domingo, 2 de octubre de 2016

A todo esto… ¿Y si Sánchez quiere volver? / José Oneto *

Veinticuatro horas después del esperpéntico Comité Federal Socialista del sábado en el que el partido ha quedado dividido en dos, se han roto muchas amistades y compromisos, lo que es la fraternidad y el compañerismo ha sufrido un golpe difícil de recuperar, las amistades se han resentido y, en la calle, militantes socialistas y de otros partidos, han intentado convertir al dimitido secretario general Pedro Sánchez en un “mártir” que ha luchado contra los poderosos y contra los intereses del Ibex (discurso fomentado, además, por Podemos, los mismos que boicotearon la posibilidad de que pasase la investidura porque desde entonces estaban preparando el “sorpasso” que ahora dicen tener en la palma de la mano), la verdad es que, después de todo eso, las incógnitas y las dudas sobre lo que puede pasar en un PSOE, que ha quedado herido de muerte, ocupan todo el interés informativo de este fin de semana, relativamente tranquilo, después de la batalla.

Despejada la incógnita de la Gestora presidida por el nombre que adelantó Susana Díaz (el presidente de Asturias, Javier Fernández, al que acompañan representantes de todas las federaciones, menos la catalana que está pendiente de elegir en primarias, entre Iceta y Nuria Parlon), están pendientes los cambios en el grupo parlamentario, teniendo en cuenta que, por primera vez, hay diputados que están dispuestos a romper la disciplina de voto y no obedecer, por ejemplo, si hay consigna de abstención en la nueva investidura de Rajoy antes del 31 de Octubre, día que termina el plazo para unas terceras elecciones, aunque ese tema lo pueden resolver asegurándose una docena de abstenciones de leales.

Esos extremos tendrán que resolverse (otra incógnita) en el Comité Federal que se tiene que reunir el próximo sábado 8 de Octubre que, con toda seguridad levantará el “No” a Rajoy, después de intentar vender cara la abstención, aunque tal como está la situación, tendrán que venderla a precio de saldo y con la garantía, además, de que no sólo se abstendrán en la investidura, sino que aprobarán los Presupuestos Generales del Estado. Es decir que será una legislatura corta de año y medio pero estable. Se ignora si Sánchez, que el sábado no anunció su renuncia al escaño, asistirá al Pleno de investidura de Rajoy, ya que si asistiese, se vería obligado a votar en contra, como ha venido insistiendo hasta el mismo día de su dimisión, hasta convertir el “No, no y no” en su seña de identidad, reflejada el sábado por decenas de manifestantes, en la calle Ferraz.

Sin embargo, la gran incógnita, la definitiva, que desde la noche de la dimisión ha comenzado a manejarse en la dividida dirección socialista y entre la militancia, está en saber sí, conociendo el carácter de dureza del personaje, su juventud y su capacidad de lucha y resistencia, está dispuesto a acudir a unas nuevas primarias que convoque el Comité Federal en el Congreso que tendrá que celebrarse, después de investido Rajoy. Conocen poco a Sánchez los que creen que abandonará la política y se refugiará en sus clases en la Universidad, como ha hecho su adversario, el defenestrado en Madrid, Tomas Gómez, por la misma Ejecutiva que, ahora, ha sido substituida por una Gestora.

Hace tres años, Pedro Sánchez, que de concejal del Ayuntamiento madrileño con Trinidad Jiménez, por renuncia de dos de sus compañeros de lista, había entrado de diputado en septiembre de 2009 por renuncia del que fue vicepresidente con Zapatero, Pedro Solbes, comenzó a aparecer en algunas tertulias como comentarista político y analista. En alguna, coincidí con él, y me sorprendió cuando, con seguridad me anunció un día que iba a iniciar un largo recorrido por todo el país. Creo que le pregunté, en broma, si iba a hacer el Camino de Santiago. Muy serio, me contestó que iba a comenzar la campaña para ser secretario general del PSOE en unas primarias entre la militancia. Me dijo que el primero que lo sabía era quien es ahora, el exitoso alcalde de Don Benito, José Luis Quintana, con quien recientemente compartí, en su tierra, un fin de semana inolvidable, que me corroboró la historia.

Estaba tan seguro de ganar que ganó apoyado nada más y nada menos, que por Rubalcaba, Zapatero y Susana Díaz. Ganó, resistió hasta el final, y el sábado, después de una batalla que duró más de doce horas, perdió. Sería no conocerle si no creyese que volverá y que es, muy posible que se presente a las primarias que se convoquen antes del próximo Congreso del partido.


(*) Periodista y economista


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