Lo ha avanzado Margarita Robles, persona de mucha autoridad en el PSOE, afirmando que Sánchez va a implicarse “a tope” en la cuestión del referéndum,
visto que el gobierno se llama andana. El SG va a hacer muchos viajes a
Cataluña para contactar con todo el mundo con una oferta de solución
política que evite el “choque de trenes”.
Siempre que oigo eso del
“choque de trenes” me acuerdo de que el primero que circuló en la
Península fue entre Barcelona y Mataró y el segundo, entre la Corte de
Madrid y los reales lugares de esparcimiento de Aranjuez. Esos trenes
solo pueden chocar.
En
todo caso es muy acertada esa decisión. Sánchez consolida su liderazgo
con la sola retranca vandeana de Andalucía y la sumisión de los barones.
Y lo hace abordando el problema más grave que tiene el Estado español
en lugar de hacerlo, como es costumbre en el lugar, hablando de
cualquier otra futesa. La política española tiene un horizonte: Cataluña
y el liderazgo se ejerce hablando de él en lugar de sumirse en el
mutismo y esconderse detrás de las togas de los magistrados.
De
señalar es también lo oportuno de una decisión que implica tomar
contacto directo, real, verdadero con aquello sobre lo que se va a
negociar, a debatir, en último término, a legislar. Es conveniente saber
de qué se habla y no hacerlo de oídas.
En
las “muchas visitas” de Sánchez a Cataluña es de esperar encuentre
tiempo para hablar con los independentistas, con las gentes de la ANC,
Ómnium, la AMI y los partidos del bloque mayoritario en el Parlamento
catalán, que no se lleve solo la impresión de los suyos, que tampoco son
tantos. La predisposición existe. Está por ver hasta qué punto de
compromiso, hasta dónde puede llegar la empatía de Sánchez.
Me
atrevería a hacerle una propuesta. Pues ha elegido el mes de septiembre
para visitar el principado, pulsar opiniones y ganar adeptos, ¿por qué
no asiste a la Diada el 11 de ese mes? Factible, desde luego, es y
Sánchez estará más seguro entre dos o tres millones de catalanes que una
periodista entre un centenar de falangistas enfurecidos por el
rojo-separatismo.
Desde
el punto de vista político sería una diana que haría de Sánchez un
líder de un tiempo nuevo de verdad. ¿No dice que España es un Estado
plurinacional? ¿Qué hay de malo en asistir al día más señalado de la
nación catalana? Cosas de este tipo augurarían un liderazgo español y no
castellano. Pero, para la oposición al referéndum, me temo, llega
tarde.
Indudablemente,
el referéndum ha sido la causa de esta aceptación de una negociación
que lleve a una reforma de la Constitución. Parece bastante lógico que,
habiendo sido la causa, sea también el efecto.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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