jueves, 17 de agosto de 2017

Matar la gallina de los huevos de oro del turismo conlleva muchos riesgos / José Hervás *

Los re­cientes ata­ques al sector tu­rís­tico es­pañol por re­pre­sen­tantes de las ramas na­cio­na­listas más ra­di­cales ca­ta­lanas y vascas su­ponen un riesgo inad­mi­sible para esta par­cela de la eco­nomía es­pañola. El Gobierno debe ac­tuar con con­tun­dencia en de­fensa de sus pro­fe­sio­nales y los re­pre­sen­tantes de los par­tidos po­lí­ticos ha­rían muy bien en ha­cerlo tam­bién. 

Parece que ha llegado el momento de estar contra todo y contra todos con la menor excusa posible. Pero con ello, ponemos en riesgo el bienestar de millones de personas, su seguridad laboral y el futuro de una parte my importante de la economía española.

No hay ningún otro sector de la economía que genere tanto empleo como el turismo. Los datos conocidos de los últimos cinco años evidencian que es un sector que ha crecido por encima de la media del crecimiento económico.

En el 2015, los ingresos del sector sumaron 119.011 millones de euros. Además, 2,4 millones de personas, un 13 % del empleo total existente en España, tenían un puesto de trabajo en el área de turismo. Aunque la temporalidad en el mismo alcanza el 38,4 %, claramente superior a la media de España que se sitúa en el 27 %, más de un millón y medio de trabajadores tienen un empleo fijo en el sector.

Si se le sumara el empleo de la industria abastecedora del sector turístico, el empleo según la Organización Mundial del Turismo y el Entretenimiento, se sumaría otro medio millón amplio de personas que en España tienen un puesto de trabajo gracias a esta industria. En total se alcanza la nada despreciable cifra de casi tres millones.

El sector, sin duda, como todos, tiene opciones de mejora. Incluso vamos a admitir que más que otros, pero mucha atención con lo que estamos haciendo.

Estos ataques se han agudizado coincidiendo con la publicación de los últimos datos del Ministerio de Empleo sobre la creación de nuevos puestos de trabajo del pasado mes de julio. La menor pujanza del mercado laboral ha llevado a alertar al servicio de estudios de BBVA sobre la posibilidad de que el ritmo de crecimiento de la economía en lo que resta de año sea inferior a lo con seguido en el segundo trimestre del año, cuyo crecimiento fue del 0,9 %.

Para el trimestre actual y el último de este año, el ritmo podría rebajarse al 0,8 o 0,7 %. Aunque seguiríamos creciendo claramente por encima de la media de los países de nuestro entorno, sería un gravísimo error dejar sin respuesta a quienes atacan al principal impulsor de la economía.

Tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como el Lehendakari vasco, Iñigo Urkullu, han salido en defensa del sector. Pero dado el período vacacional se echa en falta un rechazo más explícito a los excesos de las propuestas.

Bien es verdad que en los programas políticos de los partidos la sección del turismo pasa como una antigua asignatura ‘maría’ de los viejos planes de estudio universitarios. Pero ha llegado el momento de tratar de trasladar los escasos tres o cuatro párrafos de los programas electorales de los partidos a la realidad de las decisiones que se aprueban en el Congreso. En lo que va de legislatura no se recuerda ninguna iniciativa parlamentaria que haya merecido ningún destacado en las portadas de los diarios de difusión nacional.

Lo más urgente es resolver este problema de ataques y manifestaciones repentinas contra autobuses, actividades festivas contra el turismo en general. Y cuando comience de nuevo el curso parlamentario sus señorías harían muy bien en poner entre sus prioridades el futuro qué es lo que quieren para el sector que requiere algo más que ser declarado sostenible y de calidad. Está muy bien la declaración, para ahora hay que traducirla en hechos concretos. Tres millones de empleos lo exigen.



(*) Periodista

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