Definitivamente, El País se
constituye en el cuartel general de la reacción termidoriana dentro del
PSOE, la encargada de liquidar todo intento de radicalismo republicano.
El centro de elaboración doctrinal estratégica y táctica. El que
determina la línea general.
Apuntala su contundente portada, en la que aprovecha para largar una andanada doble a Podemos, con un editorial, Fuera maniqueísmos,
exigiendo a los candidatos a la SG del PSOE que se alejen de "los
enfrentamientos del pasado". Por tales no hay que entender la pugna
entre caballeristas y prietistas, por ejemplo, sino el golpe de mano
termidoriano de 1º de octubre (algo retrasado), hace tres meses. El
consejo exigencia es absurdo porque este enfrentamiento surge
precisamente de ese pasado reciente.
Parece
que abundan los documentos preparatorios del congreso, pero lo urgente
ahora, lo inmediato, es la preparación de las primarias, que se prometen
pródigas en eventos ya que la militancia está muy movilizada. Las
admoniciones de El País, compatibles con su apoyo sistemático a
la obra de la junta gestora (tras una campaña feroz contra Sánchez que
venía de antiguo) no pueden tomarse en serio. La rebelión de las bases
del PSOE así lo prueba.
Como
se decía, la portada trae dos andanadas contra Podemos: el pellizco
acusica de Madina y la imagen inferior, cargada de mala uva, composición
de un conjunto en el que se respira la tensión. A Madina le
corresponde el poco gallardo honor de ser oposición de la oposición y
apoyo del gobierno (al que dice tener poco menos que a sus órdenes) con
el que tiene que pactar las migajas. Y como no se puede criticar al
gobierno con el que se pacta, se critica a la oposición. Es decir, se
hace el trabajo del gobierno sin estar en el gobierno. Quizá también
debieran vender esto como un éxito.
A
su vez, la imagen es un editorial gráfico. Pero al revés del otro, pues
en vez de llamar a la unidad lo hace al enfrentamiento, al duelo. Forma
parte de la "línea general" que descansa sobre tres pies: 1) moderación
y reforma de la legislación del PP, pero no derogación; 2) freno al
populismo; 3) solución de la "cuestión catalana" afirmando la
intangibilidad de la nación española una.
Lo que no sea la "línea general", será desviación.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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