miércoles, 29 de marzo de 2017

Rajoy para tontos / Ana Pardo de Vera *

Al presidente del Gobierno no le interesa acabar con la corrupción. Mariano Rajoy ha puesto en una balanza los votos que le quita la corrupción, por un lado, y, por otro, los que le otorga gracias a redes clientelares tejidas primorosamente por UCD, AP y el PP desde antes del 78. Gana la corrupción.

Veamos: miles, cientos de miles, millones de votos de ciudadanos/as que viven al abrigo de esas redes zurcidas con tanto esmero durante décadas. En Galicia conocemos bien el fenómeno -el del zurcir en todos los sentidos, el digno y el indigno- y que pervive; sin ir más lejos, el Tribunal Supremo ha dicho hace unas horas a la juez Pilar de Lara que Feijóo, presidente de la Xunta, puede recibir botellas de Vega Sicilia en su casa por valor de más de 2.000 euros, que eso es "cortesía" de otros, aunque los "otros" sean empresarios imputados por corrupción. Viva el vino.

La exclusiva que publicamos hoy refleja lo que imaginábamos, al menos, un buen puñado de ciudadanos/as, unos consintiendo y otros repudiando (los de menos). La acción se desarrolla así, puedo verlo: un día de hace seis años fueron los asesores al líder de la oposición, primero, y presidente del Gobierno, después, con la matraca de la corrupción en Murcia:

- Presidente/Mariano, llegan estas cartas avisando de que en Murcia las cosas pintan mal, que hay asuntos poco claros,... y que pueden explotar un día. Te piden que intervengas, que hagas algo... Esas cosas.

- ¿Y quién lo dice? [trasunto del "¿E ti de quen ves sendo?" de toda la gallega vida y que ahonda en el origen de la cuestión, donde se encontrará la mejor respuesta]

- Un abogado, no es del partido, que sepamos; ya ha denunciado cosas... sin éxito... Es decir, que no han afectado a los resultados electorales y eso... Es muy correcto el hombre, cordial, contra ti no dice nada...

- Bueno, bueno... Contestadle, contestadle... Ya tenemos cartas hechas para esos asuntillos, ¿verdad? Pues venga, no se hable más: enviadle una de ésas y no volvamos a distraernos con esas cosas menores. Nosotros, a lo nuestro.

Las cartas con avisos del "cordial abogado", como contamos aquí, se sucedieron, al menos, en 2014 y 2016, pero la conversación aquí imaginada en base a indicios creíbles no se repitió y los "asuntillos" se contestaron en formato cortesía precocinada para tontos/as. Hasta ahora, que en Público descubrimos lo que pasó y te lo contamos. Aun admitiendo que algo así es fácil de imaginar conociendo los antecedentes de Rajoy con Bárcenas, por ejemplo, pero verlo negro sobre blanco todavía impresiona.

¿Hasta cuándo?


(*) Periodista y directora de Público


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