lunes, 27 de marzo de 2017

Una moción de censura contra la herencia de Valcárcel / Andrés Pedreño *

Las maniobras políticas perpetradas por el Gobierno regional en Madrid para vender a los murcianos que existe un proyecto de aeropuerto para Corvera van tomando cuerpo a espaldas de los intereses ciudadanos, sin rendición de cuentas alguna y llevándose por delante un aeropuerto público y rentable sin garantía alguna en el horizonte respecto del dibujo técnico y económico con el se quiere dotar a la nueva (y ya ruinosa) infraestructura aeroportuaria de Corvera.

Tal como expresaba Camille Sée, «dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan». El Gobierno de Pedro Antonio Sánchez repite la historia de su predecesor Valcárcel sin haber aprovechado nada de ella.

Los datos son contundentes, el aeropuerto de San Javier, gestionado por la empresa pública AENA ha alcanzado la cifra de un millón de pasajeros al año y presenta un beneficio de 4,8 millones de euros en 2015. Y lo ha hecho sabiendo exprimir sus virtudes, un equipo profesional acrisolado, unas cartas de navegación aérea perfectamente definidas y una inversión reducida que aprovecha su emplazamiento como reclamo.

El aeropuerto de Corvera se concibió como un aeropuerto de gestión privada, que iba a competir con el de Alicante merced a unos precios más reducidos y a unos planes de explotación económica que contaban (trazo grueso por medio) con cuatro o cinco millones de pasajeros al año. Lo cierto es que la concesionaria Aeromur, tras ejecutar las obras endosó a todos los murcianos una deuda de 182 millones de euros, más sus intereses y nos dejó con un aeropuerto construido cuyos gastos de mantenimiento suponen más de 1,3 millones de euros al año y con expropiaciones realizadas aun pendientes de resolverse en los tribunales.

Tras varios años en un callejón sin salida el renovado Gobierno regional, con su sempiterna miopía y de la mano de los empresarios más relevantes con intereses en Corvera cree haber encontrado la clave de bóveda de la rentabilidad de esta infraestructura aeroportuaria: el cierre del aeropuerto público de San Javier. No resultan sostenibles dos aeropuertos en menos de 25 kilómetros. Y se ha lanzado a presionar a sus homónimos políticos en el Ministerio de Fomento para que aprueben la retirada de AENA de la Región de Murcia. Pero, afortunadamnte, AENA no ha querido arriesgarse y no ha querido dejarse arrastrar por los cánticos disparatados de los herederos de Valcárcel.


Una vez más se imponen las tesis del liberalismo extremo que hurta la rentabilidad de un bien público a favor de uno privatizado que constituya botín de unos pocos. Sin disimulo y sin abordar un debate público, al menos en la Asamblea Regional, que pueda someter a prueba las endebles bases sobre las que se asienta el nuevo proyecto de sacar a concurso Corvera.

El Gobierno regional y aquellos que apoyan el cierre indiscriminado de San Javier no pueden ofrecer un plan que supere las contradicciones internas del proyecto: la concesionaria debe abonar de inmediato 35 millones de euros a AENA en compensación por el cierre de San Javier. La concesionaria debe presentar un plan de explotación que asegure a los murcianos la devolución de 200 millones de euros en el período de duración de la concesión y determinar el número de pasajeros necesarios para ello. La concesionaria debe presentar un plan técnico sobre rutas de vuelo ya que de no hacer un nuevo diseñó que cuente con Alicante el espacio de exclusión aérea de la OTAN provocará que los vuelos duren 25 minutos más a Corvera de lo que duraban a San Javier, etc.

La pretendida subalternidad de Corvera a Alicante, caso de ser ambas gestionadas por AENA no se sostiene. AENA como empresa gestora de ambas potenciará (por su interés) las sinergias entre ambos aeropuertos para hacerlos rentables.

Resulta nuestra obligación promover la defensa a ultranza e irrenunciable del transporte público. Los aeropuertos son y deben ser de todos. No más privatizaciones, ya que con ellas ganan unos pocos y perdemos todos al resentirse la calidad de los servicios. La experiencia nos dice que solo acaban privatizándose los beneficios, porque cuando aparecen pérdidas estas sí que se socializan.

Si la decisión política irrevocable es conseguir la apertura de Corvera, solo existe una forma racional de hacerlo, y es que AENA sea directamente adjudicataria de Corvera, con asunción de sus trabajadores y todo ello enmarcado en una acuerdo multilateral entre el ministerio de Fomento, AENA, el ministerio de Defensa y la CARM que incluya un nuevo trazado de las cartas de navegación aérea, una permuta de terrenos y compensaciones económicas que permita a los murcianos recuperar su inversión y que nos aleje del déja vu de un concurso fallido que inunde al Gobierno del esperpento protagonizado por su incapacidad y por la lesión continua de los bienes y recursos públicos.

La moción de censura presentada por el Partido Socialista, que contará con el apoyo de Podemos, y esperemos que de C's, abre una nueva esperanza.
 



(*) Diputado regional de Podemos y profesor titular de Sociología en la UMU


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