lunes, 30 de enero de 2017

El santuario del Niño de Mula necesita de aportaciones devotas para la urgente reparación de grietas sísmicas


MULA.-  Las diversas grietas de cierta magnitud y humedades crónicas aparecidas en el santuario del Niño de Mula, en el paraje de la Huerta del Balate, han obligado a la Real e Ilustre Cofradía del Niño Jesús de Belén de Mula a emprender este mismo mes una colecta urgente entre empresas de o radicadas en la localidad para poder sufragar unas obras de reparación calculadas en 350.000 euros de gasto y que no puede afrontar en solitario el colectivo cofrade sin la ayuda mayoritaria de aportaciones externas devotas, según confirma el Hermano Mayor tras el último cabildo del 16 de enero.

Cúpula, fachada principal y laterales del edificio son las partes más afectadas por fisuras tras constatarlo una inspección técnica y se achaca a la reciente actividad sísmica de la zona la huella dejada en un santuario rehabilitado por última vez hace ya más de sesenta años. Ahora se necesitan para dejar como nuevo el santuario unos 60 millones de las antiguas pesetas.

Hasta el momento sólo ha respondido con generosidad a la llamada del Hermano Mayor, José Páez Romero, una entidad de crédito con el 0'75% del importe necesario pero se espera la implicación del Obispado de Cartagena, Fundación Cajamurcia, Fundación CAM, Comunidad Autónoma de Murcia, UCAM y Ministerio de Cultura, después de observar lo generosamente sucedido con el patrimonio religioso de Lorca afectado, tras los terremotos del año 2011, por parte de casi todas esas entidades y organismos públicos para su urgente rehabilitación para el turismo.

El templo muleño, obra del siglo XVIII, es de estilo barroco, tiene planta de cruz latina con nave central cubierta con bóveda de medio cañón sobre lunetos en un total de cuatro tramos, de los cuales el primero, comprendido entre las dos torres y destinado a coro, es el más destacado. 

Al exterior presenta como elemento más destacado una fachada con un paño central articulado entre dos torres, mientras que la decoración interior ha sido rehecha en la década de los cincuenta del pasado siglo.

La nave se corresponde con el segundo tramo. Una cúpula de media naranja cubre el tercer tramo. Y el último tramo está cubierto con bóvedas de medio cañon, dando cabida al prebisterio, abriéndose tras de este un camarín circular.

En el centro de la fachada envuelta por dos torres, hay una vidriera iluminando el interior del coro. Este coro data de 1852, comunicándose con las torres de la ermita y dos habitaciones pequeñas.

Un rosetón central se sitúa en la cúpula del templo, en color dorado y fondo azul. En el altar mayor que hay un retablo con columnas doradas y camarín, es donde se expone la imagen del Niño Jesús de Balate.

Las vidrieras que hay en la ermita representan por un lado a la Virgen de la Asunción, está situada en el lateral izquierdo, y en el lado opuesto en la vidriera Santiago Apóstol es representado.

 En 1967 se construye la Capilla de la Aparición, a la que se accede desde el prebisterio. Esta tiene un altar consagrado al milagro de la aparición.

Según cuenta la leyenda, la ermita es levantada en 1694, en el mismo lugar en donde se apareció el Niño Jesús al pastor Pedro Botía, el cual estaba huérfano y desesperado por la fuerte epidemia de peste de 1648.

En la actualidad se puede contemplar un cuadro del Niño Jesús de Belén, tallado por José Fernández Blaya,  y cortado por Pedro Espinosa Medina.

 De este artista muleño, José Fernández Blaya son los Evangelistas que hay en el crucero del templo y los florales de los arcos de medio punto.

 En el lateral izquierdo de la ermita, se puede ver la imagen de la virgen de Fátima , y un cuadro de San Onofre restaurado.

En el altar consagrado a la Virgen del Pilar, hay un cuadro al óleo que representa la aparición del Niño Jesús a Pedro Botía.

En el coro hay otra vidriera que conmemora el Año Jubilar (1998-99). Y otra en el Camarín del Niño Jesús, ambas rubricadas por “Vidrieras Aqua, 1998”.

 Hay un medallón de madera en forma de óvalo que contiene la imagen del Niño Jesús de Belén con la cruz, tallado por el escultor, Antonio Campillo, se puede ver en la Capilla de la Aparición.

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