Alegría contenida en el Gobierno; respiro en la Fiscalía General del
Estado, y sobre todo, en la Fiscalía Anticorrupción de Manuel Moix,
cuyo cese, junto con el de Maza, han pedido casi la totalidad de los
partidos políticos en el Congreso de los Diputados, que además, ha
terminado por reprobar al ministro de Justicia Rafael Catalá… Todo ese
clima, es el que este miércoles, se podía palpar de la salida, dentro de
dos semanas, del Juzgado Central número 6 de la Audiencia Nacional del
magistrado Eloy Velasco.
Velasco, antiguo director general de Justicia de la Generalitat
valenciana durante la Presidencia de Eduardo Zaplana y de Francisco
Camps, es el magistrado que más odia el Gobierno, y está investigando
los dos grandes casos de corrupción del PP en Madrid: el ”caso de la
Púnica” y el “caso Lezo”, dos de los mayores casos de corrupción en el
gobierno madrileño en el que hay de todo: organización de banda
criminal, cohecho, prevaricación, malversación de caudales públicos,
blanqueo de capitales, fraude, falsificación de documentos,
financiación ilegal del partido en el poder, corrupción en los negocios y
un largo etcétera.
Especialmente grave y escandaloso, es el caso que ha sido bautizado
como “Operación Lezo”, que cada día que pasa, tiene repercusiones más
sorprendentes e inesperadas, en casi un centenar de posibles implicados,
teniendo en cuenta que siguen las investigaciones y las sospechas de
personajes que durante muchos años han estado a la sombra de Aguirre,
González y Granados. Por otra parte, la aparición en las grabaciones de
personalidades sorprendentes, con mucho poder, con mucha capacidad de
influencia y con muchas posibilidades de desviar, a través de muchos
vericuetos, el camino de las investigaciones, y de los investigados, dan
al caso un morbo especial.
Por eso, la marcha el día 1 de Junio del juez Velasco del Juzgado
número 6 de la Audiencia Nacional (un Juzgado en el que estaba destinado
Manuel García Castellón) para pasar a ser miembro de la Sala de
Apelaciones de la Audiencia Nacional, elegido junto con Enrique López,
por la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial, ha
producido tanta alegría en muchos, aunque, de hecho, puede complicar y
mucho, los dos principales casos de corrupción que se siguen
investigando.
Hay que recordar que hace solo unos días, en una entrevista concedida a Carlos Segovia en El Mundo, Velasco
anunciaba que había pedido una plaza, un cambio de destino en la Sala
de Apelaciones de la Audiencia Nacional. “No sé si la ganaré, porque
está todo reglado. Es un concurso”, matizaba añadiendo que no había
nada imprescindible cuando le preguntaban por lo que suponía dejar casos
importantes empantanados.
“Si yo me voy, vendrá otro juez y si es mejor que yo, lo hará mejor.
Cuando yo llegué, el juez Del Olmo llevaba seis meses en un curso en
Francia y me encontré retrasos en el Juzgado. El problema no es de los
jueces, que trabajamos todo lo que podemos, el problema es que las
inversiones en Justicia no son todo lo grande como podrían ser”. En el
fondo, insinuaba que había pedido un cambio de destino por falta de
medios en su Juzgado. Aunque su paso por la Sala de Apelaciones es un
paso importante para llegar a Magistrado del Supremo, una de sus
legítimas aspiraciones profesionales.
(*) Periodista y economista
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