viernes, 26 de mayo de 2017

La OCDE echa por tierra una de las principales propuestas económicas de Pedro Sánchez / José Hervás *

En el pro­grama ‘Por una nueva so­cial­de­mo­cra­cia’, pre­sen­tado por Pedro Sánchez para las pri­ma­rias a la Secretaría General del Partido Socialista se pre­senta la op­ción de im­plantar la renta bá­sica como una de las pro­puestas clave para me­jorar las con­di­ciones del mer­cado la­boral es­pañol. Está en las an­tí­podas de lo dado a co­nocer esta se­mana por la Organización por la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). 

Esta misma semana la OCDE en su informe viene a sumarse a la opinión de otros muchos expertos que no solo consideran inviable su implantación, por el enorme coste que supondría -entre un 5 y un 7 % del PIB- sino que, además, tendría los efectos contrarios a los que se buscan.

Dice la OCDE que, paradójicamente, frente a lo que se piensa antes de hacer cálculos y cuentas, la instauración de una renta universal tendría muchas más consecuencias negativas que positivas, incluidos para los pobres, las primeras personas en las que se ha pensado a la hora de tratar de aplicar la medida. Salvo que se aumentara de forma exponencial el gasto público, lo que estaría en contra de otro de los principios del programa de Pedro Sánchez que admite el equilibrio de las cuentas públicas como defiende la Unión Europea, no sería sensato aplicarla.

Bien es cierto que el informe llega a tiempo. El proyecto de Pedro Sánchez es todavía una propuesta que debe debatirse en el Congreso del PSOE que se celebrará desde el 16 hasta el 18 de junio. Choca con las ideas que defienden otros pesos pesados en materia económica del partido como, Miguel Sebastián, quien fuera Jefe de la Oficina Económica de Rodríguez Zapatero y más tarde ministro de Industria y Energía.

También es contraria a las ideas de quien ha redactado la propuesta económica fundamental para el Congreso a petición de la gestora, José Carlos Díez. Pese a la relevancia del profesor Díez no parece que vaya a prevalecer su texto, sobre todo si tenemos en cuenta el alto concepto que tiene el equipo de Pedro Sánchez de sus propias propuestas.

El nuevo portavoz provisional en el Congreso de los Diputados, José Luis Ábalos, decía recientemente que parte de su victoria se debe a que “hay un buen programa” que ha logrado proyectar un “imaginario superior” al del propio programa, “como en el 82”.

Les vendrá muy bien a los expertos del partido socialista consultar el informe de la OCDE para comprobar la amplitud de recursos que hay que detraer a unos hogares para darse cuenta que los resultados no son tan satisfactorios como el voluntarismo quiere hacernos creer.

Los resultados resultan decepcionantes sobre todo por lo que afecta a la lucha contra la pobreza, según las conclusiones de los expertos del organismo con sede en París.

Si optamos por la hipótesis de aplicar una renta básica universal equivalente al salario mínimo interprofesional en España, distribuido a toda la población en edad de trabajar, el conjunto a financiar supondría no menos de 150.000 millones de euros.

Una tercera parte podría provenir de la supresión de las prestaciones actuales, otra tercera parte necesitaría que se subieran los impuestos de la renta, incluyendo también las rentas que ahora no tributan para no incrementar el déficit. La importancia de los números es de tal magnitud, que resulta necesario que cuando nos vuelvan a presentar esta propuesta, cualquiera que sea el partido, especifique como y quienes van a financiarla.

Porque el estudio de la OCDE es preocupante. Todos los niveles de renta, no solo el de los más ricos que deberían financiar una parte de la introducción de la renta universal, perderían, salvo que los impuestos subieran una media superior al 20 %.

Nadie puede negarle a los partidos la necesidad de ilusionar a sus votantes. Pero harían muy bien en consultar el trabajo de la OCDE para no ofrecer sueños irrealizables. No es una cuestión menor.


(*) Periodista

No hay comentarios: