miércoles, 24 de mayo de 2017

El PP teme más la mejora de la economía que la corrupción / José Hervás *

El pre­si­dente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha vuelto a re­petir esta se­mana que no va a ade­lantar las elec­cio­nes. Pero los es­tra­tegas del Partido Popular han em­pe­zado a pensar cual sería el mo­mento más ade­cuado de ha­cerlo en caso de que fuera ne­ce­sario ade­lan­tar­las. Entre las per­sonas del en­torno de ase­sores del pre­si­dente hay di­fe­ren­cias. Pero al­gunos apuntan a las evi­den­cias. El centro de­recha es­pañol, tras lo­grar la re­cu­pe­ra­ción eco­nó­mica, siempre ha per­dido las elec­cio­nes. 

Uno de los principales defensores de esta idea dentro del PP es el exministro de Exteriores, José Manuel García Margallo. Lo recuerda a cuantos le quieren escuchar, aunque ahora tras haber dejado el ministerio tras haber perdido el presidente su confianza en él, son muchos menos los que le hacen caso.

La teoría de García Margallo es que en los momentos de recuperación económica una parte importante del centro y una mayoría del centro izquierda, se olvidan del peligro de las políticas de gasto de los socialistas y acaba votándoles. Los ciudadanos, hartos de las políticas de recortes que han introducido durante todos sus mandatos el centro y centro derecha para encarrilar la economía optan por quien promete bienestar. El extitular de Exteriores y los partidarios de sus teorías ponen ejemplos.

Así, interpretan que tras el intento de ordenar la economía que introdujeron los equipos de Suárez y Calvo Sotelo, los socialistas arrasaron en las elecciones del 82 con la promesa del bienestar y la creación de 800.000 puestos de trabajo.

Pese a que en algún momento llegó a bromearse con si se había querido decir más bien 800 ó 1.000, no 800.000, la derecha tendría que esperar 14 años, hasta que la crisis de mediados de los 90 y la corrupción de algunos de los más próximos colaboradores de Felipe González hicieron perder toda confianza a los españoles en el PSOE.

De nuevo las medidas introducidas por el equipo económico de José María Aznar permitirían primero que España acabara cumpliendo con los criterios de Maastricht, pudiéramos seguir recibiendo las ayudas de Bruselas y la economía conociera una de las épocas de mayor esplendor tras satisfacer los criterios establecidos para incorporarse a la Unión Económica y Monetaria.

Los españoles volvieron de nuevo a dar la espalda a los conservadores que habían logrado estabilizar el país y en el 2004 optaron por el proyecto que prometía más avances en las políticas sociales.

De nuevo tendrían que esperar a que el desbarajuste de las cuentas de los últimos años de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la mayor crisis financiera de la historia reciente abriera los ojos a los españoles. Así consiguieron la confianza de quien prometía poner orden en los asuntos económicos y acabar con la sangría de la destrucción de empleo que un desorientado Zapatero no sabía cómo atajar.

Pese a que Montoro dijo en su día que los ciclos no existen, la realidad muestra que estos son inexorables. Las ideas expresadas con anterioridad exigen muchos matices. Pero no hay que echarlas en saco roto.

En el PP tienen claro que la historia se repite. Si se produjera el mismo esquema mental entre los españoles, la recuperación ha exigido mucho esfuerzo, por lo que provoca muchas criticas. Una vez perdido el miedo por la quiebra, los españoles probablemente volverán a optar por quien les prometa un mundo mejor y sin tanto sacrificio.

Por eso entre los expertos del PP consideran que resulta más necesario que nunca saber calcular el momento más adecuado para convocar las elecciones. Una vez aprobados los Presupuestos para este año, lo que dan por seguro que van a poder conseguir, el siguiente trámite será el de fijar de nuevo el techo de gasto, cuyos datos hay que enviar a Bruselas antes del verano.

Si en este caso no se pudiera contar con el apoyo de los socialistas, los partidarios de adelantar las elecciones consideran que la primavera del año que viene sería uno de los momentos adecuados advirtiendo de que todavía queda mucho por hacer y que los riesgos no han desaparecido. Porque sin riesgos, prefieren a la izquierda para que gobierne.


(*) Periodista

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