martes, 29 de noviembre de 2016

Filipinas busca alternativas a Donald Trump / Ramón Vilaró *

El océano Pacifico, así bautizado por los navegantes españoles del siglo XVI durante casi tres siglos, era incluso considerado como el “lago español” al controlar, prácticamente, las dos riberas del mismo con los famosos Galeones de Manila, que pronto tendrán réplicas en un museo exclusivo en la capital Filipina. Aquella colonización hispánica fue sustituida por la estadounidense, al final del siglo XIX. Desde entonces, incluso tras la independencia de Filipinas, en 1946, las relaciones entre Manila y Washington siempre habían sido muy estrechas.

Pero las cosas están cam­biando con el pre­si­dente Duterte, con un claro acer­ca­miento a China y Rusia, sin perder de vista las con­se­cuen­cias, por ejem­plo, que pueden tener para Filipinas la lle­gada a Donald Trump a la pre­si­dencia de EE.UU.

El anuncio de Donald Trump, de de­rogar el Tratado Comercial Transpacífico (TPP), que Obama no llegó a pre­sentar al Congreso, pone en alerta a Filipinas, junto a los otros 11 países fir­mantes en ambas ri­beras del Pacifico, a ex­cep­ción de China. Trump quiere sus­ti­tuirlo por acuerdos co­mer­ciales bi­la­te­rales con cada país en una zona geo­grá­fica que mueve el 40 % del co­mercio mun­dial.

El pre­si­dente Duterte ya ha reac­cio­nado anun­ciando su in­terés en in­gresar en Acuerdo Regional Económico de Cooperación (RCEP), im­pul­sado por China. En la línea de ale­jarse de sus vínculos his­tó­ricos con EE.UU, como de­mostró en la re­ciente Cumbre de la Asociación de Cooperación Económica Asia-Pacifico (APEC), ce­le­brada en Perú (Lima). Un foro en el que Duterte, man­tuvo ex­tensas reuniones con el pre­si­dente ruso, Vladimir Putin – a quien de­finió como su ídolo – y con el pre­si­dente Chino Xi Jinping. Con el pre­si­dente es­ta­dou­ni­dense, Barack Obama, ni se ha­bló, tras ha­berle in­sul­tado hace unos meses previó a otro en­cuentro in­ter­na­cio­nal. ¿Qué pa­sará cuando coin­cidan Duterte y Trump, dos per­so­najes lle­gados al poder con sus pro­gramas po­pu­listas y duros len­gua­jes? Es pro­bable que se caigan bien, al margen del dis­tan­cia­miento de las re­la­ciones entre Manila y Washington.

Al margen de una po­lí­tica in­terna po­lé­mica con más de 4.000 muertos por la po­licía de tra­fi­can­tes, o pre­sun­tos, de dro­gas, o del en­tierro del ex pre­si­dente y dic­ta­dor, Ferdinand Marcos, en el ce­men­terio de los Héroes Nacionales, el pre­si­dente Rodrigo Duterte su­pera el 80 % de po­pu­la­ridad a los cien días de su pre­si­den­cia. Y, en po­lí­tica ex­te­rior, muestra una gran dosis de prag­ma­tismo, el es­quivar un choque di­recto con China, el nuevo amo de la zona, por el li­tigio de los arre­cifes de las Spratley.

Unos is­lotes con ricos fondos en gas y pe­tró­leo, en una zona del Pacifico ya bau­ti­zada como el mar de China, a cambio de in­ver­siones mi­llo­na­rias chinas en Filipinas, sobre todo en in­fra­es­truc­tu­ras. El Pacifico, además de su cí­clica ge­ne­ra­ción de ti­fo­nes, puede ser es­ce­nario de tor­mentas po­lí­ticas y co­mer­ciales con las de­ci­siones de Donald Trump. La re­ti­rada del TTP es el primer ejem­plo.


(*) Periodista

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