martes, 29 de noviembre de 2016

Castro: lo que quedará de su herencia y lo que pasará / José Oneto*

Esta tarde en La Habana, madrugada en España, siguen los actos de las honras fúnebres de Fidel Castro, con una ceremonia multitudinaria en la Plaza de la Revolución, lugar emblemático en la reciente historia cubana, en el que estarán presentes representantes de más de un centenar de países, entre ellos numerosos Jefes de Estado. 

Este acto marca el inicio de una semana de honras fúnebres que culminará el próximo domingo con el entierro de sus restos en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, en donde se encuentra también enterrado el héroe de la independencia José Martí. Las cenizas de Castro no han sido colocadas en la Plaza de la Revolución, sino que se encuentran en la sede de las Fuerzas Revolucionarias y, hasta ahora, todos los homenajes los ha presidido una enorme foto de Castro en Sierra Maestre, en donde empezó la ofensiva guerrillera contra el dictador Fulgencio Batista.

Mientras tanto, los grandes periódicos del mundo siguen analizando lo que fue el largo mandato unipersonal de Castro, que se prolonga con su hermano Raúl y que, incluso, hay quienes apuestan se puede ir prolongando por una sucesión dentro de la propia familia, en la figura de Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl y sobrino de Fidel, coronel de los servicios de seguridad, conocido como “El tuerto”, por la falta de un ojo que perdió en la guerra de Angola. En estos momentos, dada la situación del país, sería la salida más grotesca y con menos posibilidades.

“Retirarse al búnker suele ser la respuesta usual de La Habana ante la incertidumbre” es la tesis del Financial Times” que cree probable una represión de la disidencia. En medio de una semana de duelo nacional, el Gobierno ha lanzado una campaña para conseguir que millones de cubanos firmen una promesa de ser fieles a “las ideas de Fidel y a nuestro socialismo”. Además, la burocracia socialista es inherentemente contraria al cambio. Y, si Raúl lo deja en 2018, como prometió, sus hijos y familia política podrían sostener la dinastía.

Si Trump confía realmente en “América Primero”, se comprometerá con La Habana, en lugar de retirarse. Redunda en el interés de Estados Unidos competir con Rusia y China en el Caribe y permitir que las empresas estadounidenses entren en la Isla. Cuba que adopta una línea dura contra el tráfico de drogas y desempeñó un papel clave en conseguir que los rebeldes marxistas colombianos depusieran las armas, es un aliado natural contra el terrorismo. 

“Un acercamiento continuado no garantiza un final feliz para el Gobierno de Fidel, pero incrementa las posibilidades de un aterrizaje suave. La alternativa es cerrar la puerta de un portazo; pero esto sólo dificultaría, en lugar de acelerar, los limitados aunque importantes cambios que están teniendo lugar en Cuba y que han mejorado la vida de muchos cubanos y debilitado el control estatal sobre sus vidas. Para Fidel, invertir ese progreso sería la última victoria desde la tumba”.

Por su parte Le Monde, que destaca más las luces que las sombras, en el balance que hace del reinado del líder de la Revolución, se pregunta qué es lo que quedará de la herencia de Fidel ¿Una revolución que, cruelmente, se ha comido a sus hijos, sin sacar al pueblo de la miseria? ¿Un hombre que ha encarnado la resistencia al imperialismo americano en la región? ¿La imagen de un dictador cínico que vive en el lujo con una nomenclatura de privilegiados bajo la protección de una despiadada policía secreta? ¿Un hombre que habría sido uno de los peones de la URSS, en particular en África durante la guerra fría? “La historia retendrá todo esto a la vez, sin caer en las trampas del lirismo y del exotismo”.

“Ese cambio se producirá ahora”, sostiene el periódico británico The Times. Raúl Castro tomó el poder de su hermano hace ocho años, pero no ha llevado a cabo más que unos cuantos ajustes en el sistema. Incluso el acercamiento con Estados Unidos y la visita de Obama evidenciaban una aceptación a regañadientes de los dos Castros. “Washington, ahora, tiene la oportunidad de convencer a Cuba de que tome el camino hacia la libertad. Para esto será́ necesario más paciencia y astucia de la que el presidente electo Trump ha demostrado hasta el momento”.

Lo que parece evidente es que para la mayoría de la gente, Cuba no es la estrella brillante en el firmamento, sino un país que depende de una manutención, de Rusia, de Venezuela y de los cubanos exiliados en Florida. “Que la relación con Estados Unidos siga mejorando, no depende solamente de la cúpula en La Habana editorializa el diario alemán Frankfurter Allgemaine Zeitung, pero sí que sigan un rumbo valiente de apertura política y económica, ahora que el máximo líder ya no tiene su mirada puesta”.


(*) Periodista y economista

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