miércoles, 2 de agosto de 2017

Caravaca, la cruz verdadera más grande


MADRID.- Una reliquia que atrae especialmente a muchos católicos a la peregrinación se encuentra desde el siglo XIII en tierras murcianas, en un pueblo que la lleva también «a cuestas» como el propio Jesús -si se permite la licencia- con orgullo en su propio nombre: Caravaca de la Cruz. Y sus habitantes pueden vanagloriarse de que se trata de la auténtica y «verdadera», porque tiene reconocido por la Iglesia el estatus de la «Vera Cruz», tal como reconoce hoy el diario Abc.

Su origen está en el denominado «milagro del aparecimiento», que según la tradición se produjo el 3 de mayo de 1231, cuando un sacerdote llamado Ginés Pérez Chirinos, muy apreciado y seguido por los católicos, suscitó la curiosidad del Sayid almohade de Valencia Abu-Zeit cuando al interrogarle como prisionero sobre su profesión, él le contestó que consistía en «decir misa».
Por eso, le pidió una demostración y, justo antes de iniciar el acto litúrgico, Chirinos objetó que no podía oficiar la ceremonia por faltar en el altar un crucifijo. En ese instante, «apareciéronse dos ángeles que portaban una cruz que depositaron en el altar a fin de que el sacerdote pudiera continuar la misa», según la leyenda, que concluye asegurando que «ante aquella milagosa aparición, cuenta la tradición, el Sayid y los suyos se convirtieron al cristianismo».
La cruz de Caravaca es el más grande los «lignum crucis», un trozo de madera perteneciente al leño donde fue crucificado Cristo, conservado en un relicario en forma de cruz con doble travesaño, de origen oriental y estilo «patriarcal», que se cree perteneció al patriarca Roberto de Jerusalén.
Las diferentes órdenes religiosas que se han afincado en estas tierras han difundido a lo largo de siglos su historia en todo el mundo, sobre todo, en Europa e Hispanoamérica, y desde 1998, el Papa Juan Pablo II concedió a Caravaca el Año Jubilar Perpetuo.
Existe un itinerario de peregrinación de seis etapas desde Orihuela y pasando por Murcia, en el que este año miles de personas disfrutan del paisaje de la Huerta en la rica vega del río Segura.
En Caravaca, hay numerosas iglesias y ermitas de gran valor arquitectónico y artístico, además del santuario y basílica del castillo, desde donde se dominan unas espléndidas vistas de uno de los términos municipales más extensos de España. En mayo, se celebra la singular fiesta de la carrera de los «Caballos del vino».

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