El
título del artículo no responde a un pronóstico, sino a una deducción.
Hasta hace unas horas, yo apostaba por la victoria de Susana Díaz. Era lo
más sensato. Cuando un partido con más conchas que un galápago echa toda
la carne en el asador para que sigan mandando los que han mandado
siempre, el resultado de la partida no se discute. Eso es lo que enseña
la experiencia. Y eso es lo que yo creía que iba a pasar.
Y
ellos, también, por cierto. Me refiero a Felipe González, a Alfonso
Guerra, a Alfredo Pérez Rubalcaba, a José Luis Rodríguez Zapatero y a
todos los que han gobernado durante cuarenta años las estructuras de
poder del partido.
El plan les estaba saliendo a pedir
de boca. La botadura de la candidatura de Díaz en el Ifema había sido
una exhibición de poder apabullante y la campaña de recogida de avales
progresaba al ritmo que se habían impuesto para hundir la moral de sus
adversarios.
A nadie le dio por pensar que Sánchez libraría una batalla
que estaba fuera de su alcance. Contra el poder intimidatorio del
aparato, la idea de competir en número de fiadores con Susana Díaz era
una imprudencia temeraria que no tenía ni pies ni cabeza.
Ni
los militantes iban a desafiar al poder constituido negándose a firmar
lo que les pusieran delante sus secretarios provinciales, ni los
sanchistas tenían capacidad operativa para rivalizar en eficacia
recolectora con el aparato del PSOE.
Todos creimos que
rehuirían esa confrontación suicida para no tener que rendir al final
unas cuentas irrisorias y que se concentrarían en pedir el voto para el
día 21.
Pero estábamos equivocados. La capacidad
operativa del sanchismo era infinitamente más eficaz de lo que
pensábamos y no sólo estaba en condiciones de dar la batalla de los
avales, sino que estaba en condiciones de no perderla.
Durante
dos sigilosos meses, moviéndose de puntillas para no hacer ruido, sus
agentes fueron captando una a una la firma de 57.369 avalistas. Una
cifra inesperada que contrarrestaba la exhibición intimidatoria del
oficialismo y condenaba el final del sprint a la foto finish.
Si
no fuera por la goleada de Díaz en suelo andaluz, 18.000 avales de
diferencia a su favor, la batalla estaría claramente decantada del lado
de su oponente. Sánchez gana en 11 de las 17 comunidades autónomas,
incluidas Asturias y Valencia, y obtiene 12.000 apoyos más al norte de
Despeñaperros. Las cifras, miradas con cierto detenimiento, no son nada
halagüeñas para los intereses que defienden los grandes budas del PSOE.
55.000
militantes aún no han dicho ni pío. De ellos, 10.000 residen en
Andalucía y 11.000 en Cataluña. Ambos feudos se contrarrestan. El más
fiel a Susana Díaz tiene la misma fuerza que el más hostil. Lo que
puedan darle sus paisanos, suponiendo que vayan todos a votar y que lo
hagan por ella, se lo pueden arrebatar por el mismo procedimiento los
votantes del PSC.
Así que la verdadera batalla se libra fuera de esos
dos territorios. Y allí, las cosas como son, las cuentas parecen
beneficiar claramente al sanchismo. Susana Díaz obtiene un saldo
favorable de 4.000 votos de diferencia en las cinco comunidades donde ha
ganado, pero cosecha un déficit de 8.000 en las diez comunidades donde
ha perdido.
El cómputo global favorece a Sánchez por
41.486 apoyos frente a 37.457, y eso sin tener en cuenta el número de
avalistas que puedan haberse visto forzados a apoyar a Díaz por miedo a
las represalias y no tengan intención de votarla el día 21. Mucho
tendrían que cambiar las cosas para que se invirtiera la tendencia.
La
gran duda, vista la cosa desde esta perspectiva, es saber lo que harán
los avalistas de Patxi López. Ellos tienen la llave. De ahí que Pedro
Sánchez, en Alcalá de los Gazules, les hiciera ayer la oferta de
«caminar juntos».
López la ha rechazado, sí, ¿pero la
rechazarán también sus seguidores? ¿Seguirán siendo fieles a un seguro
perdedor sabiendo que está en su mano dirimir el resultado final de la
pelea? Pincho de tortilla y caña a que más de la mitad se da el gustazo
de cambiar de bando. Para muchos de ellos, no es no.
(*) Periodista y ex eurodiputado
http://www.abc.es/espana/abci-ganara-sanchez-201705060324_noticia.html
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