González Tovar debió quedarle cara de póker. Cuando había
escenificado su primera foto como presidenciable, los flashes se iban
hacia el escurridizo Miguel Sánchez, poco decidido a echarse en sus
brazos aunque fuera por un ataque de cuernos provocado por PAS. El de
Ciudadanos llevó a la reunión con el jefe del PSOE el plan de ruta
elaborado por Albert Rivera, que no contempla la intervención de los
socialistas sino como último recurso y más que último, incierto.
De modo
que los papeles de Tovar para un programa de Gobierno con Ciudadanos
que requeriría el apoyo en la investidura de Podemos se quedaron en la
carpeta sin que hubiera lugar a destensar las gomas. En realidad,
Ciudadanos aprovechó su cumbre con el PSOE para anunciar la fecha de su
segundo ultimátum al presidente de la Comunidad, cosa que podría haber
hecho sin necesidad de que González Tovar hiciera el paseíllo. La novia
se quedó a la puerta de la iglesia.
Ciudadanos sigue erre que
erre: que dimita PAS y el PP proponga otro candidato. O que PAS convoque
elecciones. Y si esto no ocurre (tienen para pensarlo hasta el 27 de
marzo), entonces sí: apoyarán una moción de censura, pero de tipo
´instrumental´, para que tales elecciones las convoque el Gobierno que
resulte.
En el PSOE se espeluznan ante ese plan, pues en Princesa
escuchan la palabra elecciones y les da el yuyu (ya se vio lo que
hicieron en Ferraz tras los resultados del 26J: decidieron regalarle el
Gobierno a Rajoy antes que someterse a su probable desaparición en un
tercer envite o a verse transformados, como en Puerto Lumbreras, en un
gabinete de abogados).
Tovar quiere ser legítimamente cabeza de león y
no ´instrumental´ cola de ratón, es decir, se resiste a que lo manden a
echarse la siesta mientras Ciudadanos resuelve sus equívocos con PAS y
ser despertado y puesto en cabeza de la procesión en caso de que los
populares mantengan su inflexibilidad.
Ciudadanos tiene la
llave, y sin su colaboración nada pueden hacer las otras fuerzas de la
oposición. Todos azuzan a Miguel Sánchez sin disimular la irritación
ante una actitud que juzgan poco resolutiva, pero lo cierto es que,
según vamos viendo, ese partido va marcando los tiempos mientras se
sitúa en el centro del tablero. Su nueva tregua a PAS permitirá a éste
hacerse más o menos sosegadamente con la presidencia regional del PP
antes del ultimátum, y hasta es posible que también se adelante a éste
el probable carpetazo al caso del Teatro Auditorio.
Digo esto
último porque los razonamientos que pueden leerse en la nota del TSJ
emitida ayer para archivar el ´caso Guardería´ que implicaba de rebote a
la consejera Martínez-Cachá, elaborados por Enrique Quiñonero, uno de
los jueces de sala que habrá de decidir sobre la cuestión del Auditorio,
avanzan casi literalmente una doctrina jurisprudencial que podría
aplicarse a las circunstancias que afectan a PAS, coincidentes, por otra
parte, con las exposiciones del catedrático Ramón Entera en el informe,
que se reseña en estas páginas, aportado a la causa por la defensa del
presidente.
Los casos Guardería y Auditorio son distintos, pero lean el
siguiente párrafo de la resolución judicial: «El fracaso o paralización
posterior del proyecto de rehabilitación de barrio debido a la
sobrevenida crisis económica no puede servirnos de criterio enjuiciador
de la arbitrariedad o injusticia material de aquellos actos; mucho menos
de su transcendencia y alcance penal». ¿No hemos escuchado un
razonamiento similar en las declaraciones de PAS en sede judicial?
Una
de las razones por las que Ciudadanos no quiere precipitar ´la solución
final´, aparte de las implicaciones políticas de pactar con la
izquierda, es que la toma de una decisión letal contra PAS antes del
veredicto, si es que éste favoreciera al presidente, podría acabar
sumiendo al partido de Rivera en una situación de dificultad para su
crecimiento en la cantera de votantes de que se nutre, básicamente
derivados desde el PP.
La espera hasta el día 27 deja sin
protagonismo al PSOE, pues éste dispone de una sola solución política:
la moción de censura, un instrumento exclusivamente a la mano de este
partido, ya que ni Podemos ni Ciudadanos alcanzan los mínimos para poder
presentarla según el reglamento parlamentario, pero resulta infructuoso
si no cuenta con el apoyo de estos dos.
Tovar, una vez frustradas sus
expectativas tras la reunión con Miguel Sánchez, amaga con adelantarse a
tomar esa iniciativa, desplazando así la negociación a posteriori, una
vez consumada la presentación de la moción, de manera que Ciudadanos se
vea entre la espada y la pared. Pero esto es casi lo mejor que le podría
ocurrir a PAS, pues una moción de censura frustrada acabaría con esa
amenaza para el resto de la legislatura, dado que no cabrían dos.
Aunque, por otro lado, interceptaría la posibilidad de que PAS convocara
nuevas elecciones por sorpresa, ya que no podría hacerlo si la
oposición adelanta la moción de censura.
Por cierto que en la
fecha del ultimátum, 27 de marzo, se celebra el Día Mundial del Teatro,
ocasión muy apropiada cuando lo que se dirime es el final de la
representación que se inició en el Teatro Auditorio de Puerto Lumbreras.
La realidad imita al arte.
(*) Columnista
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