CARTAGENA.- En su medio siglo al servicio de los vecinos de Vista Alegre, Antonio
Bermejo Hurtado (Cartagena, 1941) siempre se caracterizó por ser un
párroco cercano, alegre y respetado por los jóvenes, y un hombre siempre
dispuesto a abrir las puertas de la iglesia a todo tipo de actividades
culturales. Hurtado se retiró en 2012 y recibió un homenaje del pueblo,
una velada donde no faltaron ni el cariño de sus fieles ni los
aperitivos. Hoy lo entrevista La Verdad.
"A pesar de que estoy jubilado sigo trabajando por el bien de la
justicia, la solidaridad y la libertad, que son valores que debemos
inculcar a los jóvenes. Por desgracia se están perdiendo, en Vista
Alegre y en otras zonas. La gente no se compromete igual que antes,
cuando los jóvenes participaban en las actividades de la asociación de
vecinos y en las semanas culturales. Hoy no existe ese compromiso".
"Dentro de unos días voy a asistir a un congreso de Teología, y habrá
personas de todo tipo: budistas, católicos, ortodoxos, homosexuales y
lesbianas. Hay un respeto muy grande, al menos eso percibo en Vista
Alegre. Aunque las personas tengan diferentes ideologías, tiene que
existir el respeto y el cariño. Mucha gente me dice: «¿Cómo te juntas
con gente de derechas, si tú eres de izquierdas?». Yo siempre digo lo
mismo, y es que esas personas, independientemente de sus creencias, son
solidarias, tal vez incluso más que aquellos que las critican. Por
encima de todo debe permanecer la amistad y el cariño. Si la sociedad
fuera así, estoy convencido de que el mundo no sería el de hoy en día".
"Hay una gran diferencia (entre un cura y un cura obrero). En la iglesia, por desgracia, se está perdiendo
eso. Obreros somos todos. Yo he trabajado en el campo y en la
construcción, lo compaginaba con la iglesia. En el campo yo conocía al
pueblo, escuchaba a los trabajadores, mano a mano, cara a cara, y no
detrás del altar. Lo bueno es escuchar a la gente cuando está sufriendo,
cuando canta o baila. Yo me he implicado mucho con los vecinos de Vista
Alegre, he abierto las puertas de la iglesia para organizar obras de
teatro y actividades culturales. Con ellos he gozado, pero también he
llorado".
"Los curas, los cristianos y las monjas debemos ser más cercanos a la
gente. Decimos, por ejemplo, que una pareja de hecho está en pecado
mortal porque no se ha casado. ¿Cuál es el problema? Si se quieren, el
amor está por encima de todo. Tenemos que ser personas acogedoras. Jesús
no rechazó a nadie, fuera judío, mujer, homosexual, lesbiana o ateo.
Jesús los acogía a todos por igual y con cariño".
"Una vez me dijeron que tenía que ser obediente al obispo. Yo les dije:
«Una cosa es ser obediente, que lo soy, y otra es ser sumiso». Hablé con
el obispo cuando me retiré, y le dije que a él le pasaba como a los
políticos: cuando suben de categoría se alejan del pueblo. En realidad,
nos pasa a todos".
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