martes, 13 de diciembre de 2016

¿A qué juega José María Aznar? / Pablo Sebastián *

Sabemos que la nueva política ‘dialogante’ del Gobierno de Mariano Rajoy hacia Cataluña y la anunciada apertura de un despacho de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en Barcelona pueden ser pasos tan audaces como temerarios aunque tienen como primer objetivo rebajar la tensión y romper el mono discurso victimista del nacionalismo secesionista catalán.

En todo caso esta iniciativa acaba con el inmovilismo que hasta ahora ha practicado el gobierno de Rajoy en esos lares, por lo que merece la pena el explorar, con mejores modales, nuevas vías de diálogo y entendimiento que si no producen frutos por la cerrazón nacionalista al menos cabe esperar que sean apreciados por amplios sectores de la ciudadanía catalana.

Naturalmente en la nueva política catalana de Rajoy no se puede incluir la vista gorda con el creciente desbordamiento de la legalidad al que ahora se dedican, como provocación sistemática, algunos protagonistas de la política catalana e incluso gobernantes y altos cargos de la Comunidad Autónoma.

Pero dicho esto está claro que algo nuevo hay que hacer con la crisis del desafío secesionista como también es cierto que, como dice Santamaría, los nuevos pasos deberían darse en buena sintonía con el PSOE (PSC) y C’s.

Hay que andar, pues, con pies de plomo pero andar y evitando errores y debates estériles como los que desde el nuevo FAES plantea José María Aznar a propósito de esta política de Rajoy y enfurecido con el comentario de la vicepresidenta en el que vino a decir que fue un ‘error’ aquella recogida de firmas del PP contra el estatuto catalán de Zapatero que luego fue recurrido y era inconstitucional como luego lo sentenció el Tribunal Constitucional.

Aznar lleva tiempo metiendo palos en la ruedas de los gobiernos de Rajoy porque el presidente ha roto con varias de las políticas (como la fiscal o la exterior) y sobre todo con los modales de los pasados gobiernos aznaristas. Y en su derecho están Rajoy de hacer lo que considere necesario para los españoles y Aznar de decir lo que considere oportuno sobre todo ello.

Pero el ex presidente Aznar debería considerar que la vigente crisis política e institucional de nuestro país obliga a pactos y entendimientos inéditos en la vida pública española. Y, aunque sea cierto que las firmas del PP en contra aquel Estatuto de Zapatero eran como poco tan discutibles que las firmas excluyentes del PP que suscribieron los promotores del ‘pacto del Tinell’ -con el PSOE-PSC incluidos-, ese era otro tiempo ya pasado que nada tiene que ver con la vigente y desafiante crisis catalana.

Porque si miramos hacia atrás acabaremos por encontrarnos en el inefable ‘pacto de Majestic’ de Aznar y Pujol. Y además olvida el presidente de FAES otra cuestión muy importante: que el PSOE ha facilitado recientemente con su abstención -y pagando por ello un alto precio político- la investidura de Rajoy y la permanencia del gobierno del PP.

Y aunque las protestas de Aznar contra Rajoy y Santamaría pueden dar cierta credibilidad a la nueva política catalana del PP no ayudan mucho. Por ello Aznar debería decir qué pretende con esta continua e intermitente bronca contra Rajoy y a qué juega o cuáles son sus últimas intenciones.

Porque tanta discrepancia en público contra el partido que el refundó y la búsqueda permanente de protagonismo mediático con llamamientos a los sectores más reaccionarios de la sociedad puede que a lo mejor escondan una profunda añoranza de la política por parte de Aznar. Y esa enfermedad solo tiene un tratamiento de choque: que se presente Aznar como candidato a presidir el PP en el congreso de febrero, o que rompa con el PP y funde el Partido Conservador en línea con Donald Trump que probablemente ya será su ídolo. Pero mientras decide si regresa o no a la política Aznar debería, al menos, dejar gobernar y en paz a Rajoy.


(*) Periodista


http://www.republica.com/el-manantial/2016/12/13/a-que-juega-jose-maria-aznar/ 

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