Constituye una anomalía de estos tiempos la absoluta falta de
correspondencia entre la ausencia de mayoría del PP y la actitud
prepotente que este partido exhibe en las instituciones, ya se trate de
las Cortes Generales o de la Asamblea Regional de Murcia. Contrasta esta
actitud con la condescendencia y diplomacia que históricamente han
caracterizado a los gobiernos en minoría. Incluso ese ególatra llamado
José María Aznar, cuando no dispuso de mayoría, tuvo a bien hablar
catalán en la intimidad y suscribir importantes acuerdos con los
sindicatos.
La pregunta es por qué, Rajoy en Madrid y PAS en
Murcia, actúan como si dispusieran de sendas mayorías absolutas,
permitiéndose tratar a la oposición con displicencia y altanería,
llegando al ninguneo respecto de quienes hasta ahora son sus socios
fácticos (PSOE y Ciudadanos en Madrid, Ciudadanos en Murcia). Pienso que
detrás de este insólito fenómeno político hay dos grandes razones.
Por
un lado estaría la razón de Estado, estructural, aquélla que nos remite a
la cuestión del régimen político vigente. Éste, a través de las fuerzas
que lo sostienen (económicas, políticas, jurídicas, mediáticas,
militares,) trabaja afanosamente para que se consolide esta segunda
restauración borbónica en la que estamos inmersos, empujando la unidad
de las fuerzas políticas en torno a aquel partido que hoy se muestra
capaz de aglutinar al sector conservador de la sociedad a pesar de los
reiterados escándalos de corrupción que lo salpican.
Ciertamente,
el apoyo a la investidura de Rajoy (explícito en Ciudadanos y
vergonzante en la gestora del PSOE) puso de manifiesto que el régimen se
soporta sobre un tripartito hegemonizado por el partido de aquél. Y
ello independientemente de los gestos de desafección a que se ven
obligados tanto los de Rivera como los de Susana Díaz por cuenta de la
interminable sucesión de corruptelas del PP que cada día emanan de los
juzgados y fiscalías de este país. A la hora de la verdad, y en las
cuestiones fundamentales, Ciudadanos y PSOE votan junto al PP en el
Congreso de los Diputados. Si existe cierto atranque en lo tocante a los
Presupuestos es porque el PSOE quedaría demasiado en evidencia apoyando
las cuentas del Gobierno, si bien en lo esencial de éstas (techo de
gasto y fiscalidad) el acuerdo ya se sustanció.
En nuestra
región, la resistencia del PP a dejar caer a PAS tiene también tiene un
fundamento ´de Régimen´: Ciudadanos no puede suscribir una moción de
censura junto a Podemos por absoluta incompatibilidad ideológica y
programática. Así que la formación naranja autonómica, a pesar de haber
sido engañada por el Partido Popular con su presidente a la cabeza, da
largas a la recusación efectiva de éste.
Sencillamente, para
Ciudadanos es más duro llegar a un acuerdo con Podemos (sea de gobierno,
sea de legislatura) que permitir que PAS siga gobernando, de manera que
le han soltado a éste la cuerda para ver si, clarificándose su
situación procesal en modo ´infanta´, justifican su estrategia dilatoria
y pasividad respecto de la difícil situación por la que atraviesa la
gobernabilidad de la Región.
La segunda razón que explicaría esta paradójica situación de fortaleza de un PP en minoría y cercado por la corrupción es estrictamente electoral. Los sondeos auguran que el PP seguiría siendo la primera fuerza en unos hipotéticos comicios. En realidad, esta razón está conectada con la primera: el Régimen ha apostado por un partido, el PP, sobre el que pivota electoralmente la mayoría del electorado satisfecho, a pesar de la enorme corrupción e incompetencia política que exhibe. Este fenómeno, inédito en Europa, nos remite a la pervivencia de una sociología franquista en función de la cual, incluso ciudadanos golpeados por la crisis y el mal gobierno, anteponen la estabilidad (en una acepción conservadora de ésta) a la justicia.
Así pues, el problema para el movimiento popular progresista no es el PP, sino el régimen político del que este partido se ha erigido en viga maestra. Derrotarlo requiere conformar una alternativa democrática a la restauración borbónica en curso.
(*) Profesor de Secundaria y miembro de IU-Verdes
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