Tras el
desdichado editorial de The New York Times con desprecio de la
Constitución Española, que todavía no ha rectificado seis días
después de la pifia, ahora le toca a otro diario de referencia y de
reverencia. En un larguísimo artículo, o reportaje, o
reflexión personal porque hay frases en primera persona, el
corresponsal de Financial Times en España, Tobias Buck, trata de
desenmarañar el ‘inminente conflicto’ sobre ‘el futuro de Cataluña y
el alma de España’.
Nada
menos que eso. Aunque la expresión suene cursi, el texto colgado este
jueves en el portal del FT es un intento de comprender qué pasa con
Cataluña. Tal vez es un empeño fallido, porque sin querer o por voluntad
propia las 4.602 palabras escoran demasiado del lado de los
independentistas. Son unos 13 folios más o menos, separados en cuatro
partes por asteriscos, que aparecerán en el Magazine de fin de semana
del diario financiero.
El título del reportaje (con diálogo interior incluido) es un tanto
confuso: ‘Cómo el referéndum en Cataluña pone al descubierto una España
dividida’. La idea central no es esa, sino más bien cómo en Cataluña hay
división de opiniones sobre la independencia. Que no es lo mismo.
Aunque una de las cuatro partes está dedicada por completo a Arenys de
Munt, sin que se contraste con otra población que opine mayoritariamente
en la otra dirección. Aunque sólo fuera para equilibrar.
Pero por lo menos, Buck se apunta un tanto en un punto crucial en el
que docenas de periodistas y medios extranjeros han fallado
lamentablemente: ¡cita directamente el artículo 2 de la Constitución
Española que consagra ‘la indisoluble unidad de la Nación española,
patria común e indivisible de todos los españoles’! Es el primero en
hacerlo. Los demás que han escrito o hablado del soberanismo catalán
simplemente se han escudado en que el Gobierno se opone al referéndum de
independencia y que lo tacha de ‘ilegal’.
A diferencia también del editorial del NYT, el FT no se decanta
directamente a favor del referéndum ni de la independencia. Pero hay
sutilezas, ente ellas la elección de los entrevistados para el
reportaje. Sin ir más lejos, el vicepresident Oriol Junqueras, que tiene
el honor de que Buck le dedique el primero y el último párrafo. En el
primero habla de ‘un conflicto de siglos’ en el que ‘en una mano está
Cataluña y en otra España’, que ‘no se reconocen mutuamente la una en la
otra’ y que tienen ‘diferentes prioridades’.
En el último párrafo y para cerrar su relato, Buck escoge más que una
frase una exclamación de Junqueras para dejar constancia de que pase lo
que pase ahora, el 1-O o en esta etapa, la ‘lucha por la independencia
nunca terminará’. El grito es: ‘Lo intentaremos, lo intentaremos, lo
intentaremos’.
Otros interlocutores en los que Buck ha buscado explicaciones para
comprender la situación actual incluyen a Artur Mas, que se jacta o
amenaza con que si el Gobierno quiere impedir el procés, ‘¿qué van a
hacer si hay millones de gentes en la calle, a quién va a enviar?’.
También hay intelectuales sensatos como la profesora Teresa Freixas, el
escritor Javier Cercas o el historiador Joan Luis Marfany, catedrático
jubilado de la Universidad de Liverpool. No hay ninguna frase, ni
directa ni indirecta, de ningún miembro del Gobierno ni del Tribunal
Constitucional. Sí aparece un parrafito de cuatro líneas y media (más
una foto) de Inés Arrimadas en la que la líder de Ciudadanos en Cataluña
se queja de que ‘la crisis nos ha traído el populismo y el
nacionalismo’, pero que para los soberanista ‘toda la culpa es de
España’.
La idea de la crisis económica y financiera como carburante para el
independentismo la respaldan otros interlocutores de Buck. Por ejemplo:
Cercas: ‘Lo que ha ocurrido en Cataluña es lo mismo que ha ocurrido en
Europa y en España. Sufrimos una crisis como la del 29, una crisis que
cambió el mundo, que ha traído a Trump y el Brexit’.
La gran contradicción del reportaje del FT que choca consigo mismo
está en el apoyo que atribuye a los soberanistas. En el sumario de la
cabecera escribe: ‘El movimiento de independencia de la región está
ganando terreno’. Pero luego, en el texto, dice otra cosa: ‘Pero todavía
no hay en Cataluña una mayoría para la independencia; ni es seguro que
los catalanes puedan votar este año‘ en su referéndum. Y más adelante:
‘El apoyo a la independencia estuvo por encima del 30% en 2011, y dos
años más tarde, alcanzó un récord absoluto del 48,5%; el porcentaje ha
caído levemente desde entonces’.
El reportaje trata de adentrarse en los recovecos de la historia
según unos y según otros, pero ni en 13 folios podría aclararlo. Excepto
en un punto: al hablar de la caída de Barcelona, cae aparentemente en
la tesis inventada por los independentistas de la opresión española. No
cuenta que se trataba de una Guerra de Sucesión, no de una Guerra de
Secesión.
Lo más llamativo del reportaje es el personaje ausente. El president
Puigdemont no aparece ni por el forro y no se le menciona ni una sola
vez.
(*) Periodista
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