CARTAGENA.-ANSE y científicos del Oceanográfico han
comparado datos de los dos últimos años sobre la evolución de especies vegetales en los fondos de la laguna. Y la investigación comprueba "la clara
influencia de los vertidos de nitrógeno y fósforo" procedentes de los
vertidos agrícolas y aguas residuales.
Ambas entidades han presentado un informe sobre el estado de conservación de los fondos lagunares del Mar Menor, donde había 13.780 hectáreas, coincidiendo con el mayor episodio de contaminación de la mayor laguna litoral española.
La presentación ha tenido lugar después de realizar un trabajo de comparación de los resultados obtenidos en su trabajo de Cartografía Bionómica del Mar Menor durante el año 2014. El estudio se ha realizado con el objetivo de conocer la afección que pudiera estar produciéndose en la vegetación bentónica y sus consecuencias sobre la ecología de la laguna. Estos trabajos forman parte de los objetivos establecidos en el "proyecto de conservación de arenales y lagunas costeras", que cuenta con la colaboración de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y del Ayuntamiento de Cartagena.
De las 880 hectáreas de Cymodocea docea
ha desaparecido el 59,71 por ciento, de las 6.277 hectáreas de
Cymodocea nodosa mixta lo han hecho el 94,93 por ciento, de las 0,58
hectáreas de Ryppia Cirrhosa se ha extinguido el 0,40 por ciento, y de
las 3.686 hectáreas de Caulerpa prolifera desapareció el 71,55 por
ciento.
Así lo dieron a conocer hoy en rueda de prensa el
presidente de ANSE, Pedro García, y el investigador del IEO Juan Manuel
Ruíz, quienes señalaron el drástico cambio en la calidad de las aguas de
la laguna por una proliferación masiva de fitoplancton que hizo que sus
aguas se tomaran verdes y extremadamente turbias.
Tanto es así
que en una inmersión realizada este año se vieron obligados a emplear
linternas led de gran potencia a tan sólo 5 metros de profundidad debido
a que sólo había un 1 por ciento de la luz que llegaba por la
superficie, lo que en el Mediterráneo ocurre a cien metros de
profundidad.
En las imágenes de vídeo grabadas por los
buceadores de ANSE y el IEO se puede ver claramente que no hay fauna ni
praderas y que incluso hay unas manchas blancas de bacterias por anoxia o
falta de oxígeno. Los buceadores tenían que ir agarrados uno a otro
para no perderse por la falta de visibilidad.
García dijo que
por fortuna existe una foto fija previa al "desastre ambiental" debido a
que en 2014 realizaron la primera cartografía de alta precisión del Mar
Menor "justo antes de que se produjera la hecatombe", y con un
inventario muy preciso de las presiones que sufría la laguna.
Juan Manuel Ruíz, del IEO, recordó que en 2014 llevaron a cabo 57 puntos
de muestreo y 190 inmersiones más para comprobaciones puntuales en las
que se comprobó que el 54 por ciento del fondo total del Mar Menor tenía
vegetación, llamándoles la atención entonces el abundante número de
Cymodocea, especie que se creía que había sido desplazada por la
Caulerpa, introducida cuando se abrió el Estacio.
En aquella
ocasión se documentó la existencia de altos índices de cobre por la
pintura de los barcos y los herbicidas de la agricultura, así como
alguna presencia de arsénico, cadmio y plomo, por los vertidos
históricos de la actividad minera, así como el impacto de la actividad
humana por los puertos, dragados y vertidos.
Desde el pasado mes
de mayo el IEO está midiendo los aspectos físico-químicos de la columna
de agua tras el cambio repentino de su calidad, y en esos análisis han
detectado una carga de partículas que no era especialmente alta con
respecto a 2014, pero sí la carga orgánica que era muy elevada e incluso
con imágenes de satélite se observó la fluorescencia de la clorofila
que se disparó desde la segunda mitad del año 2015.
El aumento
de plancton evita que la luz llegue al fondo cuando las plantas marinas
necesitan como mínimo un 11 por ciento de la luz que entra en
superficie.
En unas inmersiones realizadas tras estas mediciones
se comprobó que en la parte central era un desierto sólo con sedimentos
fangosos y que no había nada de vegetación por debajo de los 3 metros
de profundidad y cuando cogieron muestras de las praderas existentes en
la zona perimetral para medir su fotosíntesis comprobaron que el balance
de carbono era muy bajo e incluso negativo en zonas como Playa Honda.
Pedro García aseguró que a día de hoy es imposible cuantificar en que
tiempo se podrá recuperar el Mar Menor, mientras que Juan Manuel Ruíz
aseguró que la calidad del agua "no está mejorando" y actualmente no ven
ningún signo de mejora.
A su juicio, hay que trabajar para
eliminar las presiones de todo tipo que han causado el deterioro del
agua y el trabajo para ello resulta "muy complicado" porque supondría,
entre otras cuestiones, reestructurar aspectos como la agricultura
intensiva del campo de Cartagena.
Pedro García calificó de
"auténtico escándalo" la destrucción de las praderas del Mar Menor y
"esa foto fija es extremadamente grave", por lo que habría que actuar en
la contaminación en origen y la actividad agrícola es un punto clave,
para el dirigente ecologista.
Comentó que el pasado miércoles
acompañaba a un equipo del "Escarabajo Verde" de TVE y se toparon con la
desagradable sorpresa de un vertido de 120 litros por segundo en la rambla de El
Albujón.
"No se va a solucionar nada si la agricultura se va a
practicar como hasta ahora", añadió, y denunció que el problema viene de
hace décadas por lo que "no debe ser tan simple como para que se
solucione todo en dos meses".
"La Administración debería tener
un poco más de cautela y decir la realidad", opinó García, quién aseguró
que las medidas adoptadas hasta ahora "se quedan cortas y faltan otras
muchas".
Al respecto, señaló que técnicos de la UE han echado en falta
concreción y definición de las medidas y compromisos que se quieren
alcanzar.
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