martes, 9 de mayo de 2017

Arabia traslada a 'Navantia' el «máximo interés» en cerrar ya el contrato de las cinco corbetas

FERROL.- Los pasos dados hacia delante han sido varios en los últimos quince meses, pero con ninguno se ha conseguido la rúbrica definitiva del acuerdo. El nuevo presidente de Navantia, el mugardés Esteban García Vilasánchez, se desplazó ayer hasta Arabia Saudí, donde permanecerá también a lo largo del día de hoy martes. El objetivo: cerrar el contrato para la construcción y mantenimiento de cinco corbetas para el país, un pedido valorado en 2.000 millones de euros, según revela La Voz de Galicia.

Apenas un mes después de su nombramiento, Vilasánchez se enfrenta a la tarea de desbloquear una de las operaciones que más le está costando rubricar a la firma naval. Pero, esta vez, el avance es firme, habida cuenta del mensaje que ayer trasladaban desde la compañía, donde hacían hincapié en que se iban a mantener «varios encuentros» con altos representantes de la Marina y el Ministerio de Defensa saudíes, quienes «han confirmado el máximo interés» por cerrar el acuerdo. El presidente viajó acompañado por el director comercial de Navantia, Gonzalo Mateo-Guerrero.
Este anuncio es el segundo relacionado con las corbetas -dos de las cuales se construirían en Ferrol- en los últimas dos semanas. El pasado 27 de abril, la máxima responsable de la SEPI, Pilar Platero, dijo no tener dudas de que el contrato, aunque está siendo «complicado», se firmará «dentro de semanas o meses». Además, explicó que las cuestiones técnicas del pedido estaban solventadas y que la financiación, ya aclarada, fue la que ocupó los últimos meses. Aunque al principio iba a ser externa, finalmente llegará directamente de Arabia Saudí.
El proceso comenzó en enero del 2015, cuando la empresa pública española cerró el acuerdo, que únicamente quedaba pendiente de la firma. Después de un año de espera y dos cancelaciones, por diversos motivos, el rey Felipe VI se desplazó al país árabe para tratar de apurar los plazos de las corbetas, aprovechando un viaje que tenía el AVE a La Meca como protagonista. 
En ese desplazamiento, que duró tres jornadas a mediados de enero, también estuvo presente el último dirigente de Navantia, José Manuel Revuelta. No obstante, y a pesar de que seguramente lo hubo, la compañía no oficializó ningún avance al respecto ni al regresar ni en las semanas posteriores. Por ello, ahora con el «máximo interés» en boca de las autoridades saudíes, todo apunta a que la visita de Vilasánchez podría convertirse, esta vez sí, en la definitiva.
Navantia subraya que el contrato resulta «estratégico» por las excelentes oportunidades que brinda, por el buen posicionamiento que proporciona en toda la zona de Oriente Medio, con potenciales clientes interesados, y, sobre todo, por la carga de trabajo que representa para sus astilleros y la industria auxiliar. Todo ello, concluía la compañía, supondría un «gran impulso» económico en las zonas de influencia de Navantia y en la industria de defensa española.

Por otra parte, el Ministerio de Defensa de la India ha decidido encargar exclusivamente a empresas privadas sus futuros cuatro buque de asalto anfibio. A este contrato, estimado en 2.700 millones de euros, optan dos astilleros privados nacionales al ser los únicos que han superado la evaluación financiera y técnica requerida.

En concreto, Larsen&Toubro está aliada con Navantia ante su nula experiencia en este tipo de barcos y en busca del respaldo tecnológico necesario. Y es la única de las dos que ha llegado a construir buques comerciales de un tonelaje equivalente a los barcos de asalto anfibio.

Los requisitos de la Armada india son que no superen los 215 metros de eslora, ni los ocho metros de calado a plena carga. Y su propulsión para estas naves de 20.000 toneladas se basará en sistemas eléctricos para mantener una velocidad sostenida máxima de 20 nudos.

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