martes, 10 de enero de 2017

El entrenador Millán Sagrera pudo ir «más allá de los tocamientos lúbricos» con su última presunta víctima

SANTA CRUZ DE TENERIFE.- La gravedad de los abusos sexuales, el riesgo de fuga y la posibilidad que influyera sobre otros "testigos o víctimas" de su comportamiento son las razones que han llevado al ingreso en prisión comunicada y sin fianza del entrenador de atletismo lorquino Miguel Ángel Millán Sagrera, expreparador del medallista olímpico alhameño Antonio Peñalver.

Así figura en el auto dictado por la juez de Instrucción nº 2 de La Laguna, Celia Blanco, quien este lunes atendió a las peticiones de prisión de la Fiscalía y de la acusación particular, tras una nueva denuncia por presuntos abusos sexuales realizada por un joven al que entrenaba y que aún es menor de edad.
Miguel Ángel Millán Sagrera, exseleccionador nacional de pruebas combinadas de atletismo, había prestado declaración ante la juez el 15 de diciembre de 2016 por una denuncia de abusos de un joven nacido en 1997.
En diciembre, el entrenador quedó en libertad porque el relato del denunciante se refería a "presuntos abusos, sin penetración, con lo que la pena no presentaba excesiva gravedad", explica la juez.
Pero en la nueva denuncia de un joven todavía menor, que ha supuesto la prisión para Millán, los abusos son más graves y también las penas previstas para ellos en el Código Penal, ya que incluyen no sólo "tocamientos lúbricos" sino la introducción anal de objetos y de un dedo, además de la exhibición de material pornográfico.
El auto indica que Millán disponía de un segundo domicilio en Tenerife, en la localidad de El Porís, en el que "al parecer se llevaron a cabo abundantes actos presuntamente delictivos" contra el menor, entre ellos la exhibición de películas pornográficas.
La magistrada constata en la declaración del menor "la gran influencia psíquica ejercida sobre el muchacho", del que Millán era "entrenador y confidente".
Cuando el adolescente no accedía a sus pretensiones "era ignorado en los campeonatos", pese a que el atletismo era su pasión.
La juez apunta que la influencia sobre el menor llegó hasta el punto de que en agosto pasado, en su primera declaración policial, negó los abusos y avisó a Miguel Ángel Millán de la investigación.
Esa influencia sobre otros testigos o víctimas y el riesgo de fuga hacen necesaria la prisión del entrenador, argumenta la juez, quien señala que, aunque ya se le había retirado el pasaporte, la facilidad para moverse por Europa con el DNI y cierto arraigo del acusado con Marruecos aconsejan esta medida.
La a denuncia corroboraba otros presuntos antiguos abusos ya prescritos a menores que hoy rondan los 40 años y que en su día no denunciaron, aunque ahora pueden actuar como testigos (entre los que figura el subcampeón olímpico en Barcelona 92, Antonio Peñalver)

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