miércoles, 17 de mayo de 2017

Ojo con la trituradora anti corrupción / Melchor Miralles *

Asistimos a un vendaval de investigaciones judiciales sobre casos de corrupción. Afectan al PP en diferentes Comunidades, al PSOE en Andalucía, a los convergentes y colegas en Cataluña. Lo que viene siendo a los que gobiernan. Es un tsunami, porque durante años ha habido barra libre, y se lo han llevado crudo a braga quitada, que escribiría Umbral, no ha habido pudor, han sido impúdicos e insaciables, y el personal se ha cansado, y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) y la Justicia se han puesto manos a la obra, y esto es un no parar, un sin vivir.

Está bien que policías, guardias civiles, jueces y fiscales sean implacables. Pero ojito que la cosa se va a veces de madre, y en un Estado de Derecho, todos, absolutamente todos los ciudadanos, sin excepción, al margen de que hayan podido cometer delitos horribles, tienen derecho a un juicio justo, lo cual conlleva una investigación previa atinada. Y aquí, como en otros sitios, a veces se le da carácter de hecho probado a informes policiales porque sí, y las FCSE se pueden equivocar, y se equivocan, como nos sucede a todos, y entre ellos, como en todos los oficios, también hay corruptos, y negligentes al servicio de intereses inconfesables.

El último episodio, la investigación o imputación de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y la inmediata reacción del órgano jurisdiccional competente aclarando que no hay imputación alguna y que solo existe un informe de la Guardia Civil que no contiene suficientes elementos inculpatorios es una advertencia más para todos respecto al cuidado que hay que llevar en este terreno. En las horas que pasaron desde que se hizo público el informe de la UCO hasta que el juez advirtió que no había pruebas para abrir una investigación contra la presidenta madrileña se puso en marcha el ventilador y el personal, político y civil, se lanzó a degüello. No me habría gustado estar en su pellejo.

Cuesta un minuto destrozar una reputación y puede que no de una vida para restituirla. Y no es solo Cristina Cifuentes, hay más casos, en estos asuntos de corrupción a mansalva y en muchos otros. Y las FCSE y la Justicia no pueden envolverse en la causa necesaria de la lucha contra la corrupción para convertirse en una trituradora indiscriminada y que valga todo. Es esencial respetar las normas del Estado de Derecho.

No hay duda de que el PP ha hecho muy mal las cosas, y hay un cúmulo de pruebas que acreditan que se ha financiado al margen de la ley, y que muchos dirigentes del partido han actuado de modo inaceptable y se han enriquecido y han posibilitado el enriquecimiento de los amiguetes, a costa en buena medida de dinero del erario, o sea, de todos. Como hay pruebas respecto al PSOE con los ERE en Andalucía y respecto a los convergentes y el 3% o mucho más en Cataluña. Pero ello no justifica la barra libre, la trituradora a destajo.


(*) Periodista


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