domingo, 26 de febrero de 2017

El PP la lía con la Fiscalía / Ángel Montiel *

(...)  Y es que el PP no se ha distinguido nunca por su finura. El aparato no está entrenado para manejarse en situaciones complejas, y se manifiesta con gestos y comportamientos de la era de la mayoría absoluta. Así, se les ven todas las vergüenzas.

Por ejemplo, si mañana se desvelara que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, es un infiltrado del PSOE en el Gobierno de Rajoy, la noticia saldría en la página 20, pues es algo obvio en la práctica. Trabaja para los socialistas con más ahínco y efectividad que Susana Díaz. Prueba de su desenvoltura es que citó a PAS en el congreso del PP, rodeado de cámaras de televisión y de testigos de prensa para comunicarle que los buenos oficios de la Fiscalía General habían desactivado la acusación en el caso Púnica, una operación hecha de la manera más burda que se recuerda en los enjuagues políticojudiciales. El propio presidente murciano, contagiado de tanta libertad con que se ingenian las cosas desde el poder, adelantó a los medios de comunicación lo que iba a ocurrir al respecto, una información que su portavoz atribuyó a ´fuentes oficiales´, que no podían ser otras que el ministerio o la Fiscalía.

Pero no contento con eso, en pleno escándalo por la sentencia Urdangarin, con la que ha quedado en pelotas la dirigencia del Gobierno sobre la Fiscalía (ésta, para ´salvar´ a la infanta apretó las clavijas a su marido, con la consecuencia de la total atribución a éste de la responsabilidad del caso, lo que ha dulcificado la posición de las juezas, y al final se les ha ido a todos la mano, por supuesto a favor de la pareja real, cuyos delitos han quedado impunes en la práctica); en ese contexto, digo, Catalá ha renovado la cúpula de la Fiscalía, sin pudor por la coloración política de la misma, situando en Anticorrupción a un fiscal antiAnticorrupción, y moviendo el sillón del murciano López Bernal en el momento políticamente más inoportuno si es que se pretendía hacer pasar su recambio como una pieza más en el contexto general de relevos provinciales.

Una operación absurda que, además, se ha vuelto contra los operadores políticos, pues la sustitución de Bernal por Díaz Manzanera contribuye paradójicamente a incrementar la credibilidad de la Fiscalía murciana, ya que el nuevo jefe carece de estigmas políticos y transmite profesionalidad y compromiso, además de que la operación no conseguirá apartar a Bernal del caso que afecta a PAS, sino que por el contrario ahora podría concentrar todos sus esfuerzos en él. Vaya negocio que ha hecho Catalá, ese hombre. De momento, tanto Bernal como Manzanera, ya han puesto mojones para cerrar el paso a la estrategia verbal del Gobierno: nunca ha habido dieciséis querellas contra PAS, dice uno, y todos los delitos, los cuatro, de los que se acusa al presidente en el caso Auditorio son propios de lo que se entiende jurídicamente como corrupción.

Por tanto, con cambio de fiscales y todo, al menos en Murcia no se prestará oído a pretextos ajenos a lo que constituye lo documentado en los casos que afectan al presidente. Éste se propone entregar al juez instructor del TSJ, antes o durante su comparecencia del próximo día 6, ´pruebas´ para acreditar su inocencia: varias peritaciones sobre los trabajos en el Auditorio, mediciones de unidades de obra, el expediente de liquidación municipal del contrato de obra, varios informes de profesionales en Derecho Administrativo... Este va a ser, en la práctica, su único material de defensa, al margen de toda interpretación política. Y a pesar de la ´operación Catalá´ la fiscalía sólo estará atenta a las pruebas reales, a favor o en contra.

En esto, nadie podrá sacar a PAS de su situación, salvo él mismo. Ni siquiera Ciudadanos, en cuyo entorno he escuchado esta frase: «Aunque quisiéramos, no podríamos ayudarle». A no ser que lo hagan, en la práctica, mientras ingenian esas improductivas ´nuevas vías´.


(*) Columnista


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