jueves, 17 de agosto de 2017

Los dineros públicos / Ramón Cotarelo *

Dado lo proceloso de las relaciones políticas y, en especial, las relaciones políticas internacionales, cualquiera entiende que la embajadas son lugares con una gran flexibilidad en el ejercicio de sus competencias. Con vistas en el interés del país que se representa, no es conveniente delimitarlas estrictamente para que puedan ajustarse a situaciones imprevistas. 
 
Hay que admitir que las embajadas, órganos políticos, dispongan de discrecionalidad en la interpretación de sus funciones. Pero seguro que entre estas no está la de dar albergue vacacional al ministro de Exteriores y menos poner a su disposición medios públicos (coches, chóferes) para ir de compras, de copas, de cenas o de lo que sea.

Conviene recordar que los dineros que financian estas dedicaciones no proceden de la embajada. Proceden del Estado; o sea, de todos. Somos los contribuyentes quienes financiamos estos dispendios y, en general todos los gastos producidos por la infinita serie de casos de corrupción directa o indirecta, o de abusos de poder, o de uso indebido de los recursos públicos. Los ciudadanos deben entender que, cuando se produce un caso de estos es como si el gobierno les metiera personalmente la mano en el bolsillo.

Con estas autoridades es imposible saber si Dastiz dimitirá o no. Probablemente, no. O quizá se haga como con dos ex-colegas suyos de gabinete, Wert y Soria quienes, pillados en un caso de financiación poco presentable de unas vacaciones con cónyuges, dimitieron al poco tiempo, pretextando otros motivos. 

Insisto, mientras la ciudadanía no entienda que exigir una recta y trasparente gestión de los dineros públicos, y responsabilidades cuando no se hace no solo es un derecho sino un deber, los corrruptos seguirán ganando elecciones.
 
155, fuera
 
Llegará el 1/10 y el gobierno seguirá sin saber qué instrumento jurídico puede aplicar para resolver la cuestión catalana porque, aunque él se empeñe, esa "cuestión" no es jurídica, sino política. Y de eso, de política, el gobierno entiende poco.

Cualquier estratega de medios pelos hubiera aconsejado a los gobernantes no prescindir de antemano del 155, dadas las circunstancias. No se gana nada pues el adversario ya ha advertido que no reconocerá ninguna medida represiva española. En cambio se pierde mucho porque, si de verdad see prescinde de él, se da ventaja al adversario y, si no se va a cumplir el propósito, se quedará como embustero o incapaz de mantener una línea fija.

Lo más probable es que la renuncia al 155 se deba a un nuevo y maquiavélico plan ideado por el think pan en torno a la vicepresidenta del gobierno, luminaria de la caverna y que funcionará tan bien como los anteriores.
 
La constelación de la izquierda
 
Hay una convicción generalizada de que en las competiciones electorales, la opción que se presenta unida gana y pierde la que se presenta fraccionada. Es una convicción que comparte la izquierda a pies juntilla razón por la cual está siempre clamando por la unidad… al tiempo que se fractura. Pues son dos opciones básicamente, la derecha y la izquierda, que se habían materializado en la hegemonía de los dos grandes partidos dinásticos. El PP hegemonizaba la derecha y el PSOE la izquierda, con la excepción del pequeño porcentaje de irredentos de IU, herederos de los viejos comunistas. Por eso, el bipartidismo fue siempre un bipartidismo imperfecto.

Y no solo imperfecto, sino con tendencia a la perpetuación. Al fin y al cabo quienes recientemente desafiaron el bipartidismo, los de Podemos, bien claramente decían que iban al sorpasso, esto es, a la aniquilación del PSOE a fin de llevar ellos la hegemonía de la izquierda y continuar con el bipartidismo. Fue necesario rechazar un gobierno de coalición con PSOE y C’s, ir a unas segundas elecciones en alianza con IU y perder un millón de votos, para que empezara a vislumbrarse el enésimo triste fracaso de este empeño de revitalizar el comunismo o algo que se le parezca.

El resurgimiento del PSOE tras las primarias tiene un significado poco comentado que explica cómo se ha producido ese ritorna vincitore de Sánchez. Se ve considerando el resultado de las primarias como un proceso de regeneración del partido. La contundente victoria de Sánchez no lo fue sobre una contrincante personal sino sobre una forma de entender y hacer la política y, por supuesto el propio PSOE. La derrota lo fue de un PSOE entendido como una especie de PRI andaluz, adornado con todo tipo de prácticas clientelares y caciquiles.

El beneficio para Sánchez es que él aparece ahora liderando un PSOE regenerado, al margen de aquellas prácticas, recupera el crédito y ocupa la centralidad política. Al respecto el empecinamiento de la dirección del PSOE-A y de Susana Díaz en concreto de constituir en “oposición interna” en el partido trae agua al molino de Sánchez, pues le permite marcar distancias con un modelo de gobierno y partido que no solamente no ha dado los resultados previstos en 40 años de gestión, sino que se encuentra procesalmente acogotado.

La recuperación del PSOE y la conflictiva realidad de Podemos están provocando movimientos en la izquierda que, no por ser esperables, suscitarán menor controversia. El obvio, el partido Actúa, promovido por Llamazares, Garzón, Mayor Zaragoza y así hasta doscientas personalidades que buscan un acomodo para dar cumplimiento a aquello que piden a los demás, actuar; pero ya avisan de que solo lo harán (esto es, solo se presentarán a las elecciones) en coalición con otras fuerzas de la izquierda.

En cualquier universo hay soles, planetas, satélites, asteroides, estrellas, enanas blancas, agujeros negros, etc. En el político, también. Este partido tiene un aspecto insólito, pues parece una constelación de soles. Personalidades a las que suele llamarse “referentes” de la izquierda pero que no militan en partido alguno ni tienen seguidores en cantidades apreciables. Por eso han constituido su partido, con ánimo de integrarse en una formación más sólida y amplia que, a todas luces, solo puede ser el PSOE.

La inscripción del partido es para tener algo que poner sobre la mesa a la hora de negociar posiciones en las listas electorales que, en el fondo, es de lo que se trata. Estos referentes de la izquierda descubren que tienen escasa audiencia por sí mismos. Necesitan la caja de resonancia de las instituciones. Y a las instituciones solo se llega a través de los partidos. De ahí que la negociación sea vital porque, si no se logran posiciones de primera y se aceptan puestos de diputados del montón, no tendrán visibilidad En la negociación se ofrecen nombres que traigan votos a cambio de puestos que traigan nombre.

Digo que el PSOE es el partido más probable de estos navegantes solitarios porque la reacción de IU al movimiento del partido de los actores, a cargo de Antonio Maillo, coordinador general de Andalucía de IU, ha sido la esperable. Rayos y centellas contra un excoordinador desleal y felón cuyo objetivo, aparte de pasarse al PSOE sin más, es destruir IU, cosa que no podrá, afirma muy enfadado el diputado andaluz.

Las deslealtades anteriores que suelen siempre mencionarse como rol de la felonía son casos como los de Rosa Aguilar, López Garrido, Antonio Gutiérrez, Cristina Almeida, etc., a quienes se achaca una línea común en su táctica de paso al PSOE en dos tiempos. Se aglutinan primero en una organización-pasarela para integrarse después en el partido, con algo más de gallardía, piensan ellos, que si hicieran fichajes personalizados.

La Izquierda Abierta de Llamazares tenía esta función. Al no integrarse él por esos pruritos típicos de la izquierda, ha acabado fundando un segundo trampolín, lo que de inmediato le ha valido las iras de IU en donde lo consideran un fementido traidor. Si pudieran, lo excomulgarían. La izquierda tiene la manía de personalizarlo y dramatizarlo todo y, por tanto, de ridiculizarlo.

Y no merece la pena recordar el otro escollo en el que las izquierdas españolas (y, en buena medida, las catalanas) se enredan y enzarzan sin encontrar la salida: Cataluña. Todo el sistema político que la izquierda española ha acabado aceptando más o menos críticamente como legítimo se viene abajo si Cataluña se independiza.  
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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