martes, 22 de noviembre de 2016

Trump no descansa / Pablo Sebastián *

El presidente electo de los Estados Unidos no descansa y mantiene en plena actividad su particular ‘fábrica’ de noticias y espectáculos variados que inundan los medios de comunicación de todo el mundo y en especial de su país. Donde acaba de inaugurar unos monólogos televisivos a través de Twitter -un remedo del plasma de Rajoy- en los que ya ha anunciado que ‘indulta’ a Hillary Clinton -que no la piensa investigar- y que romperá los acuerdos comerciales de USA con medio mundo empezando por los de la zona del Pacífico.

Lo de los monólogos en vídeo en Twitter ha llamado la atención en USA porque da la impresión que Trump no piensa ofrecer ruedas de prensa ni entrevistas (acaba de suspender de manera brusca una que había acordado con The New York Times) para no verse acorralado con algunas preguntas ‘indiscretas’, porque en su entorno temen que Trump responda cometiendo errores o de mala manera, lo que al final empeoraría la situación.

Es decir, los primeros que temen a Trump son los suyos. Los de su equipo y luego vienen todos los demás, incluidos los primeros dirigentes de otros países como la primera ministra británica Theresa May que ha tenido que decir ‘no’ a la pretensión de Trump de que Inglaterra nombre embajador en USA al eurófobo Farage (veremos si no le pide a Rajoy que nombre en Washington a José María Aznar).

Lo que está claro es que Trump no va a defraudar a nadie ni sus adversarios tampoco lo van a dejar en paz. Su mandato presidencial, si es que logra acabarlo, se convertirá pues en un tobogán infernal político y mediático dentro y fuera de los Estados Unidos.

De ahí que la cuestión que se empieza a plantear en Washington es la de quién le pone el cascabel al elefante furioso de la Casa Blanca, o quién lo puede controlar para evitar que abra la caja de los truenos sin pensárselo y con asiduidad.

De momento todos los seleccionados para su equipo de la presidencia o para su gobierno son considerados ‘ultra’ entusiastas conservadores y fieles seguidores de Trump, sin que por el momento aparezca un contrapeso de cierta moderación -¿acaso Mitt Romney en la secretaría de Estado?- por dos motivos: porque Trump no quiere, o porque a lo mejor el invitado en cuestión no se atreve a subirse al buque de Trump, por lo que pueda pasar.

Ahora bien si el pretendido ‘emperador’ del mundo actual está loco o lo parece que se ande con cuidado porque estos no son los tiempos dorados de la Roma imperial donde personajes como Calígula o Nerón podían gobernar. Y menos en el mundo trepidante y comunicado en el que vivimos y cuando sabemos que en Washington el Congreso no se va amilanar, ni la UE, ni China, ni otros países por muy pequeños que sean (Cuba incluida), y menos aún las redes sociales que él utiliza o los medios de comunicación.

Lo que está claro es que con Trump en la Casa Blanca habrá tensión política, económica, mediática y social. En realidad ya está en marcha pero irá a mas. Eso sí, de momento nos conformamos con que esas tensiones no lleguen al terreno de lo militar.


(*) Periodista


http://www.republica.com/el-manantial/2016/11/22/trump-no-descansa/ 

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