Son muchos y preocupantes los acontecimientos internacionales que
reclaman la atención de la Unión Europea y en ella la presencia de un
gobierno de España, que lleva casi un año desaparecida a la espera del
que será el último intento de investidura de Mariano Rajoy el próximo
día 29 si para entonces el PSOE, como parece, ya ha decidido que sus
diputados, o una amplia mayoría de ellos, se abstengan para permitir que
el líder del PP forme gobierno.
Y no solo para que se ponga un punto final a la crisis institucional
de España y se reactive la economía y la lucha contra el paro sino
también para acabar con la flagrante ausencia de nuestro país de los
primeros escenarios internacionales donde están en juego muchos
intereses de la UE en general y de España (fondos estructurales entre
otras cosas) en particular. Y ahí incluidas las expectativas de nuevas e
importantes inversiones extranjeras que podrían acudir a los mercados
españoles a nada que se vislumbre la presencia de un Gobierno y un
horizonte con estabilidad.
Mientras tanto la escalada de la tensión internacional no cesa como
se aprecia en las tensiones entre rusos y americanos sobre la crisis
militar y humanitaria de Alepo en Siria. Máxime cuando en Irak se
anuncia un ataque decisivo a las posiciones del ISIS en Mosul que podría
cambiar el curso de esta guerra contra el Califato terrorista si los
iraquíes y sus aliados occidentales y de fuerzas afines en la zona
logran la conquista del que aún es el principal reducto del Estado
Islámico.
A su vez, las potencias europeas siguen con la máxima preocupación
las oleadas de refugiados sirios y de inmigrantes centroafricanos que
parten de las playas de Libia, país donde el descontrol político y
militar ha dejado penetrar al islamismo radical hasta el punto de
convertirse en el segundo foco de la amenaza terrorista islámica para la
UE.
Y a no perder de vista el radicalismo creciente de la primera
ministra británica Teresa May, que pretende llevar la crisis del Brexit a
límites extremos de confrontación con la UE. Lo que está despertando
máxima inquietud en medios financieros británicos mientras en Escocia
renace la idea de un segundo referéndum de independencia para que ese
país se pueda integrar en la UE.
Y a no perder de vista las elecciones presidenciales de Estados
Unidos donde se mantiene la máxima expectación ante el riesgo del
triunfo de Donald Trump incluso y a pesar de que los sondeos
preelectorales le ofrecen a Hillary Clinton una importante ventaja de 15
puntos sobre el candidato republicano. Aunque falta por ver si Trump
logra movilizar a los abstencionistas de la llamada ‘América profunda’ y
rural para dar la sorpresa en la noche electoral del 8 de noviembre que
está al llegar.
En todo ello y en la América hispana, donde nuestro país se prepara
para participar -sin un gobierno con plenas funciones- en la cumbre
Iberoamericana de Cartagena de los días 28 y 29 de este mes, debe de
estar presente con voz, voto e influencia España. A ser posible con un
pacto de acción exterior de Estado y mayoritaria en el Parlamento para
la defensa de los intereses generales del país.
Pero para que esto ocurra hace falta un gobierno que ponga en marcha el
país y que, en su composición y esa debe ser una tarea importante de
Rajoy, no aparezcan personajes y aristas que anuncien tensiones y una
permanente confrontación al menos diplomacia y en política Exterior.
(*) Periodista
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