Permítanme el juego de palabras mal usadas para justificar la
carambola de ‘billar’ a dos bandas entre el padre Villar y su hijo Gorka
por forrarse ambos el riñón a costa del fútbol nacional.
Sobre todo ahora que la muy ilustre Real Academia de La Lengua (RAE)
acaba de proclamar que se puede decir, sin pecar, ‘iros’ en vez de
‘idos’ por lo que vamos a utilizar el imperativo que festeja Pérez
Reverte para decir a toda la cúpula de la federación del fútbol español:
‘¡iros a hacer puñetas!’.
Y si se confirman las sospechas que tiene el juez Pedraz y que avalan
tres meses de suculentas grabaciones telefónicas entre Ángel María
Villar (¡29 años al mando del fútbol español!) las puñetas las tendrán
que hacer los Villar en la cárcel de Soto Del Real.
Ahora bien, seamos prudentes hasta que culmine la investigación
judicial porque probado está que el tal Villar tiene más vidas que un
gato, aunque todo apunta a que habló demasiado claro con su hijo Borja y
que todo eso, grabado, está sobre la mesa del juez lo que de
confirmarse como prueba haría bueno el refrán de ‘por la boca muere el
pez’.
Y muy atentos a lo que dice y avisa Melchor Miralles en estas páginas
sobre los derechos televisivos de la Champions League y La Liga
española porque entre Roures y Villar puede haber un gatazo encerrado
del tamaño de un oso pardo.
Lo de Villar -dicen ahora todos al unísono- ‘se veía venir, se veía
venir’. Pero ha tardado casi 30 años en llegar porque el Parlamento
español no ha sido capaz de aprobar por ley una norma de mandatos
máximos en federaciones que pasean el nombre de España por el mundo y
que no están sujetas a un estricto control. Lo que ha llevado a que
estén imputados los responsables de las federaciones de fútbol,
baloncesto y tenis, o a que se hicieran toda clase de barrabasadas en la
federación de atletismo años atrás.
Después de los escándalos de la UEFA, por donde deambulaba Villar en
la compañía de altos golfos ya desenmascarados, le toca el turno
nacional a Villar quien hace ya mucho tiempo que debió haber
desaparecido de esta federación del fútbol español.
Pero ahora le llega su hora y en buena hora, lo que se puede decir y
escribir a pesar de la horaria reiteración que la Academia no prohibirá
porque todo esto es lenguaje popular. El que Unamuno premió cuando,
dándole en los morros a la RAE (donde deberían de estar Raúl Del Pozo y
Antonio Gala, sentados en los sillones que usurpan Marías y Cebrián),
dijo: ‘las palabras del arroyo son las que el pueblo premia, palabras de
charca en hoyo son las de la Academia’.
P.D. Hay que movilizar las Redes Sociales para llevar a Raúl Del Pozo
a la Academia. Pepe Oneto y Melchor Miralles que son tuiteros de éxito y
postín lo deberían promocionar.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés.
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