Si es que fácil no es. Admitámoslo. Por
muchas razones y de todo tipo: internas, instrumentales y funcionales.
Sobre las internas, ya nos hemos extendido días atrás en esta columna, y
se resumen en que el PSOE es un partido en modo construcción, de tal
manera que una solución que pudiera elevar al Gobierno a su actual
secretario general supondría un tapón a medio plazo para los impulsos de
renovación.
El futuro sobre el liderazgo nacional es incierto, así como
la orientación de las nuevas políticas, y en ese contexto, el todavía
jefe del partido de Murcia está como en terreno de nadie, urgido por una
cuestión caliente que rebasa su capacidad discrecional y su actual
poder efectivo sobre la organización, sin que le sea fácil evitar la
impresión de que intenta salvar su cargo en el partido aupándose al
institucional mediante el ocasional pretexto de la crisis política
generada por la imputación del presidente popular.
Hay también
razones instrumentales. Los alcaldes, el cuerpo de poder interno más
determinante del PSOE, podrían mostrar recelos ante el uso del arma
letal contra el Gobierno del PP por temor a que el fracaso de la moción y
la continuidad en el poder del PP, con o sin PAS, afecte a las
relaciones institucionales y perjudique los intereses de sus respectivas
Administraciones. Todo alcalde de un partido distinto al del Gobierno
procura evitar conflictos ajenos a las cuestiones que afectan a la
propia gestión municipal. Esto es algo que no se expresa explícitamente,
pero que sin duda gravita como un elemento más en este proceso, ya que
la posición de los alcaldes respecto al Gobierno es, por naturaleza,
digo, más precautoria que la del aparato del partido.
Pero la
clave de los reparos en el comité regional de ayer al ansia del
secretario general está en las cuestiones funcionales.
1. Si el PSOE
presentara mañana la moción de censura, metería presión al congreso del
PP del próximo sábado, pero sería un canto al sol, pues Ciudadanos, que
es la pieza decisiva para que dicha moción se resuelva con éxito, la
rechazaría por interferir en su propia hoja de ruta, que establece un
ultimátum para el próximo día 27.
2. Si el PSOE presentara la moción el
día 28, Ciudadanos tampoco la apoyaría a no ser que fuera para, como ha
anunciado, convocar elecciones autonómicas de inmediato, un mecanismo
que no interesa al PSOE como tampoco a Ciudadanos, pero éste confía en
que los socialistas no lo activen por propio interés.
3. A pesar de
todo, si el PSOE se espera a presentarla hasta el día 28 se arriesga a
que haya elecciones de todos modos en caso de que el Gobierno se
adelantara a convocarlas antes de que se registre la moción, y el PP, en
este momento, y más después del previsible referéndum interno de su
congreso regional del sábado, es el único partido con aparato,
mecanismos orgánicos y recursos para afrontar unas elecciones
sobrevenidas, y esto sin mencionar su previsible resistencia electoral,
tal vez todavía intacta a pesar de los pesares.
4. Pero ocurre que la
moción de censura es un arma exclusiva del PSOE, y si no la activa, una
parte importante de su militancia y más probablemente de sus potenciales
votantes podrían reprocharle inacción, pues los socialistas están
obligados a ´hacer algo´, por mucho que la llave la tenga Ciudadanos.
5.
Ocurre, sin embargo, que ese ´hacer algo´, si se trata de la moción y
fracasa, beneficia en la práctica al PP, pues hasta transcurrido un año
no sería posible poner en marcha una iniciativa similar, y mientras
tanto el jefe del PSOE podría ´quemarse´ en un ´debate de investidura´
en que le correspondería examinarse con un programa político que tendría
que contentar a Podemos.
6. Cabe también la posibilidad de que PAS sea
exculpado en el mismo proceso en que se tramite la moción o en el
constituyente del nuevo Gobierno, si Ciudadanos diera lugar a él, con lo
que la situación podría ser incómoda para el PSOE aunque pretendiera
justificarla con el argumento de que el presidente popular incumplió su
palabra, una palabra dada a Ciudadanos, no al PSOE.
Todavía caben algunas razones preventivas
más frente a la urgencia táctica de la moción, que son las que retraen a
una parte del comité regional socialista, pero las apuntadas son
suficientes. La principal es que se trata de un cartucho sin pólvora en
caso de que Ciudadanos no haga seguimiento de la iniciativa, y es poco
probable que este partido pueda ser ´obligado´ a aceptarla por el hecho
de que se le presente como asunto consumado. Por esto digo que hay que
admitir que fácil no es.
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/03/16/tribulaciones-mocion/814008.html
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