La rebelión en el PSOE no ceja. Las
agrupaciones se reúnen, debaten, firman declaraciones, manifiestos,
exigen convocatoria de primarias y de Congreso extraordinario para poner
fin a esta situación de interinidad y provisionalidad. En ella, además,
están produciéndose disparates y atropellos en el orden interno que el
PSOE no podrá subsanar después así como así.
La justa golpista toma
medidas que no le competen, persigue y castiga a quienes no obedecen
bovinamente sus consignas, designan elencos de intelectuales orgánicos,
fieles a su orientación conservadora y derechista a fin de fabricar una
camisa de fuerza ideológica al partido. El aparato está
incondicionalmente al servicio de los golpistas, cuyas decisiones
celebra en tono ditirámbico, mientras acalla, censura o tergiversa las
de los ámbitos llamados "críticos".
La defenestración de Sánchez, el 1º de octubre fue el comienzo de un nuevo tamayazo
porque se trató de impedir de modo abrupto que se produjera una
decisión de alianza del PSOE con la izquierda, de la que no había
ninguna prueba empírica. Es decir, fue una maniobra preventiva ese
típico recurso de todos los poderes tiránicos para garantizar su
prosperidad. En este caso, se esgrimía la sospecha de Sánchez iba a
pactar con Podemos y los indepes. Al margen de si una sospecha puede
justificar algo o se trata simplemente de eso, de un golpe de mano de
unos individuos contrarios a la opinión mayoritaria del partido y su
dirección, hay algo más. En efecto, una operación de sustitución del SG,
Sánchez, por la presidenta de Andalucía, Susana Díaz.
El
golpe de mano no solo trataba de desviar el curso político del partido
sino poner en marcha una conspiración palaciega para hacer secretaria
general a Díaz. Cualquiera que siga su trayectoria puede ver que la
carrera de la señora es la de una funcionaria del PSOE, una política
profesional pues, desde 1997 (fecha en que, con 23 años, accede a su
primer cargo, como secretaria de organización de las Juventudes
Socialistas andaluzas) hasta hoy, ha ido de oca en oca, siguiendo el cursus honorum del
burócrata socialista, hasta llegar (de momento) a la secretaría general
del PSOE-A y presidenta de la Junta de Andalucía. A la SG llegó por
aclamación pues se presentó única candidata a las primarias; a la
presidencia, como consecuencia de ser SG.
Una
carrera de veinte años enteramente dentro del PSOE. Es de suponer que
toda la falta de experiencia que tiene de la vida civil, laboral y
social en general, la compense con experiencia orgánica, del
funcionamiento interno, del control de los órganos, las mayorías, los
equilibrios de intereses y familias. El éxito fulminante que obtuvo con
el golpe de mano del 1º de octubre y el nombramiento de una gestora de
títeres, demuestra que Díaz domina a la perfección el aparato del
partido, que la reconoce como la ungida, la que viene de atrás, señalada
por los dioses del socialismo, según su compañero Lambán, o sea, la señalada, predestinada, la que tiene la unción y el crisma.
De
ahí que, alarmadas las elites caciquiles, los barones y viejas guardias
con la agitación que se extiende por las bases gracias a las redes
sociales, anden pensando en organizar algún tipo de simulacro de
primarias que permita elegir a la ungida sin que tenga que competir en
dura lid electoral. Porque, en efecto, la rebelión democrática de la
militancia parece ya imparable. En Sevilla hay un órgano central de
coordinación de todas las iniciativas en pro de primarias y congreso y
en Madrid se presentó hace unos días un manifiesto en ese sentido.
Va
a ser muy difícil que se pueda acallar esta protesta general o
desactivar la tendencia a exigir la convocatoria de primarias. La
obstinación de la Junta en mantener su actitud dilatoria para dar tiempo
a la ungida a componerse una imagen electoralmente presentable puede
ser contraproducente. Ya está siéndolo. Sube la indignación en las redes
y actos como las impecraciones del otro día en el cementerio civil ante
la tumba de Pablo Iglesias probablente irán a más.
Hasta que finalmente, el avance de la democracia en el PSOE acabe por descrismar a la detentadora del crisma.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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