sábado, 12 de noviembre de 2016

El Programa 2020 / Ramón Cotarelo *

Me pilla esta noticia de la comisión de sabios leyendo el último libro de Javier Paniagua (El socialismo. De la socialdemocracia al PSOE y viceversa), editado por Cátedra, y de inmediato me ha venido a la memoria la historia del "Programa 2000", que relata Paniagua con bastante sentido del humor. Es que son spitting images o, como decía una tía mía de raigambre gallega, escupidiños.

Hay un pálpito general, compartido, de que el PSOE pasa por momentos de tribulación, de turbulencias. Hay conciencia de excepcionalidad y, por lo tanto, de transitoriedad. Las discrepancias arrancan en la duración de esa transitoriedad. Las bases parecen exigir congreso y primarias de urgencia y a la voz de "ya". La junta gestora prefiere tomarse su tiempo. El partido está desnortado. La junta advierte la necesidad de replantearse fines y medios, táctica y estrategia, poco menos que refundar el PSOE. Y ahí es donde aparece el Programa 2000 pero hoy, mismo procedimiento, mismos resultados. Se reúne una amplísima comisión de sabios, se elaboran unos papeles salidos de diversas brainstorming sessions y luego se remiten a las agrupaciones para comentarios. 
 
Al final, hay una montaña de papel imposible de racionalizar en proyecto alguno viable. En consecuencia, se nombra un comité reducido de la comisión de sabios para que redacte un texto conciso, resumido, a modo de catecismo y que, por la fuerza de las cosas y la necesidad de contentar a todo el mundo, no dirá nada nuevo. Pero habrán transcurrido diez meses que quizá sea de lo que se trata, según apuntan los maliciosos del campo de Sánchez.

Si realmente se buscara una refundación del PSOE, ¿no hubiera sido más razonable remitirse a la Conferencia Política y la Declaración de Granada de los tiempos de Rubalcaba? Ni se ha intentado. Prueba de que aquellas manifestaciones no tenían contenido real y eran una justificación del giro del PSOE hacia un partido de centro, de Estado, dinástico y turnista. Justo lo que le ha llevado a la situación en que se encuentra.

Sánchez, a su vez, parece lanzado a un autoconstituido proceso de primarias que ya están cuestionándole las gentes del aparato. Primero la revisión doctrinal y, luego, la cuestión personal. El proyecto de Sánchez de peregrinar por las agrupaciones puede ser un motivo más de enfrentamientos en el PSOE, según sean las tendencias de las agrupaciones, por o contra Sánchez.

"Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete".
 
 
Prohibir el recurso al pataleo
 
 
Inauguran su mandato como siempre: prohibiendo algo. Con la "Ley Mordaza" creían haberlo prohibido todo, pero se olvidaron de las burlas a la Ley. Ahora quieren prohibir las burlas y, ya puestos, todas. Porque eso es lo que son mayoritariamente los memes, burlas. El hasta ahora respetado derecho al pataleo. Para ello se invoca el derecho al honor. Un laberinto de interpretaciones. Si alguien, por ejemplo, ha cobrado comisiones ilegales, el derecho al honor vulnerado no está en el hecho en sí sino en el modo de comunicarlo. Porque los memes son comunicación. 
 
Es la imagen lo que se persigue; pero tampoco debe de ser eso porque, antes de internet, los memes eran dibujos, chistes, caricaturas que se remontan a los orígenes de la prensa. Los memes, los inocentes memes, pertenecen a la tradición de la caricatura. Muchas veces, los caricaturizados no se complacen con sus caricaturas pero de ahí a prohibirlas por ley media un trecho. Claro, a lo mejor no son las imágenes en sí, sino eso que se llama su "viralidad", esto es, que se difundan en cuestión de horas y que sean tan ingeniosas.

El honor es categoría social, por lo tanto la norma deja un amplio margen interpretativo a los jueces pero ahora quiere recortarlo sacando los memes de toda interpretación, prohibiéndolos de raíz. Y ¿cuál es el criterio para prohibirlos? La publicación de imágenes sin consentimiento, se entiende que expreso. Pero eso haría imposible el trabajo de los medios audiovisuales, gráficos y escritos que cubren los actos públicos de los partidos, por ejemplo. Si ls imágenes no pudiesen difundirse sin más, los actos no serían tan públicos; más bien privados. Y si los medios suben las imágenes, ¿cómo se va a impedir que otros suban las imágenes de los medios que traen las imágenes de aquellos cuyo derecho al honor ha de protegerse?

Prohibir los memes en las redes es prohibir los chistes. 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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