Este pintoresco político que se llama Donald Trump que pronto será
presidente de los Estados Unidos, la primera potencia económica y
militar del mundo, sigue actuando como si aun estuviera en campaña
electoral, diciendo idioteces y provocando gratuitamente a todo el que
se le acerca. Además se ha rodeado de un equipo de gobierno que lejos de
atemperar sus instintos bronquistas los van a potenciar porque la
mayoría de los seleccionados son a imagen y semejanza de Trump. De
manera que quienes advirtieron del ‘riesgo Trump’ antes de la noche
electoral americana del 8-N no se van a equivocar.
Todavía no ha entrado Trump en la Casa Blanca y ya ha provocado más
de un incidente diplomático –como el de China y Taiwán- y ha dejado en
pésimo lugar a los aliados europeos y atlánticos de USA, mientras
mantiene la tensión con México y el resto de América Latina. Hasta con
el gobierno británico y conservador de Teresa May también ha tenido
Trump problemas al pretender imponer al eurófobo Nigel Farage como
embajador de Londres en Washington, lo que finalmente no consiguió.
Quienes advirtieron del ‘riesgo Trump’ no se van a equivocar. Como en
la fábula de la rana y el alacrán a Trump le puede el carácter y ello
nos garantiza muchos titulares en los medios de comunicación y también
el riesgo de políticas disparatadas en la escena y comercio
internacional. Aunque en el ámbito del comercio se puede equivocar
porque USA es un gran exportador pero, salvo en cierto armamento
sofisticado, no fabrica ni exporta nada que no pueda ser sustituido por
exportaciones similares de otros países.
De manera que se ande con cuidado el señor Trump no vaya a ser que la
Unión Europea, Australia, Japón, China y Corea del Sur refuercen sus
lazos comerciales y al final sean los Estados Unidos quienes soliciten
entrar en ese club que Trump desprecia de antemano.
En cuanto a la pretendida relación especial de Trump con Putin, mal empieza el presidente electo porque según anuncia The Washington Post
la CIA dice tener informaciones que prueban que el gobierno de Rusia
interfirió en la campaña electoral norteamericana a favor de Trump, lo
que va a ser investigado de manera oficial en el Congreso de los Estados
Unidos. Y Trump se volverá a equivocar si desprecia a los hombres
fuertes del Capitolio aunque el Partido Republicano controle la mayoría
de las Cámaras porque la independencia de muchos de los que allí se
sientan está probada en muchas legislaturas anteriores y no consentirán,
idioteces, abusos ni desafueros del presidente Trump.
En cuanto a la relación de Trump con Putin, que se cuide el americano
porque Putin proviene del KGB, es un ventajista jugador de póker y no
suele cumplir lo que promete, mientras proyecta su larga mano por los
antiguos territorios de la URSS y se está instalando en Siria como una
nueva potencia en el Oriente Próximo y el Mediterráneo oriental.
Se ha dicho hasta la saciedad que Donald Trump moderará su discurso y
actitud cuando llegue a la Casa Blanca, pero lo que está ocurriendo en
este tiempo de pre presidencia demuestra que eso no va a ser así y que
este personaje se va a empeñar en redefinir, él solo y por su cuenta,
las relaciones políticas y económicas internacionales como si los demás
que participan en el mundo globalizado en el que vivimos no tuvieran
nada que decir o que aportar.
Falta un mes para que Trump entre en la Casa Blanca y ya estamos
deseando verlo en su nueva mansión y al mando de la presidencia de los
Estados Unidos que ahora dejará Barack Obama con un balance muy positivo
de sus ocho años de gestión, máxime tras la herencia que él había
recibido de Georges W.Bush: las dos guerras de Afganistán e Irak, Bin
Laden y la crisis financiera internacional, entre otras cosas.
La herencia que recibe Trump, con bajo índice de paro en EE.UU. y sin
conflictividad social y prestigio en las relaciones de USA en el mundo,
vamos a ver lo que dura porque, como decíamos, a Trump le puede el
carácter y su populismo nacionalista y aislacionista lo va a equivocar.
(*) Periodista
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