miércoles, 19 de julio de 2017

La trágica muerte de Blesa, el amigo de Aznar / Melchor Miralles *

Miguel Blesa ha sido hallado muerto en una finca de Córdoba de un disparo de escopeta en el pecho. Se encontraba con unos amigos disfrutando de unos días de cacería y tras desayunar, salió de la casa y poco después encontraron su cuerpo ya sin vida. Todo apunta a un suicidio, aunque todavía no puede afirmarse rotundamente. 

Una noticia que genera inmensa tristeza, y que dibuja el paradigma de algunos de los hombres que más poder han acumulado en España durante años y que, tras destaparse casos de corrupción gravísimos, han terminado peor que mal, convertidos en condenados por la Justicia y en apestados y rechazados por una sociedad harta de tanta golfería y en la que han cobrado fuerza los paladines de la justicia popular y el escrache público.

Blesa había sido recientemente condenado a 6 años de prisión en el caso de las tarjetas black y se encontraba en libertad a la espera de que el tribunal Supremo ratificara el fallo de la Audiencia. Fue uno de los primeros banqueros condenados. Había presidido Cajamadrid desde 1996 hasta 2009, y después disfrutó de una jubilación de lujo hasta el inicio de los procedimientos judiciales.

Quienes le trataban dicen que no estaba en su peor momento, aunque, como tantos otros, había sido abandonado por su mentor, José María Aznar, su gran amigo del alma, quien le colocó al frente de la Caja madrileña y le aupó a los altares del mundo financiero no por sus méritos, sino por su amistad personal. Aznar, como en tantos otros casos, le colocó en el puesto y le dejó hacer durante años, pese a que había signos y evidencias de que las cosas no eran normales, y al iniciarse el calvario judicial no quiso saber nada más de él, y jamás ha asumido responsabilidad política alguna por tantos casos de corrupción que surgieron con él al frente del PP y el Gobierno, y con los máximos implicados en buena parte de los sumarios pertenecientes a su círculo más próximo. 

Así es la política, y así ha actuado Aznar. Y muchos otros en el PP que renegaron de él después de haber disfrutado de sus favores durante años. Fue iniciar el juez Elpidio Silva la investigación del caso Bankia-Cajamadrid y las preferentes, con excesos notables en el tratamiento penal que suministró a Blesa, y el ex banquero se quedó más solo que la una, ya no le sonaba el teléfono constantemente. Los que se enriquecieron, disfrutaron de sus favores y buen trato y medraron a su lado se esfumaron.

Blesa ha muerto. Quizá se ha quitado la vida, y me parece trágico. Me viene a la cabeza además la trágica muerte hace muy pocos años del hijo de uno de los mejores amigos de Blesa, suicidado en similares circunstancias. Evidencia de la crueldad de la vida, de la miseria de la política y el mundo de las altas finanzas. 

Blesa fue un mal banquero, todo apunta a que se enriqueció ilícitamente, su comportamiento me pareció moralmente indecente, me resultó siempre un tipo altivo, ejemplo de todo lo que no me gusta en la política y en la mezcla de la política con los negocios. Pero, dicho esto, que he escrito muchas veces, jamás estuve de acuerdo con su linchamiento, con el trato que recibió de muchos, porque no me gusta la justicia popular y no me gustan los escraches públicos permanentes. 

Creo que la Justicia y en el derecho de todos a defenderse en un juicio justo. Lamento la muerte de Blesa, y me repugna el comportamiento de aquellos que fueron sus colegas, que se arrimaron a su lado y luego, cuando llegaron las malas desaparecieron. Descanse en paz.


(*) Periodista


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