domingo, 18 de junio de 2017

La tradicional procesión del Corpus recorre el centro de Murcia en una mañana calurosa y con miles de pétalos


MURCIA.- Enmedio de tanto calor ambiente como de fervor de los cientos de fieles presentes, la tradicional procesión del Corpus Christi ha recorrido esta mañana de domingo calles del centro de la ciudad de Murcia desde la Catedral e integrada básicamente por un centenar de niños y niñas primo comulgantes este año y provenientes de parroquias y colegios católicos de la capital regional y sus pedanías, con paradas frente a los numerosos altares que jalonaban el itinerario para honrar a la Custodia. 

Previamente se había concelebrado desde las 9.30 de la mañana una misa solemne por parte del obispo de la Diócesis, monseñor José Manuel Lorca Planes, en el altar mayor de la S.I.C., antes de que la Custodia emprendiese la marcha sobre las 10.45 horas primero por el interior del templo.

También miembros de cofradías y hermandades de la Semana Santa, una imagen del Niño Perdido y representantes de las peñas huertanas han contribuido al colorido y alegría de la centenaria conmemoración del Corpus Christi en Murcia desde primera hora de la mañana y hasta poco después del mediodía para evitar el intenso calor que aumentó a partir de las doce de forma considerable.

Y como siempre, miles de pétalos de rosa se lanzaron hoy sobre la Custodia de plata en las calles más estrechas, que el resto del año permanece en el Museo de la Catedral, y que luce con fuerza cada Día del Corpus Christi que se exhibe por la ciudad de Murcia albergando la forma consagrada. Y es una obra  de orfebrería del siglo XVII-XVIII, trabajada y conseguida por  Antonio Pérez de Montalto, platero de la reina Mariana de Austria.
 
Una alfombra de flores y plantas aromáticas marcaban el camino preparada por dos carretas huertanas. No empezaron a repicar las campanas de la Catedral hasta a las 11.30 horas como aviso de que la Custodia salía a la plaza del cardenal Belluga acompañada por la música difundida por altavoces portátiles desde el órgano del primer templo de la ciudad y que suscitó un gran aplauso de los murcianos que, este año en menor medida que otros debido al fuerte calor, asistían a la escenificación de uno de los grandes días del año en la ciudad de Murcia e inclinaban la cabeza al paso de Jesús Sacramentado.

La procesión recorrió, por este orden,  las calles de Frenería, Gran Vía, Conde Valle San Juan, Pascual, Santa Catalina, Platería, José Esteve, Trapería, Salzillo y plaza del cardenal Belluga antes de su vuelta a la Catedral, con altares preparados al efecto por asociaciones piadosas de la ciudad como la Cofradía de la Salud, la Cofradía de la Caridad, la Cofradía de la Misericordia, la Cofradía del Rosario, la Cofradía de la Cabeza y la Archicofradía del Resucitado. Al menos los había en Frenería, Santa Catalina, Joufré, Cuatro Esquinas, Trapería, plaza de la Cruz y Salzillo.

El alcalde José Ballesta Germán ha participado personalmente en todos los actos y cerrado la procesión escoltado por concejales de su grupo municipal y por dos maceros del Ayuntamiento de Murcia.

También Cartagena y Lorca

La Custodia salió al atardecer de este domingo hacia la basílica de la Caridad, en Cartagena, acompañada de fieles y autoridades con decenas de niños de comunión. En el itinerario se montaron diferentes altares, como el de la Santa Cena y, por primera vez, la Virgen del Primer Dolor. También hubo un tapiz de sal en la Plaza de San Francisco hecho por los jóvenes de las cuatro cofradías.
La celebración previa de la misa del Corpus Christi estuvo presidida en Santa María de Gracia por el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes.
En Lorca, la carroza del Santísimo Sacramento volvió a desfilar después de seis años sin hacerlo porque la colegiata de San Patricio ha permanecido cerrada con motivo de las obras de restauración. Quizá por eso se notó este año más afluencia de público que otros años.
Las secuelas del terremoto en el casco histórico impidieron esta tarde cumplir las constituciones de la colegial ordenadas por el cardenal Belluga en 1720 y se tuvo que variar el itinerario tradicional para que los niños primo comulgantes no corriesen riesgo alguno.
La carroza es de 1950, aunque mantiene el templete gótico de la primitiva de 1947. En él fue el ostensorio del siglo XVIII que sustituye al anterior, desaparecido y procedente de la escuela de platería madrileña, una obra de inicios del reinado de Felipe V de estilo barroco.

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