viernes, 7 de abril de 2017

¿Hasta dónde llegará Ciudadanos? / Ángel Montiel *

En toda negociación, la parte que tiene la sartén por el mango empieza poniendo sobre la mesa el programa máximo. Ya habrá tiempo de conceder rebajas, pues para eso se trata de una negociación. Pero lo lógico es poner el listón en lo más alto. Si, de entrada y antes del primer contacto, se aceptan gratuitamente condiciones del otro lado, lo más lógico es que todavía haya que asumir otras para no parecer que se actúa desde la inflexibilidad.

Sería muy extraño que Ciudadanos aceptara sin pugna con el PP que PAS puede seguir manteniendo su escaño en la Asamblea Regional. Esto significaría que interiorizan un sentimiento de culpa por haber forzado su dimisión de la presidencia de la Comunidad. Es decir, se darían por satisfechos por este ´sacrificio´ y no le exigirían que rematara, en la práctica, el compromiso que firmó en el primer punto del pacto de investidura: dimisión de todo político imputado en casos de presunta corrupción, tanto si se trata de responsabilidades institucionales como orgánicas. 

Ante esta perspectiva, Ciudadanos parece aflojar. No quiere ir más lejos. Sus dirigentes apuntan a que la nueva línea roja consensuada en la Ley Anticorrupción propuesta por ellos ante el Congreso de los Diputados se traza en la apertura de juicio oral, y este criterio se trasladaría al pacto en Murcia para hacer presidente a Fernando López Miras, FER. 

Muy coherente. Pero se han cargado al presidente de la Comunidad autónoma aduciendo que, a pesar de esas nuevas reglas, PAS había firmado un contrato previo con ellos que señalaba el momento de la dimisión cuando se dictara la imputación, según los usos para ese término que regían en el momento de la firma, antes de que el PP modificara la Ley de Enjuiciamiento para, con el pretexto de luchar contra la corrupción, ofrecer mayores garantías judiciales a los sospechosos de haber incurrido en ella. 

A PAS no le reprochaban que no se adaptara a los criterios que propugna ahora C's para los políticos incursos en casos de corrupción, sino que hubiera incumplido su palabra. En tal caso, la incumplía mientras resistió en la presidencia del Gobierno y la sigue incumpliendo al día de hoy al permanecer en su escaño parlamentario. 

A veces, es más difícil administrar una victoria que una derrota. No hay duda de que en el pulso PP-C's por el caso PAS, los de Rivera se han hecho con la medalla. Pero ahora el foco ilumina a C's: ¿qué van a hacer? ¿Rematarán la jugada o se darán por satisfechos? «El pacto de investidura está roto», dicen, con lo que sugieren que ya no están legitimados para pedir a PAS que abandone su escaño, y más cuando la nueva línea roja es el paso al banquillo de los acusados tras el proceso de instrucción. 

Pero aquel pacto estaba roto desde el momento en que PAS no dimitió de la presidencia de la Comunidad al ser imputado, y esto no impidió que C's siguiera pidiendo su dimisión de ese cargo. La lógica elemental indica que si C's, a pesar de establecer nuevas reglas para la dimisión de los políticos implicados en supuestos de corrupción, acosó a PAS para que dimitiera de acuerdo a lo que había firmado con ellos, el presidente saliente aún no ha terminado de cumplir la totalidad de lo pactado, pues sigue siendo diputado regional. 

La anterior es una razón formal incontestable: no se explicaría que C's exigiera el cumplimiento del pacto de investidura solo en lo relativo a uno de los cargos institucionales de PAS. Pero la razón práctica es todavía más llamativa, y reclama la respuesta a una pregunta: ¿cómo es posible que teniendo a su merced al líder del PP, con un potencial de recuperación política extraordinario, no opten por forzar su aniquilación definitiva cuando lo tienen comprometido con una firma públicamente documentada? 

Se da la paradoja de que si C's no exigiera el cese del diputado PAS, el partido de Rivera estaría incumpliendo ante sus votantes y ante la sociedad en general sus propias condiciones en el pacto de investidura, y esto sin salirse de su propia lógica. Tal vez entonces correspondería la dimisión del portavoz de C´s, Miguel Sánchez, por no mantener lo firmado.

Es obvio que si C's exige que PAS abandone su escaño como condición previa para facilitar la investidura de FER no conseguirá su objetivo. Esta vez no. PAS ha dimitido de la presidencia de la Comunidad porque, de resistir hasta el final, podría haber caído con el PP al completo. 

Pero ahora ya no lleva el Gobierno de su partido a la espalda. Lo que se juega, si cediera, es algo más personal: quedar expuesto, ya levantada la protección del aforamiento, a los jueces instructores ordinarios de los casos Auditorio y Púnica, que no lo esperarían con una sonrisa amable, por lo que se deduce de sus respectivas resoluciones ante el TSJ. 

De diputado podemos estar seguros que PAS no va a dimitir. Si C's insistiera en pedir su dimisión como condición previa para hacer presidente a FER, el proceso concluiría en la convocatoria de elecciones anticipadas. Y bien ¿no era esto lo que hasta hace exactamente cuatro días pedía C's o era solo de boquilla?


(*) Columnista


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