miércoles, 28 de junio de 2017

Meditaciones sobre el sistema financiero / Ángel Tomás *

Las causas que provocaron las numerosas crisis a partir de la Gran Depresión de los años treinta, o de la japonesa de 1997, ambas de la máxima repercusión mundial, se han repetido en la que aún no hemos terminado de superar iniciada en el último trimestre del 2007. Siempre los gobiernos impulsan y basan el crecimiento económico en determinados sectores de fácil desarrollo, entre los que descuella el inmobiliario, especialmente especulativo, pero que cuando supera la oferta a la demanda provoca una situación de auténtica quiebra generalizada. 
El sistema financiero, pilar imprescindible de todo desarrollo económico, es el gran perjudicado en su situación económica-financiera, arrastrando a los gobiernos a contraer un déficit público, casi insoportable, para contener la crisis sin saber cambiar el sistémico origen del gran desequilibrio.

Olvidan también que la crisis de las entidades financieras, carentes del debido control, pudieran conducir a otras nuevas, aunque de menor calado.

Permitámonos la gran duda, ¿son los gestores de la política económica de un país conocedores profundos de “Teoría Económica y Desarrollo Económico”, asignaturas base de las mejores universidades mundiales? ¿Han acumulado experiencia y práctica suficiente para aspirar a los puestos de alta responsabilidad a los que pretenden acceder y más tarde gestionar? ¿Poseen visión de futuro y cualidades para programar, desarrollar, controlar y rectificar planes de desarrollo económico continuado? ¿Son conscientes de la necesidad del principio de estabilidad presupuestaria, de su equilibrio, y del compromiso de estabilidad fiscal? O por el contrario, ¿carecen de ello y solo se fundamenta en la vanidad intelectual, la codicia profesional y la ignorancia de las zonas de incertidumbre radical? Asumir que los mercados se autorregulan de los fracasos en la gestión pública, es solo una forma de conformismo y una pretensión de continuismo.

Si se carece de alguno o de varios de los principios mencionados, es imprescindible rodearse del equipo técnico especializado y acreditado, que haga posible una gestión pública eficiente y responsable en favor de los ciudadanos, que cubra las necesidades sociales, y, de la industrialización, la innovación, la creatividad y el desarrollo de toda actividad emprendedora y empresarial viable, capaz de hacer crecer el Producto Interior Bruto y crear puestos de trabajo. A ello, han de someterse las ideologías y las filosofías de partido, puesto que son contadas frente a las innumerables variables y problemática de la economía política. 
Pretender que una ideología partidista es la solución del futuro económico de una nación o continente, es aberrante. Todos los aspirantes al poder presumen y alardean de que la única solución es “EL CAMBIO”, pero no se atreven a describirlo ni analizarlo públicamente. El cambio radical casi nunca es la solución, sí las reformas, los reajustes, la financiación racional y el esfuerzo mediante el trabajo y la responsabilidad.

Aunque el sector privado empresarial y las familias han desarrollado, desde el comienzo de la crisis, un proceso de desapalancamiento y reducción de su deuda basada en el ajuste de sus inversiones en activos fijos y el saneamiento de sus pasivos, el apalancamiento del sector público y sobre todo el crecimiento de su deuda ha alcanzado niveles equivalentes al PIB, que puede calificarse de preocupante.

EL DESEQUILIBRIO FINANCIERO

El sector bancario, dentro de la dinámica macroeconómica, ha sufrido por la alta morosidad una caída en la valoración de sus activos y un descenso de la liquidez, que ha obligado a incrementar el déficit público para financiar programas de saneamiento bancario como intermediario obligado en el mercado monetario. Nuestra capacidad de predecir es escasa y en zonas de incertidumbre radical, nula. 
Esto se debe a: -un progreso creativo e innovador imparable, -a los agentes externos naturales impensables e inevitables,- a los numerosos inversores no cualificados y de actuaciones imprevisibles, y, en especial, a los gestores profesionales de patrimonios con pretensión de beneficios provocados y rápidos de gran volatilidad. 
En conjunto, o parcialmente, pueden ser el origen de la crisis financiera actual, al que habría que sumar: -los bajos tipos de interés, -inundar el mercado de liquidez, y, -la búsqueda de activos de alta rentabilidad temporal (el sector inmobiliario). Se han cometido también posibles errores al improvisar soluciones, como el crecimiento basado en el déficit por cuenta corriente, o bajar el rating crediticio indiscriminadamente, que pueden ser insostenibles. Si una crisis financiera alcanza un alto nivel, la globalización implica su internacionalización.

MEDIDAS URGENTES DE RECONVERSIÓN ECONÓMICO-FINANCIERA

Si recordamos y estudiamos el pasado, volver a la normalidad financiera ha de ser apoyada mediante un crecimiento moderado de la inflación, un control exhaustivo del sistema bancario, una nueva estrategia del crecimiento mediante productividad por vía tecnológica, armonizar los salarios con la subida de los niveles de consumo, y reducir los excesos del pasivo contingente.

La distancia entre las políticas monetarias internacionales y las instituciones reguladoras nacionales provocan un alejamiento diferenciado en las actuaciones de control, por tanto, los bancos centrales exteriores y nuestro regulador no se armonizan. Hay que potenciar los instrumentos supervisores de las agencias de calificación-rating, dotándolas de mayor autoridad y protagonismo, como prevención anticipada de una posible crisis, sin olvidar, también, la unificación político-fiscal y financiera de todos los países que componen la UE.

Toda gestión económica no debe olvidar las prácticas conservadoras, y la valoración ajustada de la liquidez y de los flujos continuados en la relación de los balances vulnerables entre instituciones financieras, empresas y empresarios. Si la crisis ha dejado patente que los activos se han visto depreciados en relación con el pasivo exigible, debido a la devaluación de las cotizaciones y de gran parte de sus activos inmobiliarios e incluso mobiliarios, es claro el abandono continuado sufrido en el control obligado.

Sin embargo, al no poseer humanamente el conocimiento de los hechos probables futuros, hay que decidir sobre las expectativas de desarrollo y el necesario crecimiento a largo plazo, sin el cual careceríamos del más profundo sentido de la responsabilidad social.

El avance científico-matemático del control y el análisis para un desarrollo efectivo y más seguro que toda entidad o empresa privada debe adoptar es la “contabilidad presupuestaria”, que se diferenciará de la “pública” en que esta última se obliga mediante el “presupuesto base cero”, instituido en EEUU en el año 1977 de la mano de la Administración Carter, y más tarde adoptado por el resto de países avanzados, para un perfecto control de inversiones y gasto público.

De adoptarse en las entidades bancarias, la diferencia dinámica entre la presupuestaria y la real, los ratios financieros, nos permitirán estudiar la estructura financiera, desarrollar su política de crédito frente a la clientela, y medir la velocidad de circulación de los capitales que componen el fondo de maniobra. Esta técnica permitirá un análisis en tiempo real, y facilitará el control de los supervisores.

Los conocimientos teóricos de economía son de general conocimiento, pero llevarlos a la práctica cuesta o no se practican premeditadamente. 
(*) Economista y empresario

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