Ha sido una
decepción. La comparecencia ante la comisión de investigación
de la crisis financiera del Congreso de los Diputados de Jaime
Caruana, exgobernador del Banco de España entre julio del 2000 y
julio del 2006, no servirá de mucho para aclarar por qué no se previó
la crisis, ni esclarece el porqué no se hizo más de lo que se hizo ni
qué es lo que se puede hacer cuando vuelvan a plantearse situaciones
similares.
Todos
los partidos han coincido en criticar la falta de previsión y la
inacción de Caruana durante su mandato, algo que él ha negado. Sin las
actuaciones del Banco de España las consecuencias hubieran sido todavía
más devastadoras según sus estimaciones.
En caso de que se repita una crisis similar la cosa ya no será igual
puesto que contaremos con las nuevas medidas de Basilea III, que
gracias a los espectaculares incrementos de capital, los bancos deberían
poder responder en mejores condiciones.
Caruana ha pasado un mal trago. Durante momentos se ha quedado
lívido. Sobre todo cuando le han recordado que por su falta de actuación
que más de un millón de personas ha sufrido durísimas consecuencias en
su economía personal. Pero enseguida se le ha pasado el sofoco y se ha
despedido de sus interlocutores los portavoces en la comisión del PP,
C´s y PSOE con un “que os salga bien”, por no decir que os den.
Pese a que Caruana ha empezado anunciando que hemos aprendido mucho
de la crisis, inmediatamente después ha confesado que hay cosas que
todavía no se comprenden de la misma. La duda más importante que
mantiene el exgobernador a la que todavía no ha encontrado respuesta, es
por qué se produjo la crisis del euro y por qué desconfiaron tanto los
bancos europeos de ellos mismos hasta el punto de colapsar el sistema.
La crisis procedente de EEUU con la quiebra de Lehman Brothers y la
del británico Northern Rock supusieron el primer shock. Según Caruana,
esa primera ola de la crisis se pudo superar. La segunda parte de la
crisis fue la que hundió la mitad del sistema financiero español. El
exgobernador todavía no se explica la virulencia de la crisis del euro,
algo que todavía le asombra.
Por supuesto, los desequilibrios internos de la economía española
fueron el caldo de cultivo por el que la crisis financiera tuvo un
alcance mucho mayor en España que en países de su importancia en Europa
como Reino Unido, Francia o Alemania.
En cuanto a las presiones, Caruana admite que recibió muchas de los
banqueros que estaban en desacuerdo con las medidas precautorias del
Banco de España, quejas que le recordaban todos los días los periódicos,
según ha insistido el exgobernador.
Ninguna presión por parte de los vicepresidentes de los Gobiernos de
José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, Rodrigo Rato y Pedro
Solbes.
La carta que le enviaron los inspectores del Banco de España, primer
testimonio en el que se reconoce que no se está haciendo lo que se debe,
no ha merecido más comentario que el de que se equivocaron más de lo
que acertaron en sus pronósticos. Por supuesto ha negado que no se les
tuviera en cuenta, lo que es más importante, que la comisión ejecutiva
de la entidad no tuviera en cuenta sus informes.
Pese a la insistencia del portavoz del Partido Popular en la comisión
de investigación por saber qué es lo que le transmitió a su sucesor
Miguel Ángel Fernández Ordóñez en el traspaso de poderes sobre la
situación de la crisis, ni una palabra. Como tampoco ha dicho una sola
palabra de sus conversaciones con Rato o Solbes.
Caruana venía a hacer una de alivio y es lo que ha hecho. De nuevo ha
trasladado la responsabilidad principal a Bruselas. Desde los primeros
pasos de la Unión Económica y Monetaria cualquier decisión que se salga
de los hábitos comunitarios que adopte un país miembro debe contar con
el visto bueno de la Unión, mientras que la grandes decisiones
comunitarias, a través de los reglamentos, son de obligado y automático
cumplimiento. Caruana tiene clara su coartada, la responsabilidad es de
Bruselas.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario