domingo, 27 de noviembre de 2016

Y ahora, ¿después de Fidel, qué? / José Oneto *

Fue uno de los primeros tuit que dio la vuelta al mundo en la madrugada del sábado 26 de Noviembre, poco después de que al actual presidente de Cuba, Raúl Castro, anunciara la muerte de su hermano y líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz. Fue un tuit que me pareció conmovedor y, en el fondo, de una gran ternura: “Faltan varias horas para el primer amanecer sin Fidel Castro que he vivido en mi vida…”. El tuit pertenecía a la bloguera cubana Yoani Sánchez, autora de uno de los blogs más leídos del mundo: “Generación Y”.

Un blog que ha pasado por todo tipo de peripecias políticas, y que traducido por voluntarios de fuera de Cuba a una quincena de idiomas, es la información diaria que siguen quince millones de personas, y que desde la Habana, envía Yoani Sánchez, 41 años, hija de militantes comunistas y galardonada con todo tipo de Premios (para ella el partido español UPyD pidió el Nobel de la Paz), entre ellos el Ortega y Gasset del periódico El País. Seguía siendo madrugada en La Habana y Yoani como si estuviese viviendo un sueño contaba.: “El hombre que decidió cada detalle de la #Cuba en la que nací y crecí, ya no está”. “Una extraña levedad se extiende por la Isla”, describió más tarde.

Mi madre creció bajo Fidel Castro, yo nací bajo Fidel Castro… mi hijo nació bajo Fidel Castro, mis nietos nacerán sin Fidel Castro”, afirmó. Y agregó: “Fidel Castro murió este 25 de noviembre, pero el ‘fidelismo’ lleva varios años sepultado”. “No está, se fue, hemos sobrevivido a Fidel Castro”, aseguró, para después, definir la partida del líder revolucionario como “el portazo final al siglo XX”.

Y efectivamente, llevaba sepultado desde hacía una década, cuando, enfermo y cansado, a punto de morir y después de que le salvase una operación a vida o muerte, el que en La Habana se conoce como el “doctor milagros”, José Luis García Sabrido, 71 años, jefe del servicio de Cirugía General III del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, cede el poder a su hermano Raúl. Entonces el Comandante, cambia el traje militar por el chándal y deja de aparecer en la Televisión con sus largos e interminables discursos sobre las vacas, su producción de leche, y su obsesión de explicar cómo se podía crear una raza propia más productiva, o enseñando a cocinar con la nueva olla soviética que acababa de llegar de Moscú, o dando consejos a los agricultores, sobre lo que había que plantar y cómo, o relatando durante horas, los logros y éxitos de la Revolución.

Desde hace años, como pasó en España, la opinión pública se preguntaba angustiada el “después de Franco, ¿qué? (“después de Franco, decían los franquistas, “las Instituciones”), en Cuba, los cubanos también se preguntan qué pasará después de Fidel, cuando en realidad, después de Fidel ha venido su hermano, que era vicepresidente del Gobierno, segundo secretario general del Partido Comunista, y ministro de Defensa. En estos diez años de reinado de Raúl, se ha legalizado el trabajo por cuenta propia, ha aumentado la compra y venta de automóviles y casas, se ha liberalizado el consumo, las remesas han aumentado espectacularmente, se ha producido una notable apertura en la inversión extranjera, se ha flexibilizado algo la política migratoria, el aumento del turismo ha sido notable, y la apertura iniciada por Barack Obama está haciendo cambiar muchas cosas en La Habana.

Hay cambios con los que Fidel no estaba muy de acuerdo porque el Comandante, seguía siendo la última instancia y no todo lo contaba en sus “Reflexiones” que eran la manifestación de la doctrina oficial y de lo que pensaba el líder de la Revolución. Por eso, habrá que preguntarse no después de Fidel, que sino “después de Raúl, ¿qué?, e incluso ,”después de Obama ¿Qué?”, porque después de Obama, dentro de unas semanas, viene Donald Trump y Trump, por lo menos en su campaña electoral, ha prometido revertir la política de los demócratas y de Obama, aunque eso no garantiza nada porque ha dicho eso y… lo contrario. Su reacción a la muerte de Fidel, con todo tipo de descalificaciones, es una muestra, según algunos analistas, de que los acuerdos de su antecesor están heridos de muerte.

Lo más probable es que, por el momento en Cuba no cambie nada o que, en todo caso, las reformas que ha comenzado a introducir Raúl se aceleren poco a poco, buscando convertir a la isla en un modelo parecido al de China o Vietnam. Raúl, tiene 85 años y ha prometido retirarse en 2018 para dar paso a una nueva generación, cuyo representante más visible hoy es el vicepresidente Díaz Canel, 55 años, duro ideológicamente, pero pragmático y que siempre se ha movido en la órbita de los dos hermanos. Sería el representante de una “sucesión ordenada”, a menos que en estos dos próximos años alguien descubra una “conspiración” y se produzca otra nueva purga, como ocurrió hace cuatro años, cuando cayeron Carlos Lage Dávila y Felipe Pérez Roque, que según Fidel “se rindieron a las mieles del poder” y se vieron envueltos, sino en actos de corrupción, en actividades incompatibles con la “moral revolucionaria”.

Y todo bajo la atenta mirada del Ejército que controla las principales empresas del país, un sesenta por ciento de lo que es hoy la economía de Cuba.


(*) Periodista y economista


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