MADRID.- La Fiscalía Provincial de Madrid pide once años de prisión
para el doctor Eduardo Vela, ginecólogo del sanatorio San Ramón de
Madrid, por participar en 1969 en el robo de un recién nacido
para dárselo a un matrimonio de forma ilegal.
En el primer caso que vaya
a juicio en España por el robo de bebés, el Ministerio Público pedirá
prisión para el médico al considerar que “en todo momento tuvo
conocimiento de que la entrega de la niña al matrimonio se efectuaba
contra la voluntad de la madre biológica”.
Según ha informado la Fiscalía, se le acusa de los delitos de
sustracción de un menor (por el que solicita ocho años), de suposición
de parto y falsedad en documento oficial (por los que reclama otros tres
años).
Además solicita una indemnización de 350.000 euros por daños morales a la víctima, la murciana Inés Madrigal Pérez,
la mujer que fue presuntamente robada y que también ejercerá acusación
en el juicio en el que solicitará 13 años de prisión para Vela.
El Ministerio Público cree que el doctor acordó con el matrimonio al
que fue entregado Inés que su entrega se haría “al margen de la
legalidad” y les instó a que “fingiesen su propio embarazo”.
De hecho, según recoge en su escrito de acusación provisional, la madre adoptiva llegó a ponerse un cojín en el abdomen
y a “simular en presencia de conocidos y vecinos los síntomas propios”
de un embarazo. Nueve meses después, el doctor les dijo que “tenía un
regalo para ellos” y les entregó a una niña “sin el consentimiento de
los padres biológicos”.
Así, la pareja cumplimentó un cuestionario para acreditar ante el Registro Civil el nacimiento y en el que el facultativo dio fe de que él mismo estuvo presente durante el alumbramiento.
El matrimonió cuidó a la niña “adoptando la condición de padres frente a
terceros” y privando a la pequeña “de cualquier posibilidad de contacto
con su familia biológica”.
La intervención de Vela, según la Fiscalía, fue “imprescindible”
tanto en el proceso de entrega del bebé como en su certificación de
asistencia al parto, “hecho que nunca sucedió”.
A lo largo de 41 años (de 1969 a 2010) pensó la víctima que era hija
de sus padres adoptivos hasta que empezó a sospechar sobre su origen a
raíz de varias noticias publicadas en los medios.
Hasta ahora no ha sido posible averiguar la identidad de los padres biológicos de Inés y sus padres adoptivos ya han fallecido -la última su madre, que murió el pasado 17 de diciembre-.
Por su parte, el sanatorio San Ramón de Madrid cesó su actividad en
1982 sin que los libros de registro de partos y nacimientos hayan podido
hallarse aún.
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