Más que bicefalia, valga el neologismo
bicefalea. No es que el PSOE quiera dos cabezas; es que tiene dos
dolores de cabeza. O más. Todo él es un dolor de cabeza. Apenas ha
terminado Madina su última declaración sobre la conveniencia de que al congreso se presente un solo candidato cuando salta la especulación (porque no es una noticia propiamente hablando, sino una especie de globo sonda) de una bicefalia Díaz/Madina. Suena un poco raro, a tenor del pasado, pero las circunstancias del PSOE son líquidas, que diría Bauman o resbaladizas, como
probablemente piensan muchos a la vista de lo confuso de la situación
que no deja claro quién se acabará calzando la secretaría general.
En
la penumbra comienza a dibujarse la silueta de Patxi López como más
adecuado para frenar a Díaz que Sánchez y que cuenta ya con apoyos de
peso en el partido. El problema de su candidatura es proyectar la imagen
de la confrontación Norte-Sur que todos quieren evitar y que, además,
sería un apoyo indirecto considerable a Sánchez, al permitirle
presentarse como el candidato del centro en el sentido territorial.
A su vez, leo en OK diario que los "pedristas" montan una sede paralela en Ferraz con
varios objetivos: apoyar su campaña a favor de Sánchez y marcar de
cerca a la gestora que, según ellos, trata de manipular el congreso por
medios burocráticos. El hecho es insólito y suscitará todo tipo de
recriminaciones, pero da una idea de la profunda quiebra del PSOE en
horas de mucha turbulencia.
Es
difícil vaticinar el resultado de esta pugna tan evidente como
inconfesa. Las apuestas son altas y las voluntades parecen firmes. No se
olvide que los cuatro posibles candidatos mencionados tienen un
elemento en común: todos son políticos profesionales. No han hecho otra
cosa en su vida que militar en el PSOE, ocupando unos u otros cargos. Su
visión del país está mediada por su experiencia orgánica interna. Los
cuatro tienen lo que, cuando existía el servicio militar, se llamaba
"años de mili", están hechos a las pugnas partidistas, están resabiados.
Esta es, además, su última oportunidad, ganar o perder, ser
presidente/a o regresar derrotado/a a ejercer una oscura vida de mando
intermedio.
Intervienen
demasiados factores, políticos y personales, complicados siempre, por
lo que no es fácil siquiera barruntar por dónde saldrán por fin los
votos en las primarias. Pero sí está claro que la voluntad de la junta
gestora es condicionar el congreso previo, de forma que este configure
una táctica y una estrategia para el PSOE que haga imposible por razones
de principio la presentación de una candidatura como podría ser la de
Sánchez.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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