado, pero son ajustes parciales, no totales que son los que verdaderamente se necesitan. Lo que hay que hacer es que este plan integral parta del diagnóstico de los ajustes pendientes y de alguna forma nos lleve a que la política económica intente acelerar dichos ajustes para rebotar lo antes posible. 

—¿En concreto?
—A la austeridad obligada, más reformas. En el mercado laboral, fundamentalmente la reforma de la negociación colectiva, que es vital para la economía española. La de las cajas de ahorros, que me da la impresión de que nos volvemos a quedar atrás. Liberalizando todo lo relacionado con el mercado de alquileres, ya que en España tenemos, según los últimos datos del Ministerio de Fomento, unas 700.000 viviendas vacías, que deberían salir al mercado de alquiler. Cambiando la regulación comercial, ya que la que tenemos pone trabas a la inversión, algo que no nos podemos permitir en estos momentos. Hay que liberalizar otros mercados, como los servicios profesionales; tenemos que lograr una política energética relativamente razonable, que vaya a las fuentes de la generación del déficit de tarifa y las corrija... Todo ese tipo de cuestiones si las tratamos y de alguna forma generan confianza y credibilidad, pueden poner a crecer a la economía española rápidamente.

—¿Con el Gobierno actual parece bastante complicado?
—Estamos viviendo ya los últimos minutos de esta legislatura, y la percepción que existe es que evidentemente la legislatura está agotada. Eso no son buenas noticias, porque la prioridad de España tiene que ser la implementación de las reformas, si eso no lo puede hacer este Gobierno es mucho mejor que se convoquen elecciones cuanto antes, que haya un nuevo Gobierno que tenga un mandato claro al respecto, y que lo ponga en marcha. No nos podemos permitir continuar como hemos estado en los últimos meses, en los que se anuncian reformas y luego ni son las que se esperan ni las que se deciden se ejecutan.
 
—Resulta paradójico que Rubalcaba, como próximo candidato socialista a la presidencia del Gobierno, se esté dedicando con sus declaraciones a intentar recuperar la «o» del partido...
—Esas contradicciones internas, que pueden ir a más, son incompatibles con el mensaje que tiene que mandar ahora España, tanto a sus socios de la Unión como a los mercados.

—¿Hay que olvidar ingresar más vía subida de impuestos?
—Creo que existen aún muchas partidas en las que se puede reducir gasto. Existen solapamientos, duplicidades... es curioso que durante la crisis el empleo público haya crecido, son cuestiones que no te puedes permitir en un momento como el actual. Por tanto, aún hay posibilidades de recorte. A ello hay que unir el hecho de que hay que intentar racionalizar las prestaciones de los servicios públicos que son muy importantes para el tema del bienestar social, como es la educación y la sanidad. Vuelvo a repetir todos tenemos que ser más corresponsables, pero matizado y ajustado por el nivel de renta de contribuyentes y beneficiarios.

—¿Para controlar el déficit de las comunidades autónomas será suficiente con fijar un techo de gasto?
—Es absolutamente imprescindible incluirlo en la ley de estabilidad presupuestaria, de la que se eliminó una parte en 2005, un apartado donde se decía que las CC.AA. no podían tener déficit. Lo matizamos con un concepto evanescente que era el equilibrio a lo largo del ciclo. Eso fue un error. Calcular cuál es la posición cíclica de la economía en un año en concreto es una especie de canto al sol que siempre da como resultado que se puede gastar.

—Siguen faltando reformas para controlar ese déficit...
—La de la negociación colectiva. Hay que dar posibilidades claras para que haya más convenios colectivos de empresa. En España, el ajuste ante una caída de la demanda en las empresas, siempre es el mismo, echar a los temporales, y eso hay que evitarlo. Es lógico que si hay una caída de demanda, la empresa tenga que ajustar sus costes. Pero la peor forma de ajustar sus costes, desde todos los puntos de vista (social, laboral, económico, presupuestario...) es despidiendo temporales. Conviene tener en mente la reforma de la negociación colectiva que hizo Alemania en 2003, que le ha permitido que, a pesar de que tuvo una caída muy importante de la actividad durante los años más calientes de la crisis, no hubo destrucción de empleo. Después, con la recuperación, los alemanes se han subido a ella con más rapidez que los demás. Hay que conseguir más convenios de empresa, proporcionar mayor flexibilidad interna en las mismas, para ajustar tiempos de trabajo, jornadas, vacaciones, etc,. y por último, lograr que los convenios se eternicen vencidos ya su plazo, no se pueden congelar condiciones laborales del pasado ante un mundo cambiante.

—¿Qué opinión tiene sobre la petición de nuestros socios de indexar salarios a la productividad?
—Estoy a favor de la descentralización de la negociación colectiva y de que haya más convenios de empresa. La productividad es un concepto que macroeconómicamente carece de sentido como guía de salarios. Lo que sí tiene sentido para determinar una parte del salario es que las empresas tengan en cuenta la productividad de sus trabajadores. La única forma de conseguirlo es si dejas en el entorno de la empresa la posiblidad de que tanto gestores como sindicatos determinen cómo se fije la productividad de cada uno, y cómo va a ser la remuneración para aportar a la cuenta de resultados. Lo de ajustar salarios a la productividad es un eufemismo, y lo que se está queriendo decir es que creas un entorno en el cual las empresas puedan ajustar sus condiciones a lo que es la evolución de las aportaciones de los trabajadores y a la evolución de la demanda.

—Si usted fuera gobernador del Banco de España ¿qué pensaría sobre la actual reforma del sistema financiero español? 
—El decreto ley de febrero decía que las entidades tienen que tener un capital superior al de Basilea y se les daba un plazo. Si la entidad no tenía ese capital entonces el FROB pondría el dinero. Creo que la vía elegida es errónea. De alguna forma, cuando observamos los descuentos que se están exigiendo en estos momentos a las cajas que están saliendo a Bolsa vemos cómo se pone de manifiesto que la vía es errónea. ¿Por qué? Porque ese ratio de capital, si no están valorados correctamente los activos, carece de significado. Hubiera sido mucho más efectivo haber reforzado todo lo relacionado con saneamiento y transparencia inicial de estos activos, y a partir de ahí se habría generado confianza y credibilidad. 

—¿Habrá nueva oleada de fusiones?
—Sí, sí habrá segunda oleada de consolidación, y la veremos en los próximos trimestres. Si bien tendremos que estar alerta sobre otro de los problemas del sector. Hay cuatro grupos de cajas que han pedido ayuda al Frob y tendrá que haber un proceso de reestructuración importante. 

—¿Faltan por aflorar aún activos tóxicos en nuestras entidades?
—Queda ajuste pendiente. Pero el problema no es tanto que aún queden por aflorar algunos activos inmobiliarios, como que estamos viendo un estrechamiento de márgenes. Como consecuencia del riesgo macroeconómico y de que tenemos una prima de riesgo entorno a los 270 puntos básicos, las entidades españolas no se pueden apenas financiar en los mercados de capitales. Hay mucho vencimiento de deuda que habíamos contratado en el pasado que no se está recabando. Esto, por un lado, nos hace ser muy dependientes de la ventanilla del BCE y, por otro, incentiva a la guerra de los depósitos, del pasivo. Lo que a su vez desemboca en un incremento del coste de financiación de bancos y cajas, por lo que el margen, entre lo que reciben y lo que cobran de esos préstamos y su financiación, se va estrechando. Se estrechó en 2009 un 25%, y este año se vuelve a estrechar, lo que evidentemente pone en cuestión la rentabilidad del negocio futuro. Urge solucionarlo, porque te exige una reestructuración y una segunda etapa de consolidación.

—Si usted fuera ministro de Economía, ¿que medidas pondría en marcha para tener unos presupuestos austeros, lógicos, responsables y reales?
—España ha perdido entre 30.000 y 40.000 millones de euros por ingresos, que estaban ligados a la burbuja inmobiliaria, y que además como se reprodujeron durante bastante años, los consideramos estructurales. Eso ha afectado sobre todo a las administraciones territoriales, comunidades autónomas y ayuntamientos, que dependían enormemente de esos ingresos inmobiliarios. Toca ajustarse a una nueva realidad, en la que hay que ser mucho más austeros en gastos de personal y corrientes. Hemos perdido muchos ingresos y el equilibrio presupuestario va a ser un requisito básico para la supervivencia de todas las prestaciones sociales, para las que se antoja imprescindible que haya una mayor corresponsabilidad social de los usuarios, matizado por el nivel de renta. No se puede exigir lo mismo a una persona con una pensión de viudedad de 600 euros que a una con unos ingresos de más de 100.000 euros, al que le puedes hacer más corresponsable. Tenemos que infundir un espíritu de austeridad mucho más profundo, algo que ya se ha dado de algún modo en las familias españolas, y asumir que todos tenemos que ser más corresponsables, sobre todo los que tienen mayor nivel de renta con lo que son la prestación de estos servicios.

Un «ex» con opciones renovadas