miércoles, 7 de diciembre de 2016

CCOO Enseñanza ante el Informe PISA 2016

MURCIA.- CCOO recuerda que PISA no valora los sistemas ni las políticas educativas y que se extralimita el valor de sus datos cuando se valora sólo con ellos al conjunto del sistema, de un centro, o de determinadas políticas, obviándose otros aspectos también cruciales de cualquier evaluación en materia educativa.

El informe pone de manifiesto una continuidad en los resultados obtenidos por las sucesivas oleadas de PISA, a pesar de la frecuencia de los cambios en las políticas educativas. La continuidad de los resultados nos recuerda que las políticas educativas y culturales son instrumentos de muy largo recorrido, con consecuencias pequeñas en el corto plazo y grandes en un periodo más largo. Específicamente, los resultados no están vinculados con la LOMCE. El alumnado examinado el curso pasado estaba cursando los programas LOE.
Otra constante de PISA es que los resultados más satisfactorios corresponden a chicos (masculino no genérico) con un nivel económico, social y cultural alto. Esto ratifica la vinculación de las competencias examinadas por PISA a entornos culturales determinados, considerados implícitamente por los evaluadores como buenos o deseables. Quienes viven en estos contextos, tienen ventaja en la evaluación y es que siempre hay un sesgo de valor en la mirada educadora. Algunos saberes se consideran tan importantes que merecen un esfuerzo tan grande como el que hace PISA, otros no. Es una elección política, cultural y económica. Si PISA midiera la eficiencia haciendo paellas, el alumnado valenciano estaría en cabeza del ranquin. Si lo que importara es saber nadar bien, tendrían ventaja los centros con piscina. Si se valorara la capacidad creativa o la vida saludable, Corea puntuaría mucho peor.
Los resultados medios de la OCDE han bajado ligeramente. CC.OO. entiende que las políticas de austeridad y de contención en el gasto educativo de la UE tienen mucho que ver que este hecho Ha aumentado el número de países participantes, modificando la centralidad original de los 500 puntos, por lo cual es más fácil acercarse a la media, sin mejorar las puntuaciones.
Entre los resultados para España de la edición 2016 (pruebas realizadas en 2015) destacamos como mejor noticia que se ha reducido el número de alumnos en el nivel más bajo, y que se reducen las diferencias entre los hijas e hijos de familias inmigrantes y autóctonas. Y es positivo ese dato porque una sociedad integrada e integradora debe mejorar los niveles de cohesión social y en ello la educación juega un papel crucial.
España mejora en lectura, llegando a los 496 puntos. En cambio, los cambios en ciencias y matemáticas no son significativos.
España es de los pocos países que desea que las pruebas PISA presenten resultados significativos a nivel territorial. Por CCAA, llama la atención la caída de resultados del País Vasco, que requerirá un mejor estudio de los datos para su explicación. El resto de CCAA presenta pocas variaciones respecto a ediciones anteriores. En España, las diferencias territoriales medidas por PISA son menores que en otros países con la educación más centralizada (Italia) lo que pone de manifiesto que la descentralización de la educación no repercute en pérdida de derechos. Todas las evaluaciones señalan que las diferencias territoriales se están reduciendo desde que las CCAA asumieron las competencias en educación. Esa reducción fue frenada por el gobierno de España al suprimirse desde el inicio de la anterior legislatura los fondos de cooperación y compensación territorial en educación que han dañado especialmente a las zonas con menor desarrollo de España.
Estos resultados se han obtenido en un contexto de fuerte reducción del gasto público en educación, y de un aumento del gasto privado que se está volviendo insostenible para las familias. También se vuelve insostenible el esfuerzo del personal educativo, que ha visto una reducción de plantillas severa y un empeoramiento de sus condiciones de trabajo y de su formación continua. El alumnado evaluado el curso pasado ha sufrido estas condiciones desde 2011 a 2015.
CCOO rechaza la valoración realizada por el MECD, pues después de haber manifestado durante toda la etapa Wert que nuestro sistema educativo era un desastre, ahora se argumenta que obtenemos unos resultados históricos sin que PISA muestre variaciones sustanciales.
Nada legitima a la OCDE para convertirse en el Ministerio mundial de Educación y condicionar así las decisiones políticas revistiéndolas con el tratamiento masivo de datos. En cambio, es necesario saber utilizar estos datos, junto con muchos otros, para ser usados en la reflexión y en las propuestas de mejora de la educación pública y del sistema educativo, en un proceso democrático y en continua mejora.
Para CCOO, el informe PISA es muy cuestionable porque no analiza los sistemas educativos y la cohesión social de su población y sólo evalúa algunos aspectos vinculados al capital cultural del entorno del alumnado, no analiza la asunción de valores ni el desarrollo del espíritu crítico en niveles obligatorios en que son cruciales estos contenidos pues marcarán una buena ciudadanía y el respeto a los principios democráticos y de solidaridad (curiosamente los países con mejores resultados no presentan los índices más positivos en algunos aspectos relativos a la integración social, a la solidaridad o al respeto por cuestión de género), y extralimita sus efectos en las políticas de los gobiernos por encima del interés que puede tener (que creemos que limitado) en análisis para estudios especializados
La mayor incoherencia de este estudio es que los centros pueden realizar entrenamientos para obtener buenos resultados por encima del aprendizaje real del alumnado. El propio MECD, en su web, entre otros organismos e instituciones, difunde cuestionarios para estos entrenamientos por lo que ni siquiera estos datos pueden ser del todo fidedignos.

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