jueves, 3 de agosto de 2017

Pacto del agua: ¡Unámonos contra nosotros mismos! / Antonio Balsalobre *

¿Quién no recuerda aquel ayer? Cuando en los balcones de los ayuntamientos gobernados por el PP se exhibían pancartas kilométricas exigiendo ´Agua para todos´. Cuando en instituciones regionales y organismos oficiales al servicio de Valcárcel se colgaban letreros reclamando justicia hídrica para Murcia. Cuando los dirigentes del Partido Popular de aquí y de allá despotricaban de las desaladoras y ponían todos los huevos en el cesto «irrenunciable» del Trasvase del Ebro.

¿Ubi sunt aquellas pancartas reivindicativas? ¿Qué fue de aquellos que las enarbolaban? ¿Son acaso los mismos que han firmado humillantes memorándums o callan y doblan la cerviz cuando la ministra García Tejerina niega que haya restricciones de riego o presume en televisión de haber «resuelto» los problemas del regadío en el campo murciano? ¿Y qué hace, aparte de hablar, que no cuesta nada, López Miras, el presidente interino, ante la arrogancia y determinación de una ministra que ignorara que los envíos del Trasvase están cortados y que la cuenca del Segura se encuentra bajo mínimos?

Aquel ayer que muchos recordamos con la misma nitidez con que centellean los días de primavera en Murcia fue la mentira más grande que vieron los siglos en esta región. Gobernaba entonces Zapatero y el PP no tardó en darse cuenta de que el victimismo hídrico podría reportarle enormes beneficios electorales. Con enormes medios e incontables complicidades montó entonces aquella campaña político-propagandística, la del ´Agua para todos´, que le catapultó definitivamente al poder regional, ante un PSOE noqueado, y le proporcionó jugosas mayorías absolutas que retroalimentaban la artimaña. Eran los tiempos en que el gobierno regional inundaba con este eslogan publicitario los medios de comunicación, publicaba a diario el número de metros cúbicos de agua vertidos por el Ebro al mar o mostraba fotografías de campos sedientos que hacían inaplazable el trasvase.

Pero en el 2012 ganó Rajoy y ya se sabe lo que pasó. Las pancartas fueron desapareciendo de los balcones, como si se volatilizaran. Los anuncios publicitarios se esfumaron de los medios y el Trasvase del Ebro empezó a dejar de ser noticia. Hoy los regantes están peor que antes, pero el PP de entonces ya no es el mismo. Incluso por boca de su ministra se permite «humillar» a los agricultores negando la mayor: que existan problemas de riego en la región.

Es más, García Tejerina tiene el cinismo de pedir que no se utilice el «agua como un arma para hacer política fácil y barata». Lo que faltaba por oír. ¡El partido que ha manipulado hasta la obscenidad la falta de agua en la región para obtener beneficios electorales pidiéndole a los agricultores que dejen de engañar a la opinión pública!

El uso partidista del agua ha sido la marca Murcia del PP en la Región. Que esta política de engaño se vuelva ahora como un boomerang contra sus promotores está por ver, aunque no es descartable. A diferencia del verso de Neruda, el amor, en este caso, fue largo y el olvido, corto. Jódar, el nuevo consejero, sustituto del inefable Cerdá, se agarra ahora como a un clavo ardiendo a un invento mil veces reinventado: el Pacto del agua. Algo así como ´¡unámonos contra nosotros mismos!´. Cada partido contra sí, primero, y luego contra los de enfrente, que no son otros que ellos mismos. Cuestión de dar la impresión de que se está haciendo algo mientras pasa el verano, llega el otoño y quién sabe si con él también las lluvias.

«La Región tiene que alzar la voz y decir: ¡Basta ya!», pide Francisco Gil, dirigente de Coag, que considera necesaria la creación de «un frente común» para reclamar soluciones al Ministerio, ante la escasa preocupación que muestra su titular. Totalmente de acuerdo. Pero, ¿quién va a escuchar a estas alturas la voz que clama (nunca mejor dicho) en el desierto?


(*) Miembro del Ateneo Villa de Archena

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/08/02/pacto-agua-unamonos/849783.html 

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