Las reticencias que Donald Trump anunció en su campaña electoral
contra la OTAN, calificando de cara y ‘obsoleta’ la Alianza Atlántica,
podrían tener efectos ‘colaterales’ en las relaciones estrictamente
bilaterales que USA mantiene con España (y otros países aliados). De ahí
que sería interesante que el Gobierno de Rajoy y su ministra de
Defensa, Cospedal, empiecen a meditar sobre ello como sin duda se hará
también en el Parlamento español.
Pero aún estamos en el umbral de la nueva presidencia USA. Y mientras
Donald Trump continúa sacando de su chistera de Tío Sam la lista de su
equipo ultraconservador, Barack Obama se ha reunido en Berlín con los
primeros dirigentes de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y España
para despedirse de ellos como presidente de EE.UU. y para avisarles de
lo que les espera con Donald Trump en las relaciones trasatlánticas de
los próximos cuatro años.
Cabe pensar que Obama habrá pretendido, por una parte, tranquilizar a
los primeros aliados de USA en la UE y la OTAN diciendo que Estados
Unidos mantendrá sus compromisos y que instituciones americanas como el
Senado podrían corregir algunos disparates de Trump. Pero Obama también
habrá puesto en guardia a los europeos sobre el riesgo de un cambio
sensible en las políticas comerciales y de seguridad por parte de la
Administración de Trump para que los aliados estén preparados ante
semejante eventualidad.
Naturalmente, lo más importante de cara a esta incertidumbre radica
en la necesidad de que estos primeros dirigentes europeos estén unidos y
pacten una estrategia común frente a Trump. Lo que no será fácil por la
salida de Gran Bretaña de la UE que se iniciará en marzo de 2017 y por
la actitud de la ‘premier’ May que parece más favorable a reforzar la
‘especial relación’ de Gran Bretaña con Estados Unidos en menoscabo de
la UE y la OTAN donde Inglaterra figura como segunda potencia militar
por detrás de USA.
Lo que obligará a la Europa continental a desarrollar una nueva
política de Defensa y ya veremos si también a replantearse algunos de
los acuerdos bilaterales que países europeos, como España -con bases
conjuntas con USAR en Morón y Rota y el escudo anti misiles USA en la
bahía de Cádiz- mantienen con EE.UU. de manera bilateral y al margen del
Tratado Atlántico multilateral.
Sin duda es pronto para imaginar lo que puede pasar pero no estaría
nada mal que el gobierno de Rajoy comience a preguntar al equipo de
Trump sobre sus planes en el ámbito de la defensa tanto en la OTAN como
en la relación bilateral de USA con España. De hecho son muchos y
notorios los países que ya han tomado contacto con Trump o con su equipo
por ello España también debería tomar alguna iniciativa por lo que
pueda pasar.
(*) Periodista
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