miércoles, 22 de febrero de 2017

Sánchez y el artículo 2 de la Constitución / Luis María Anson *

Pues no. Somos muchos los que no estamos de acuerdo en que se reforme el artículo 2 de la Constitución. Pedro Sánchez, político de tan cortos alcances como larga ambición, ha tenido la desfachatez de poner sobre la mesa del debate el artículo cardinal de la Constitución de 1978. ¿Por qué, porque cree que conviene a los intereses de España modificarlo? No. Porque sabe que es lo que conviene a sus intereses personales, ni siquiera a los de su partido. Podemos puso el caviar en los labios a Pedro Sánchez. 
El PSOE y la coalición podemita no alcanzan los votos necesarios para la investidura. Con los partidos secesionistas, sí. Y por eso Pedro Sánchez está dispuesto a vender o a comprometer la unidad de España para satisfacer su ambición de encaramarse en el poder. Habla de una reforma del artículo 2 de la Constitución para satisfacer a los independentistas y conseguir su apoyo .

El artículo 2 de la Constitución dice: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

Es un artículo impecable que resume la esencia histórica de España. En la Constitución hay que reformar el Título VIII para que se consolide el Estado de las Autonomías y se llegue al punto final. España no puede asistir, según el resultado de las elecciones, a nuevas e interminables transferencias. 
Cada vez es más necesario cerrar este capítulo y fijar el déficit máximo al que puedan llegar las Autonomías, así como la referencia fiscal. Son muchos también los que piensan que es necesario devolver al Gobierno de la Nación alguna transferencia concreta como la educación.

Desde el propio PSOE se ha empezado a desenmascarar los propósitos espurios de Pedro Sánchez, que solo atiende a sus intereses personales, escocido como está por su fracaso como secretario general y por la forma con que Felipe González lo escabechó ante la opinión pública, el pasado mes de septiembre.

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