lunes, 20 de marzo de 2017

La extraña prepotencia del PP / José Haro *

Constituye una anomalía de estos tiempos la absoluta falta de correspondencia entre la ausencia de mayoría del PP y la actitud prepotente que este partido exhibe en las instituciones, ya se trate de las Cortes Generales o de la Asamblea Regional de Murcia. Contrasta esta actitud con la condescendencia y diplomacia que históricamente han caracterizado a los gobiernos en minoría. Incluso ese ególatra llamado José María Aznar, cuando no dispuso de mayoría, tuvo a bien hablar catalán en la intimidad y suscribir importantes acuerdos con los sindicatos.

La pregunta es por qué, Rajoy en Madrid y PAS en Murcia, actúan como si dispusieran de sendas mayorías absolutas, permitiéndose tratar a la oposición con displicencia y altanería, llegando al ninguneo respecto de quienes hasta ahora son sus socios fácticos (PSOE y Ciudadanos en Madrid, Ciudadanos en Murcia). Pienso que detrás de este insólito fenómeno político hay dos grandes razones. 

Por un lado estaría la razón de Estado, estructural, aquélla que nos remite a la cuestión del régimen político vigente. Éste, a través de las fuerzas que lo sostienen (económicas, políticas, jurídicas, mediáticas, militares,) trabaja afanosamente para que se consolide esta segunda restauración borbónica en la que estamos inmersos, empujando la unidad de las fuerzas políticas en torno a aquel partido que hoy se muestra capaz de aglutinar al sector conservador de la sociedad a pesar de los reiterados escándalos de corrupción que lo salpican.

Ciertamente, el apoyo a la investidura de Rajoy (explícito en Ciudadanos y vergonzante en la gestora del PSOE) puso de manifiesto que el régimen se soporta sobre un tripartito hegemonizado por el partido de aquél. Y ello independientemente de los gestos de desafección a que se ven obligados tanto los de Rivera como los de Susana Díaz por cuenta de la interminable sucesión de corruptelas del PP que cada día emanan de los juzgados y fiscalías de este país. A la hora de la verdad, y en las cuestiones fundamentales, Ciudadanos y PSOE votan junto al PP en el Congreso de los Diputados. Si existe cierto atranque en lo tocante a los Presupuestos es porque el PSOE quedaría demasiado en evidencia apoyando las cuentas del Gobierno, si bien en lo esencial de éstas (techo de gasto y fiscalidad) el acuerdo ya se sustanció.

En nuestra región, la resistencia del PP a dejar caer a PAS tiene también tiene un fundamento ´de Régimen´: Ciudadanos no puede suscribir una moción de censura junto a Podemos por absoluta incompatibilidad ideológica y programática. Así que la formación naranja autonómica, a pesar de haber sido engañada por el Partido Popular con su presidente a la cabeza, da largas a la recusación efectiva de éste.

Sencillamente, para Ciudadanos es más duro llegar a un acuerdo con Podemos (sea de gobierno, sea de legislatura) que permitir que PAS siga gobernando, de manera que le han soltado a éste la cuerda para ver si, clarificándose su situación procesal en modo ´infanta´, justifican su estrategia dilatoria y pasividad respecto de la difícil situación por la que atraviesa la gobernabilidad de la Región.

La segunda razón que explicaría esta paradójica situación de fortaleza de un PP en minoría y cercado por la corrupción es estrictamente electoral. Los sondeos auguran que el PP seguiría siendo la primera fuerza en unos hipotéticos comicios. En realidad, esta razón está conectada con la primera: el Régimen ha apostado por un partido, el PP, sobre el que pivota electoralmente la mayoría del electorado satisfecho, a pesar de la enorme corrupción e incompetencia política que exhibe. Este fenómeno, inédito en Europa, nos remite a la pervivencia de una sociología franquista en función de la cual, incluso ciudadanos golpeados por la crisis y el mal gobierno, anteponen la estabilidad (en una acepción conservadora de ésta) a la justicia.

Así pues, el problema para el movimiento popular progresista no es el PP, sino el régimen político del que este partido se ha erigido en viga maestra. Derrotarlo requiere conformar una alternativa democrática a la restauración borbónica en curso.
 


(*) Profesor de Secundaria y miembro de IU-Verdes


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