Sánchez ejerce un liderazgo contundente,
de reforma. Sin ser diputado controla el grupo parlamentario al tiempo
que hace las fundaciones teresianas por los congresos de las
agrupaciones y elabora un discurso más matizado y complejo, algo más
atento a la realidad del Estado que las voces de mando del cuartel
monclovita.
Hay una muestra de nueva voluntad dialogante, frente a a la
actitud de Rajoy de defender una España con Cataluña dentro, pero sin contar con Cataluña. A Sánchez corresponde explicar qué entiende él por contar con Cataluña cuando empieza por negarle la posibilidad de explicarse mediante un referéndum.
Al
margen de estas incertidumbres que, en el fondo, son certidumbres
veladas, el liderazgo de Sánchez es robusto y la hegemonía del PSOE está
asegurada. Esas declaraciones pidiendo a Rajoy que por una vez en la
vida diga la verdad son las que corresponden a un político con una idea
de la dignidad de su quehacer y algún tipo de principios. Hablan mucho
de la persona pero poco de su tino. A Rajoy la verdad le importa una
higa. Ni sabe lo que es. Solo le interesa detentar el poder por los
medios que sean. La verdad y la mentira son aquí irrelevantes. Las dos
valen lo mismo: nada. Rajoy vive en la postverdad. Lo que le importa es
despertar sentimientos, levantar ánimos en favor de su seguimiento
ciego.
Él mismo lo aclaró al comienzo de su mandato en 2012: No he cumplido con mis promesas, pero he cumplido con mi deber. Y ¿cuál puede ser su deber si no es cumplir sus promesas? Saquear el país en beneficio de los pivilegiados.
Briantiburrillo
El desbarajuste es colosal. Los anticapis rompen con los bolches de la línea general a causa de la posible coalición de Castilla La Mancha (vade retro
PSOE) y del giro de 180º en el referéndum catalán sintetizado en la
negativa de Iglesias a votar en el referéndum caso de llamarse
Esglésias. Esta fractura ideológica repercute en las territoriales con
las confluencias soberanistas, singularmente en Galicia. La izquierda
debe apoyar el referéndum pase lo que pase, truena jupiterino Beiras.
Entre estas dos actitudes, los menches errejonistas, adoradores del just milieu,
defienden el referéndum, pero no está claro si también el unilateral.
El zafarrancho es considerable a algo más de dos meses del 1/10.
La
entrada de Cataluña en el juego, esto es, el impacto del desbarajuste de
la izquierda en las franquicias catalanas, convierte la discordia en un
pandemónium. Predomina el ánimo en pro de la votación en el referéndum
pero de distintos modos. Podem -a su vez distanciado de los Comunes, uno
de cuyos líderes es socio estrecho de Podemos en Madrid-parece
decantarse por participar en el referéndum del tipo que sea; los Comunes
no tanto. Sostienen que el referéndum debe celebrarse por ser consulta
democrática, pero no le dan valor de tal, sino de "movilización popular"
o algo así de impreciso.
Resumiendo:
la probabilidad de que esta izquierda llegue a una unidad de acción con
la otra, el PSOE (que para muchos es un ente maléfico, un íncubo
luciferino), parecen escasas. Sin esa unión resulta imposible desplazar
el gobierno de la derecha, objetivo prioritario, sin embargo, de ambas
izquierdas.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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